El desempleo bajó hasta 7,5 por ciento entre julio y septiembre pasados. La cifra había sido anticipada por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y ayer el Indec difundió los datos pormenorizados. El 7,5 representa una leve mejora de 0,4 punto porcentual respecto del segundo trimestre de 2010 y el descenso es mayor si se compara con el mismo período del año pasado, cuando el impacto de la crisis económica global sobre la estructura de empleo elevó la desocupación hasta 9,1 por ciento. La recuperación en el mercado de trabajo refleja el crecimiento del empleo registrado en la mayoría de los sectores productivos. La caída en la tasa de desocupación no fue generalizada en todo el país.

Durante el tercer trimestre del año, para los 31 aglomerados urbanos relevados, la tasa de actividad se ubicó en 45,9 por ciento y la tasa de empleo en 42,5 por ciento, valores similares a los registrados entre 2007 y 2009. La subocupación, los ocupados que trabajan menos de 35 horas semanales por causas involuntarias, cayó hasta el 8,8 por ciento, contra el 10,6 de igual lapso de 2009 y el 9,9 del segundo trimestre de 2010. Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), la desocupación alcanzó a 852 mil personas y los trabajadores con problemas de empleo superan el millón. Estos datos se circunscriben a los 31 aglomerados analizados.

En el Ministerio de Trabajo consideran que el desempleo continuará bajando y estiman que antes de fines de 2011 el indicador podría ubicarse en alrededor del 6 por ciento. Por su parte, distintos analistas e investigadores advierten que el fuerte crecimiento económico observado en lo que va del año, cercano al 9 por ciento, no se refleja en el mercado laboral. Desde esa perspectiva, el modelo de generación de empleo vigente desde 2003 estaría evidenciando señales de ralentización.

Los funcionarios de la cartera laboral rechazan taxativamente ese argumento. El ministro Carlos Tomada reconoce que difícilmente en el corto plazo se retorne a la relación entre la creación de empleo y crecimiento del PIB registrada en momentos como 2005, pero sostiene que la dinámica del mercado de trabajo continuará mejorando. Anteayer se dieron a conocer los datos de la Encuesta de Indicadores Laborales del tercer trimestre del año. Los datos que surgen de ese relevamiento evidenciaron un crecimiento del 0,8 por ciento en el empleo registrado. Esa mejora se observó en todas las ramas de actividad, con excepción de la construcción. Así, en lo que va del año se recuperaron los puestos de trabajo formales destruidos durante la crisis y, en el trimestre pasado, comenzaron a crearse “nuevos empleos”.

A su vez, en el Gobierno enfatizan que Argentina hizo de la protección del empleo el principal instrumento para atravesar la crisis entre fines de 2008 y 2009, a partir de diferentes políticas activas de intervención como el Programa de Recuperación Productiva (Repro). Esos instrumentos permitieron evitar que la caída en los niveles de ocupación alcanzara los niveles registrados en otros períodos de crisis.

La caída en el desempleo no fue generalizada: 17 aglomerados mostraron mejoras y 14 aglomerados vieron aumentar la desocupación. En el tercer trimestre, el comportamiento positivo estuvo concentrado en la región pampeana, fundamentalmente en aglomerados de más de 500 mil habitantes como Córdoba, La Plata, Rosario, Santa Fe y Paraná. En el Gran Buenos Aires, que concentra el 61 por ciento del desempleo, el indicador empeoró marginalmente de 8,1 a 8,2 por ciento en la comparación intertrimestral. Los únicos dos aglomerados relevados que presentaron tasas de desocupación de dos dígitos fueron Mar del Plata-Batán (10,2 por ciento) y Santiago del Estero-La Banda (11,5). Los menores niveles continúan presentándose en la región patagónica.

El peor desempeño se registró en las provincias del noreste y, en menor medida, el noroeste. Aún con el incremento en el desempleo del trimestre pasado en esas regiones los niveles de desocupación se ubican por debajo del promedio de la EPH. En el noreste (Corrientes, Formosa, Gran Resistencia y Posadas) la tasa de desocupación es 5,1 por ciento. Las marcadas diferencias en las estructuras productivas regionales tienen su correlato en los niveles de actividad y desempleo de las provincias menos desarrolladas. En esas provincias las bajas tasas de desocupación son sinónimo de desaliento, la existencia de actividades de subsistencia por fuera del mercado laboral y condiciones de empleo precarias.