No pudo Pedro Pou. Tampoco Mario Blejer ni Aldo Pignanelli. Todos ellos fracasaron en el intento, pero Alfonso Prat Gay volverá a insistir. El Banco Central “ya tiene listo” un proyecto de ley para “proteger legalmente” a los funcionarios del Banco Central que participen de la reforma del sistema financiero. Lo reveló ayer el propio presidente de la autoridad monetaria, quien comentó que la iniciativa ya está en poder del ministro Roberto Lavagna y que en los próximos días se girará al Congreso para su tratamiento. Atento a que los legisladores bocharon cada intento de otorgar protección a los funcionarios del BC, Prat Gay aclaró que su iniciativa no significa inmunidad absoluta. “No es una licencia para matar”, subrayó.
Prat Gay y su segundo en el Central, Pedro Lacoste, ofrecieron ayer su primera conferencia de prensa desde que asumieron, hace un mes y medio. La convocatoria se realizó el día después de que Economía difundiera la Carta de Intención firmada con el Fondo Monetario. En el punto 29 del memorándum se estableció que se “protegerá a los funcionarios públicos de los aspectos de la legislación actual que puedan resultar en impugnaciones o demandas de compensación contra actos realizados en un proceso de reestructuración y saneamiento bancario”.
Como sus antecesores, Prat Gay volvió a la carga con la supuesta necesidad de contar con una protección legal especial. “No debería haber inmunidad. Queremos una ley que juzgue los actos que tome el directorio dentro de las circunstancias que suceden en un determinado momento”, relató el titular del BC. Para reforzar su reclamo puso un ejemplo: “Es como a un bombero que entra a una casa en llamas, con la familia asfixiándose. Para ingresar, el bombero rompe una ventana, la puerta y salva a la familia. Sería injusto que un juez meta preso al bombero por romper la puerta y la ventana y, encima, lo acuse por entrar a una casa ajena. Es imposible realizar una reestructuración seria del sistema financiero sin una protección legal. A veces hay que optar por el mal menor”, justificó el funcionario.
El pedido de Prat Gay es similar al realizado por sus antecesores en el cargo, lo mismo que su justificación. El directorio del Central se resiste a tomar decisiones respecto de los bancos que luego puedan traerles dolores de cabeza en la Justicia. La reivindicación también forma parte de los pedidos históricos del FMI. Si bien el titular del BC se negó a difundir el proyecto –primero debería conocerlo el Parlamento, dijo–, reveló que instituye sendas modificaciones a la carta orgánica del Banco Central y a la Ley de Entidades Financieras.
Durante la conferencia, el jefe del BC pasó lista al programa monetario acordado con Washington, al que definió de “no convencional” y “de transición”. Pero se resistió a proyectar la evolución del dólar. “Al Banco Central no le compete tener un tipo de cambio de referencia. No me interesa el valor del dólar sino el valor del peso, el poder adquisitivo de la gente”, se escudó el funcionario. Cuando le preguntaron la razón por la cual los precios no cayeron a pesar del retroceso del tipo de cambio, dio una respuesta llamativa: “Los precios ya bajaron”, aseguró. Al explayarse, comentó que “la corrección (a la baja) del dólar se debió a la falla de los pronósticos de inflación que el año pasado hicieron los economistas cuando el dólar llegó a 4 pesos. No hubo híper sino que apenas trepó al 41 por ciento. La baja del dólar respondió al ajuste de aquellas previsiones erradas”, explicitó.
Sin quebrar su postura decir poco sobre qué pasará con el dólar, Prat Gay destacó que el cierre de ayer, a 3,35 pesos, se dio sin la intervención de la autoridad monetaria, que apenas embolsó 200 mil dólares. “De a poco el Central mirará desde afuera y el precio lo pondrá el mercado”, apuntó. Esta mención podría significar que el actual dólar de equilibrio se encuentra en torno del valor de cierre de ayer. Para el BC, puntualizó Prat Gay, la preocupación máxima refiere a que se cumpla la pauta de inflación, del 22 por ciento anual, y no tanto a la marcha diariadel tipo de cambio. Es decir: sobre un objetivo inflacionario, el BC determina las demás variables, como la emisión de pesos, para cumplir con el objetivo.
Respecto del acuerdo con el FMI, el funcionario dejó definiciones. La más contundente fue con respecto a la banca pública. Si bien el pacto refiere a un futuro ajuste, Prat Gay fue taxativo: “Nadie puede imaginarse una reestructuración profunda en seis meses. Hay un compromiso de evaluar qué conviene hacer, pero las decisiones las tomará el próximo gobierno”, indicó.
- Provincias: advirtió que si se emiten nuevas cuasimonedas se rompe el acuerdo. Sin embargo, tal afirmación no figura en la Carta de Intención.
- Reservas: después de los desembolsos volverán a recomponerse en su totalidad a fines de agosto, cuando se completen los préstamos del BID y del BM.
- Controles cambiarios: “se van a seguir relajando”, prometió Prat Gay.
- Emisión monetaria: si bien se contempla una contracción de 1900 millones de pesos de la base monetaria en el primer semestre, Lacoste aseguró que este movimiento no perjudicará a la economía. Al mismo tiempo estimó que esa esterilización se realizará con emisión de Letras del Central (Lebac) y, posiblemente, con el cobro de redescuentos otorgados a algunos bancos durante la crisis. Si bien el funcionario se negó a dar precisiones, en el BC y en Economía analizan alternativas para que los bancos devuelvan parte de lo que deben en pesos y otra parte en títulos de la deuda en default.