ECONOMíA › LA ACTIVIDAD FABRIL CRECIó 9,7 POR CIENTO EL AñO PASADO. LIDERA EL RUBRO AUTOMOTOR
La producción de manufacturas se encuentra en los valores más altos desde la salida de la convertibilidad. El sector automotor creció 40 por ciento en el año. El avance generalizado se dio por la consolidación del mercado interno y la demanda brasileña.
› Por Javier Lewkowicz
La producción industrial creció 9,7 por ciento en 2010, liderada por el sector automotor y en menor medida por el siderúrgico y el textil, según datos que ayer publicó el Indec. Además de la recuperación casi generalizada respecto de 2009, el avance también se verifica en la comparación con el año record 2008, antes del impacto de la crisis internacional. Así, la industria 2010 se ubica en niveles máximos desde la salida traumática de la convertibilidad. Creció traccionada por la consolidación del mercado interno a partir del aumento en el nivel de empleo formal y de los salarios reales y el impacto de las políticas directas de transferencia de ingresos, sumado al impulso de la economía brasileña. En diciembre, subió 10,2 por ciento interanual y 5,6 por ciento respecto al mes anterior.
Una serie de condiciones le permitieron a la industria crecer rápidamente desde 2003. Por un lado, el sostenimiento de un tipo de cambio competitivo (incluso ahora, gracias a la apreciación del real y del euro) y las barreras comerciales, brindaron protección frente a las importaciones, impulsando un proceso sustitutivo en bienes de consumo mano de obra intensivos. El aumento asociado en el empleo y la mejora en los salarios reales, que venían muy deprimidos luego de la devaluación, junto a medidas como el aumento de las jubilaciones y la extensión de las asignaciones familiares ampliaron y reforzaron la demanda interna. Por otro lado, los subsidios a los servicios también permitieron ahorrar costos para la industria, mejorando su ecuación de rentabilidad. Un factor crucial fue la abundancia de dólares en el Banco Central, necesarios sostener el aumento de las importaciones por la suba en la actividad. En 2009 esa dinámica se frenó por el impacto de la crisis internacional.
La recuperación en 2010 fue de 9,7 por ciento, alza que permitió superar los niveles de 2008. Muy por delante de los demás, el sector automotor creció 40,6 por ciento en el año, también influenciado por la pujante demanda brasileña, ya que cerca del 60 por ciento de la producción se exporta y la gran mayoría tiene como destino el país vecino. La fabricación de automotores llegó a un record de 724.023 unidades, explicando la tercera parte del crecimiento de todo el complejo industrial y de las exportaciones de manufacturas y el 7,5 por ciento del empleo formal. En segundo lugar, las industrias metálicas básicas subieron 22,2 por ciento, en especial la producción de aluminio. Esta dinámica está vinculada al sector de la construcción, que también transita una importante recuperación. En tercer lugar quedó el sector textil, con el 14,6 por ciento, por el fuerte avance del 47,8 por ciento en la producción de fibras sintéticas y artificiales. También avanzó por encima de la media la producción de caucho y plástico, con el 10,5 por ciento.
Otro rubro importante es la metalurgia, que agrupa a gran cantidad de pequeñas y medianas empresas y proporciona buena parte del empleo industrial. “Hay bastante heterogeneidad, tanto por sectores como por empresas. Tiene que ver con el tipo de negocio que realizan. Están mejor aquellos que tienen menos presión por las importaciones desde China y los vinculados a la industria automotriz”, indicó a este diario Fernando Grasso, economista de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (Adimra). En 2010 la inversión en el sector volvió a los niveles de 2008, por encima del 5 por ciento de las ventas. El sector avanzó 7,8 frente a 2009 y un 3 por ciento respecto a 2008. En diciembre, la comparación anual arrojó una fuerte suba de 27,8 por ciento.
La industria de alimentos sólo avanzó en 2010 un 0,6 por ciento, por la caída de 21,4 en carnes rojas. Esta situación se explica porque el aumento en el precio de la carne mejoró la rentabilidad del productor y le permitió volver a invertir, que para este sector implica aumentar la retención del ganado para recomponer el stock y disminuir la faena.
Pese a la mejora generalizada, analistas advierten que el proceso sustitutivo de importaciones debe profundizarse y que se requieren medidas sectoriales más puntuales. El acceso al financiamiento es otro punto a corregir, señalan, y un dato ilustrativo es que el 86 por ciento de los empresarios de Adimra recurrió al autofinanciamiento a través de utilidades en lugar de tomar crédito de las entidades financieras.
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