Una nueva ronda de negociaciones comenzó ayer entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, aunque todavía los bloques no presentarán las ofertas con los sectores en los que aceptarían una liberalización comercial. El objetivo es lograr una apertura paulatina del 90 por ciento del comercio entre las dos regiones. Para los europeos, el mayor inconveniente está en la entrada de los productos agropecuarios, cuya inserción buscan mejorar los países sudamericanos. Más allá de que el acuerdo todavía está muy lejos de realizarse, la negociación está planteada sobre una base comercial librecambista, que contrasta con muchas de las últimas medidas del gobierno nacional en esa materia. Si llegaran a buen puerto las tratativas, el sector industrial argentino podría verse perjudicado.

La delegación argentina en el Comité de Negociaciones Birregionales está encabezada por el secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Luis María Kreckler, y su par de Industria, Eduardo Bianchi. Las reuniones continuarán hasta el viernes, de manera de preparar el encuentro formal que los bloques tendrán en Paraguay a principios de mayo.

Una liberalización del comercio podría beneficiar a los sectores con mayor ventaja competitiva. Para la Argentina se trata de bie-nes primarios y manufacturas de origen agropecuario, cuyos envíos a la UE constituyeron el 12,8 por ciento del total de lo exportado en 2010. Las importaciones provenientes de la UE completaron el 17,4 del total.

Pero las exportaciones primarias chocan con el límite de la frontera agrícola, son poco generadoras de empleo, escasas difusoras de tecnología y muy permeables a la volatilidad de los precios internacionales. En cambio, el ingreso de artículos industriales amenaza con eliminar puestos de trabajo en la industria y destruir capacidades aprendidas por actores del entramado productivo. En suma, un acuerdo de libre comercio intensificaría en la economía local el patrón de especialización primario, que es un retroceso en el camino hacia el desarrollo económico.