En momentos en que crece la tensión internacional por una posible guerra contra Irak, el Gobierno homologó el acuerdo para estabilizar el precio de los combustibles durante el trimestre enero-marzo, firmado a comienzos de año entre Economía y las petroleras. Ayer, el barril de petróleo WTI, referente del mercado argentino, subió un dólar y terminó en 35,44 dólares, el máximo nivel en dos años. El pacto establece que los precios de las naftas se mantendrán estables mientras el crudo no supere la barrera de los 35 dólares durante diez días consecutivos.
Si hoy el barril de petróleo bajara del tope de 35 dólares, la cuenta volvería a cero. “No existe una tendencia de que ese valor máximo se mantendrá en el tiempo”, explicó el directivo de una petrolera a este diario al negar que ya existan contactos con Economía para encontrar alternativas en el caso de que se caiga el acuerdo firmado.
El convenio firmado el último 2 de enero, y que ayer fue publicado en el Boletín Oficial, estableció que las productoras (Repsol-YPF y Pecom-Petrobras, entre otras) les venderán el petróleo a las refinadoras (Shell y Esso) a 28,50 dólares por barril siempre y cuando el precio no supere los 35 dólares durante diez días consecutivos. Si esto sucedía habría aumento de precios.
El problema es que si, finalmente, estallase un conflicto armado, el valor del crudo seguramente superará aquel nivel durante un período largo de tiempo, lo que implicaría un ajuste automático en los precios de los combustibles. “Si se confirma la tendencia alcista nos sentaremos a negociar. Pero no lo haremos ahora”, añadió la fuente empresaria.
Una de las alternativas que se baraja sería disminuir la presión fiscal a las exportadoras de petróleo. En la actualidad, las retenciones ascienden al 20 por ciento y son uno de los principales sostenes de la política fiscal del Gobierno.