ECONOMíA › PROMESA DE RAPIDA RECOMPOSICION EN GANANCIAS
Desde la CGT aclaran que el acuerdo salarial del gremio de Hugo Moyano por el 24 por ciento no es “una pauta fija”, aunque implique un compromiso de moderación con el Gobierno. Gremios con salarios más bajos deberán firmar por más, reconocen.
› Por Tomás Lukin
El anuncio del aumento salarial del 24 por ciento más un plus de 69 pesos por día durante las vacaciones para los trabajadores camioneros fue el primer paso exitoso en la estrategia salarial del Gobierno para este año electoral, ante la frustrada convocatoria al diálogo económico y social tripartito. En el Poder Ejecutivo pretenden volver a establecer una pauta indicativa que se ubique entre el 23 y 24 por ciento para guiar las negociaciones a partir de la firma de un grupo de sindicatos, aunque reconocieron ante Página/12 que no será tarea sencilla. Desde el Consejo Directivo de la Confederación General del Trabajo advierten que el aumento logrado por Camioneros no representa un techo para el resto de las actividades. En tanto, el Ministerio de Trabajo no ignora la existencia de colectivos laborales donde persisten remuneraciones bajas que requieren reivindicaciones superiores a la pauta deseada.
En la CGT y el Gobierno advierten que la magnitud y el momento de la paritaria firmada por el gremio que conduce Hugo Moyano está acompañada por un acuerdo con CFK referido al incremento en el mínimo no imponible y demás deducciones del Impuesto a las Ganancias. Ayer, en la central sindical fueron más allá y comentaron a este diario que “hay que esperar algunos días para que la Presidenta haga un anuncio referido al tema del Impuesto a las Ganancias”.
El renovado intento oficial por orientar los aumentos y desarticular los lamentos empresarios ante el reclamo de los trabajadores por preservar el nivel de ingresos reales comenzó bien. Pero mantenerlo no será sencillo, aseguran distintos funcionarios. “Con aumentos entre el 23 y 24 por ciento hay una mejora en el poder adquisitivo de los trabajadores y no disparan reclamos muy elevados que despiertan el llanto empresario”, señalaron a Página/12, para luego recordar que “cada sector tiene su realidad y ante esa situación no hay pauta indicativa que resista, pero es un instrumento válido para calmar las expectativas”.
Aunque reconocen el peso que significó entre los dirigentes sindicales, sostienen que el acuerdo de Camioneros no establece un techo a los reclamos. Explican que un aumento del 24 por ciento en el transporte de carga puede representar una mejora de 2000 pesos, “que sí permite preservar el poder adquisitivo, y será todavía mayor cuando se suba el mínimo no imponible”. Mientras que la misma magnitud en sectores con elevado trabajo no registrado, en sindicatos débiles como vestimenta, calzado, maestranza o vigilancia, entre otros, ese aumento no implican más de 700 pesos que habilitan la negociación de sumas más elevadas. “El acuerdo que firmó Moyano no es inocente. Más allá de si con el plus vacacional la mejora salarial sube del 24 al 26 por ciento, hay que esperar pocos días para que la Presidenta haga un anuncio sobre el mínimo no imponible que va a aumentar indirectamente los salarios de bolsillo de los trabajadores con mejores ingresos”, señaló ayer a este diario un colaborador cercano al secretario general de la CGT.
“Nunca renunciamos a establecer pautas indicativas para guiar los aumentos salariales a partir de la firma de cinco o seis grandes convenios, pero la crisis en 2009 y la aceleración de los aumentos de precios a comienzos de 2010, dificultaron llevar adelante esa práctica”, expresaron desde Trabajo. El año pasado Moyano firmó un acuerdo muy similar, pero lo hizo en julio cuando ya habían cerrado un grupo importante de sectores.
Esta vez se trató del primer convenio colectivo del sector privado en anunciarse, mientras que otros sectores ya comenzaron a negociar. En las actividades de transporte terrestre subsidiado (trenes, colectivos y subte), la Secretaría de Transporte pretende que se cierre un acuerdo del 23 por ciento en los próximos meses, en lugar de instrumentar una suma fija hasta octubre para definir los parámetros definitivos en ese momento como proponen algunos sindicatos. Además, según pudo saber este diario, la mejora para los trabajadores del Estado volvería a ubicarse por debajo de la pauta indicativa alrededor del 22-23 por ciento a pesar de tratarse de un año electoral.
En la actividad privada, los bancarios ya comenzaron a negociar. El sindicato pretende una mejora del 27 por ciento, aunque reconocen que posiblemente termine por debajo de esa cifra: “Los bancos tienen ganancias extraordinarias y poseen espaldas más que suficientes para otorgar los aumentos salariales que reclamamos”, explicaron desde La Bancaria. Una situación sectorial de bonanza similar, pero con salarios iniciales más bajos, experimentan los aceiteros en Rosario. En tanto, alimentación y metalúrgicos serán dos actividades donde pesen disputas políticas arrastradas de las últimas negociaciones.
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