ECONOMíA › LA RECUPERACION DEL EMPLEO REGISTRADO HASTA FINES DE 2010 LO UBICO POR ENCIMA DEL NIVEL PREVIO A LA CRISIS MUNDIAL
Los indicadores de empleo formal que lleva el Ministerio de Trabajo reflejaron una fuerte recuperación durante 2010, que dejó atrás el impacto de la crisis. Carlos Tomada destacó que tal resultado es superior al obtenido por países desarrollados.
› Por Roberto Navarro
La reunión de primavera (boreal) del FMI sirvió para reconfirmar que las recetas del Fondo Monetario Internacional siguen siendo las mismas: ajuste de gastos y suba de la tasa de interés, volvió a aconsejar a los países de Latinoamérica. Quienes siguieron sus políticas luego de la crisis de 2008 están cosechando magros resultados. “A dos años del inicio de la crisis global más profunda de los últimos 80 años, persiste un escenario mundial muy preocupante en materia de empleo”, acaba de señalar un documento de la OIT, que agrega: “La tasa de desempleo mundial sigue aún muy por encima de la registrada en 2007 y existen pocas esperanzas de que a corto plazo vuelva a los niveles anteriores a la crisis”. Argentina, uno de los que desoyó los consejos del FMI, no tiene ese problema. A dos años del comienzo de la crisis internacional, la cantidad de trabajadores registrados en empresas del sector privado relevado por la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), del Ministerio de Trabajo, es mayor al nivel que se contabilizaba antes de 2008.
El crecimiento acumulado desde el período en el que se registró el menor nivel de empleo, en el tercer trimestre de 2009, fue del 4,3 por ciento. En términos absolutos, el Ministerio de Trabajo estima que, desde el fin de la fase contractiva, se crearon alrededor de 256 mil empleos formales en las empresas privadas de todo el país.
El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, indicó a Página/12 que “como nunca antes, el empleo registrado goza de muy buena salud en nuestro país. Se da en un contexto en el que, paradójicamente, los países híper desarrollados no logran recuperar el empleo que perdieron con la crisis financiera”. Y se extendió: “No bien percibimos el efecto que podía provocar el crac financiero de 2008, pusimos en marcha las herramientas que teníamos disponibles para proteger el trabajo. No fue sólo una medida desde el área laboral. Se implementó un conjunto de políticas anticíclicas entre las que podemos mencionar la promoción al consumo, crédito a las empresas, inversiones, Repro –que subsidia una parte del salario en las empresas con problemas– más un plan de facilidades, blanqueo y subsidio hacia el trabajo registrado, que hicieron de contención para que el empleo no se cayera. Y lo lograron sobradamente, porque hoy no sólo recuperamos los pocos empleos que se habían perdido durante el crac, sino que estamos superando esas marcas con más empleo aún”.
Si bien la recuperación del empleo, en su doble dimensión cuantitativa y cualitativa, marcha con más lentitud que la recuperación de la economía, la expansión observada en los principales aglomerados urbanos en el trabajo declarado es particularmente destacable, considerando que en la mayoría de los países, sobre todo en los desarrollados, la reactivación de la actividad económica ha generado pocos empleos de calidad.
Terminada la crisis, se reinstaló la tendencia creciente del empleo registrado verificada durante el período comprendido entre 2003 y 2008. En todos los trimestres del año 2010, el nivel de empleo registrado creció a tasas cada vez más elevadas. Según datos de la cartera laboral, después de tres trimestres de caída en 2009, el empleo creció un 0,5 por ciento en el primer trimestre de 2010 respecto de un año atrás; un 2,4 por ciento en el segundo; 3,3 por ciento en el tercero y 3,7 por ciento en el último trimestre del año pasado en términos interanuales.
En el tercer trimestre de 2010 se logró recuperar la totalidad de los puestos de trabajo perdidos durante la etapa contractiva; lo que implica que, en menos de dos años, se neutralizaron los efectos de la crisis global más grave de los últimos ochenta años en el nivel y la estructura del empleo formal. En el cuarto trimestre de 2010 se registra un 1,4 por ciento más de puestos de trabajo formales de los que había en el tercer trimestre de 2008, antes del impacto de la crisis global. De acuerdo a la información relevada por la EIL –complementada con los registros administrativos del Sistema Integrado Previsional Argentino–, en el último trimestre de 2010 el nivel de empleo registrado del sector privado fue un 22 por ciento superior al verificado en 1998 (diez años antes de desatarse la crisis global), el más elevado de la década del noventa.
Durante el último año la cantidad de puestos de trabajo creció menos que la expansión verificada en la actividad económica. Mientras que el empleo registrado creció 3,7 por ciento en el cuarto trimestre, la actividad económica se incrementó un 9,2 por ciento en términos anuales. Según los responsables del área en el Gobierno, esta discrepancia entre ambas variables no es imputable a que el patrón de crecimiento haya perdido su habitual capacidad de generar empleos de calidad, una de sus características relevantes y distintivas. En cambio, señalan que es habitual y esperable que, luego de una fase contractiva, el empleo se recupere más lentamente que la producción. Suecia, Polonia y Alemania observan dificultades similares. Con tasas de crecimiento económico de entre 4 y 7 por ciento, no fueron capaces de generar puestos de trabajo en el sector privado. El promedio de desocupación en la Unión Europea a fines de 2010 fue del 8,9 por ciento. En Argentina, del 7,3 por ciento.
Luego de siete años de implementado el nuevo modelo económico, antagónico a las recetas del FMI, el total de trabajadores registrados es un 67 por ciento mayor al de 2003 y un 43 por ciento superior al del mejor momento de la convertibilidad. El trabajo independiente y el empleo público acompañaron la tendencia, aunque con menor intensidad. La información del sistema de seguridad social muestra que el 66 por ciento del total de los puestos formales creados entre 2003 y 2009 fueron asalariados registrados en empresas privadas. En total, 2,3 millones de puestos de trabajo. El 21 por ciento de los nuevos puestos formales fueron trabajadores independientes inscriptos en el monotributo y el 12 por ciento asalariados del sector público.
Un indicador que demuestra la fuerte expansión del empleo formal es que durante los veintiséis años que abarca el período comprendido entre 1974 y el 2000 la relación entre empleados registrados y la población en edad de trabajar (entre 15 y 65 años) prácticamente no se modificó. En 1974 los empleados formales representaban el 22 por ciento de la población en edad de trabajar y en el 2000, el 23 por ciento. Esta relación comienza a cambiar a partir de 2003, cuando inicia una tendencia creciente hasta llegar al 31 por ciento en la actualidad, hecho que quiebra una situación de estancamiento del empleo formal de casi tres décadas.
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