El PBI subió 9,9 por ciento en el primer trimestre del año, uno de los mayores valores del ciclo de crecimiento iniciado en 2003, según informó ayer el Indec. Por el lado de la demanda, el componente más dinámico fue la inversión, seguido por el consumo privado. Ese impulso traccionó un avance de 10,6 por ciento en los sectores productores de bienes, a partir del crecimiento de la industria manufacturera. Los sectores vinculados con los servicios subieron 8,7 por ciento, motivados por el comercio mayorista y minorista y el transporte, almacenamiento y comunicaciones. En relación con el cuarto trimestre de 2010, el crecimiento económico fue de 2,8 por ciento. Por otra parte, el índice de precios implícitos en la economía subió 17,2 por ciento en el año, y en el comercio, 15,5 por ciento.

El alza interanual de 9,9 por ciento del PBI es, junto al segundo trimestre de 2010, el mayor registro de la serie desde 2005. Días atrás, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner reveló que espera que el crecimiento económico de 2011 ronde el 7,5 u 8 por ciento. Para que se cumpla esa proyección, el avance en los próximos trimestres debería aminorar. En el primer trimestre el PBI fue de 1.568.000 millones de pesos, alrededor de 385.000 millones de dólares. Uno de los motores en el período continuó siendo la mejora en el consumo privado, que avanzó 11,3 por ciento y representó más de la mitad de la demanda total. Ese comportamiento se explica por cierta mejora en la distribución del ingreso, el avance en los salarios reales de los sectores formales y la dinámica de precios alcista, que hace más atractiva la adquisición de bienes. Por su parte, el consumo público creció 9,9 por ciento.

El componente de la demanda que mayor expansión registró fue la inversión interna bruta fija (IBIF), con el 19,5 por ciento, lo que refuta el argumento crítico sobre una supuesta falta de entusiasmo empresarial. Según los datos difundidos por el organismo oficial de estadísticas, la compra de equipo durable de producción avanzó 33,4 por ciento. Un tercio del equipamiento fue provisto por la industria nacional, cuyas ventas avanzaron en forma anual 23,6 por ciento. El resto fue importado, y esas adquisiciones crecieron 38,5 por ciento. En tanto, la compra de maquinaria y equipo de origen nacional subió 24,6, mientras que la de material de transporte, 21,4 por ciento.

Un limitado papel en materia de crecimiento ocupó la exportación de bienes y servicios, que creció 7,1 por ciento interanual en el trimestre. Sin embargo, las ventas al exterior constituyen la principal fuente de ingreso de divisas, que es crucial para sostener el fuerte proceso de crecimiento económico. Como la estructura productiva nacional no está integrada y por ello no puede hacer frente a la necesidad de equipamiento, insumos y nuevos artículos de consumo, el avance de la economía impacta de forma más que proporcional en la demanda de bienes desde el exterior. Las importaciones de bienes y servicios avanzaron en el primer trimestre 20,4 por ciento. En forma relativa a la magnitud de crecimiento del PIB, la suba de las compras externas es más baja que los registros de 2010.

Alrededor del 40 por ciento del PIB se explica por los sectores productores de bienes, mientras que los servicios dan cuenta del resto. Los productores de bienes lideraron la expansión económica, con un avance interanual del 10,6 por ciento. Algo menos de la mitad del valor generado correspondió a la industria manufacturera, que subió 13 por ciento. El segundo sector en importancia fue el agro, que registró un alza real de 11,7 por ciento. La construcción aportó cerca del 15 por ciento del total de los sectores productores de bienes y creció 8,8 por ciento. El sector más dinámico fue la pesca, con una suba de 37,4 por ciento.

En el caso de los servicios, el comercio creció 15,1 por ciento y representó el 20 por ciento del total del bloque. Ese avance es lógico teniendo en cuenta la dinámica positiva que muestra el consumo privado. El segundo rubro en importancia fue la actividad inmobiliaria, empresariales y de alquiler, que creció 4,4 por ciento. En tanto, transporte, almacenamiento y comunicaciones avanzó 10,4, mientras que la intermediación financiera, 14,6 por ciento.

La variación del índice de precios implícitos al PBI fue de 17,2 por ciento en el primer trimestre. Ese valor surge de la comparación entre la modificación de las cantidades respecto de los valores corrientes. Dentro de esta medición queda incluida, por ejemplo, la mejora en los precios de exportación de la soja y otros commodities, registrado en la suba de 31,3 por ciento para al sector agricultura, ganadería y silvicultura, y el de explotación de minas y canteras. En el caso del comercio mayorista, minorista y reparaciones, la suba de precios implícita fue de 15,5 por ciento, hoteles y restaurantes, 14,1, y enseñanza, servicios sociales y de salud, 19 por ciento. Los valores superan en general al índice de precios al consumidor del propio Indec, aunque no representan el mismo fenómeno. El IPC debe ser una medida aproximada de cómo evoluciona el valor de una canasta de consumo promedio que varía en función de la estacionalidad y los grandes aumentos de precios, por ejemplo.