La disputa por ganar posiciones en la puja por el ingreso, a través de la remarcación de precios en productos de consumo masivo entró, por este fin de semana, en una impasse. Al menos, éste ha sido el compromiso asumido por supermercadistas y proveedores ante la Secretaría de Defensa de la Competencia. La breve tregua que sólo incluye el fin de semana apunta a ganar tiempo hasta que se cuente con un valor de referencia para el dólar libre, cuando abra el mercado.
Las grandes cadenas comerciales y los productores de bienes de consumo masivo se juntaron convocados por el Ministerio de la Producción para tratar de alcanzar algún grado de consenso que evitara una disparada en los precios. A pesar de que se anunció una tregua, el resultado concreto fue apenas esperar hasta el lunes para ver qué pasará con el tipo de cambio.
Al margen de las declaraciones conciliadoras, en la reunión se escucharon no pocas recriminaciones. Supermercadistas y proveedores reeditaron sus tradicionales disputas y se acusaron mutuamente por el desabastecimiento de algunos productos. Los representantes de los supermercados acusaron a sus proveedores de especular con el desabastecimiento y los proveedores, a su vez, les recriminaron que, en el actual contexto de incertidumbre, las grandes cadenas siguen estirando los plazos de pago a un mínimo de 90 días, por productos perecederos de salida inmediata de las góndolas. De la discusión surgieron promesas de acortar plazos de pago.
Previsiblemente, no faltaron las declaraciones sobre la “plena vigencia” del código de buenas prácticas comerciales, impulsado en su momento desde la Secretaría de Defensa de la Competencia que hoy ocupa Hugo Miguens. También se escucharon los reclamos de muchos productores que importan insumos. No fueron pocos los casos en que los pagos al exterior quedaron atrapados por el corralito, afectando la relación con el proveedor del exterior. Cuando se habló del precio de la harina, se recordó la inexistencia de precios de referencia y la virtual desaparición de los mercados de cereales a término.
Al margen del argumento de la estacionalidad, todos estos elementos estarían concurriendo en la presión alcista sobre los precios. En este contexto, el único recurso gubernamental parecería ser el acercamiento de posiciones y los llamados a la responsabilidad. Pero en el centro de la escena sigue estando la incertidumbre por el precio que alcanzará el dólar en el mercado libre. Por eso, la solución de compromiso alcanzada fue esperar hasta el lunes. Repitiendo el mensaje de la víspera, Miguens solicitó a supermercados y empresas alimenticias “aguardar un ambiente más certero para tomar decisiones”. “Así, estamos haciendo una tregua por unos días para luego actuar en función del mercado”, explicó.
Entre los participantes del encuentro estuvieron los presidentes de la Cámara Argentina de Supermercados (CAS), Ovidio Bolo, y de la Coordinadora de Productos Alimenticios (COPAL), Alberto Alvarez Gaiani. Bolo consideró que las futuras decisiones que puedan adoptar el sector supermercadista, al que extrañamente consideró como “no formador de precios”, estará íntimamente relacionado con la evolución que presente la paridad cambiaria. “La próxima semana sabremos cuál será la incidencia (que tendrá este factor) sobre los insumos”, explicó Bolo.
Alvarez Gaiani sostuvo que “hubo incrementos en los precios” producto del efecto devaluatorio y el impacto que este tuvo sobre el costo de los insumos que utiliza la industria de los alimentos que son adquiridos necesariamente en el exterior. El titular de la COPAL afirmó que los principales incrementos se registraron en el caso del café, el cacao y los aceites, y destacó también el aumento de hasta un 30 por ciento que presentó la harina de trigo, la cual tiene una incidencia de un seis por ciento sobre el valor final del pan en panaderías. Desde estos sectores pudieron conocerse serias críticas para la actuación del gobierno de Eduardo Duhalde tras la decisión de devaluar el peso y mantener paralizado durante semanas el mercado cambiario local.
“Está rota la cadena de pagos, y realmente es muy difícil sostener así a los alicaídos sectores de las pequeñas y medianas empresas y comercios. El parate es total”, reconoció una fuente que solicitó reserva.