A pesar de la demanda deprimida, los precios de los alimentos continuaron subiendo durante febrero, lo que impulsó la inflación del mes al 0,6 por ciento respecto de enero y acumula un 43,6 por ciento contra diciembre de 2001, informó el Indec. En tanto, los precios mayoristas subieron el 0,4 por ciento, lo que fue explicado por la restitución del IVA pleno al 21 por ciento. Una vez más la realidad argentina continúa oponiéndose a algunas verdades económicas esenciales, por ejemplo aquella que sostiene que la caída de la demanda se traduce en caída de precios. Las variaciones tampoco pueden justificarse por la evolución del tipo de cambio. Sin embargo, existe una verdad que no fue negada, el comportamiento de los precios respondió a lo esperable en una estructura de mercados oligopólicos.
Esta situación explica que los mayores incrementos se hayan registrado en el rubro alimentos, que creció el 1,2 por ciento en el mes y cuyos productos registraron fuertes subas la última semana de ese período. De esta manera, el rubro sigue acrecentando la brecha que lo ubica en el tope de los aumentos desde que se abandonó la convertibilidad. Desde diciembre de 2001 muestran una suba del 62,3 por ciento.
Un dato anecdótico en la confección del Indice de Precios al Consumidor (IPC) del Gran Buenos Aires, al que se generaliza como “inflación”, fue que los aumentos ya facturados en luz y gas, frenados en sede judicial y que en principio serán devueltos en la próxima boleta, fueron excluidos en la medición. El titular del Indec, Juan Carlos Del Bello, explicó que el incremento del IPC no fue mayor “porque el aumento de los precios de los alimentos se dio recién en la última semana”. Con esta suba, el costo de vida para marzo “comenzaría con un efecto de arrastre del 0,3 por ciento”, estimó el funcionario
Por su parte, Eduardo Hecker, titular de la Secretaría de Desarrollo Económico porteña, organismo que también lleva adelante un relevamiento de precios en su jurisdicción, consideró que “el aumento de precios hubiese sido menor si en la última semana de febrero no se hubieran remarcado ciertas verduras por motivos estacionales”.
La indumentaria, en tanto, fue el rubro que registró la baja de precios más pronunciada, del 0,8 por ciento. Esta caída, que se explica por el “fin de temporada”, junto a la baja del 0,5 por ciento en Educación evitaron que el mayor valor de los alimentos se refleje de manera más intensa en el Nivel General. Además, con 0,6 por ciento, el IPC muestra una desaceleración respecto de enero, cuando había alcanzado el 1,3 por ciento. Según destacó el ministro de Economía, Roberto Lavagna, estos índices proyectan una inflación anual menor al 10 por ciento anual.
Los bienes, que representan un 53 por ciento del IPC registraron una suba del 0,8, mientras que los servicios, que explican el 47 por ciento restante del indicador y, como se dijo, fueron considerados sin los aumentos de luz y gas decretados por Economía, mostraron un alza de sólo el 0,1 por ciento. Desde diciembre del 2001, los precios de los bienes subieron un 71,4 por ciento y los servicios el 13,7 por ciento. A nivel sectorial, además del 1,2 por ciento de alimentos, “Otros bienes y servicios” subieron el 1,1 por ciento, mientras que Equipamiento para el Hogar y Atención Médica y Salud lo hicieron el 0,7 por ciento.
En tanto, el Indice de Precios Mayoristas (IPIM) creció el 0,4 por ciento acumulando el 0,9 durante el primer bimestre. Aquí la explicación fue la restitución del IVA al 21 por ciento. Dentro de este indicador los precios de los Bienes Primarios cayeron el 1,2 por ciento, impulsados principalmente por la fuerte baja en Petróleo Crudo y Gas (-4,2 por ciento), mientras que los valores de los Productos Manufacturados crecieron el 1,2 por ciento.
El Indice de Precios Internos Básicos al por Mayor (IPIB), del que se excluye la carga impositiva, retrocedió el 0,3 por ciento, mientras que los Precios Básicos del Productor descendieron el 0,2 por ciento.