ECONOMíA › PREPARA MEDIDAS PARA COMPENSAR LA REVALUACIóN DE SU MONEDA
El ministro de Economía brasileño sostuvo que el real se aprecia por el dólar débil a nivel internacional, pero que no apuestan a la política cambiaria para combatir la inflación. Las medidas a favor de su industria repercutirán en Argentina.
Luego de que el dólar cayera la semana pasada en Brasil a 1,53 real, su valor más bajo desde 1999, el gobierno de Dilma Rousseff comenzó a dar señales de que no permitirá una mayor apreciación de su moneda. Su ministro de Economía, Guido Mantega, aseguró ayer en una entrevista con el diario O Estado de Sao Paulo que no sacrificarán la competitividad de su industria para combatir la inflación. “Para nosotros, combatir la inflación no implica derrumbar la economía. No sirve de nada tener una economía sin inflación, si al mismo tiempo nos quedamos sin crecimiento y sin empleo. El desafío es derrumbar la inflación sin derrumbar la casa. (...) Un dólar a 1,20 real colaboraría tremendamente (para frenar la inflación) pero acabaría con la industria nacional”, aseguró. Luego confirmó que están trabajando en una serie de medidas para mejorar la competitividad de la industria y ponerle freno a la especulación financiera, las cuales podrían ser anunciadas mañana. Argentina sigue con atención los pasos de Brasil porque es su principal socio comercial.
A Mantega le recordaron que el gobierno no consiguió mantener el dólar en 1,60 real y le preguntaron si puede subir antes de fin de año. El funcionario respondió que no trabajan para mantener el tipo de cambio en un valor determinado porque es fluctuante, pero reconoció que cuando el dólar se acerca a 1,50 real se “angustia” y fue entonces cuando dejó en claro que no van a utilizar la política cambiaria para combatir la inflación. Además prometió una “fiscalización rigurosa” de las importaciones que llegan al país a precios artificialmente bajos y compiten con los productos nacionales más caros.
El gobierno de Rousseff no sólo incrementará los controles sobre las exportaciones. También buscará incentivar la innovación y el desarrollo de su industria con mayores reducciones impositivas y nuevas líneas de créditos. Eso constituye un problema para la Argentina, que en los distintos foros regionales ha venido planteando la necesidad de que se avance en una coordinación regional de los incentivos.
Si bien la apreciación del real favorece a la Argentina y le permite que el peso se aprecie en términos reales sin que eso afecte su competitividad, una batería de medidas para apuntalar a la industria brasileña se sentirá en el país. De hecho, las empresas brasileñas mejoraron su participación en la economía argentina, aun con un real caro, por los incentivos que les otorgó a sus empresas el gobierno de Lula. Rousseff mantuvo esas ventajas y ahora las incrementará para que las multinacionales brasileñas sigan siendo competitivas a nivel regional e incluso global, en este contexto internacional caracterizado por un dólar débil.
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