ECONOMíA › MEGAPLAN DE ESTíMULO INDUSTRIAL EN BRASIL PARA ATENUAR EL IMPACTO CAMBIARIO DE LA ESPECULACIóN
El gobierno de Rousseff busca contener el efecto nocivo sobre las exportaciones por la caída del dólar. Reforzará controles comerciales y estimulará con créditos y rebajas impositivas a sectores que generen más empleo.
El gobierno de Brasil lanzó ayer un importante plan de estímulo industrial para evitar los efectos adversos producidos por la apreciación cambiaria. El programa tendrá un costo fiscal de unos 16 mil millones de dólares (25 mil millones de reales) para los próximos dos años y beneficia a sectores intensivos en mano de obra que utilizan tecnología de frontera y exportadores. También se reforzarán los controles comerciales a los productos importados que representan competencia desleal y se pondrá en funcionamiento un ambicioso plan de financiamiento por parte del BNDS. La pérdida de mercado de China en Brasil podría derivar en una mayor presión para ingresar a la Argentina, mientras que el generoso plan de incentivos podría influir sobre las decisiones de inversión en la región, desviando flujos hacia el país vecino. Sin embargo, un mayor crecimiento de Brasil impactaría de forma favorable sobre la economía nacional (ver aparte).
“Hoy más que nunca es imperativo defender la industria brasileña y nuestros empleos de la competencia desleal y de la guerra cambiaria, que reduce nuestras exportaciones y, más grave todavía, intenta reducir nuestro mercado interno con una avalancha de importaciones”, dijo en la presentación del plan la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
La política monetaria de Brasil tiene un objetivo de inflación que intenta cumplir subiendo la tasa de interés, que actualmente es una de las mayores del mundo y se ubica en un 12,5 por ciento. Eso constituye un poderoso atractivo para los capitales especulativos que ingresan a Brasil y, a través de un sistema cambiario flexible, aprecian el real, lo que disminuye la competitividad de la industria del país vecino. La cotización del dólar en Brasil está en los niveles más bajos desde 1999.
El plan estímulo prevé la reducción de la alícuota de la contribución patronal al sistema previsional en los sectores de calzados, confecciones, muebles y software. Son sectores intensivos en mano de obra y sensibles a la competencia internacional. Sin embargo, se les cobrará un impuesto de alrededor del 1,5 por ciento sobre las ventas, de acuerdo con cada sector. El Tesoro cubrirá la diferencia ante una posible pérdida de ingresos de la seguridad social. También habrá devoluciones para los exportadores del sector de salud, defensa, textil y confecciones, calzados, tecnología de información y de la comunicación.
El BNDS pondrá 500 mil millones de reales en crédito para el sector productivo entre 2011 y 2014 para proyectos con alto contenido local y generación de empleo en el país. A su vez, el gobierno podrá pagar en licitaciones públicas hasta un 25 por ciento más por productos cuya producción genere empleo e innovación tecnológica. Para incentivar la inversión en investigación y desarrollo, la administración de Rousseff creó una línea de crédito especial con recursos por hasta 1280 millones de dólares. Según datos oficiales, el plan estímulo costará a las arcas públicas unos 25 mil millones de reales en dos años.
“La nueva política es valiente, atrevida y audaz. La orden de la presidenta es clara: tolerancia cero con todo tipo de importación fraudulenta, piratería y falsificación de origen. Defenderemos nuestra producción local, nuestro mercado interno”, indicó el ministro de Desarrollo, Comercio Exterior e Industria, Fernando Pimentel. En tanto, Rousseff agregó que “el gobierno quiere fortalecer a la industria nacional frente a la insensatez de algunos países, el exceso de liquidez y la competencia desleal de las importaciones”.
Brasil tiene ya desde hace algunos años muy fuertes problemas con la competencia asiática. Por eso el plan aumenta el número de auditores encargados de estudiar acusaciones de dumping y reduce de 15 a 10 meses el plazo para esas investigaciones. También se implementará un régimen especial para las empresas del sector automotor que aumenten sus inversiones, agreguen valor a sus productos, transfieran tecnología y generen empleo e innovación.
Según un estudio de la Confederación Nacional de la Industria de Brasil, el 48 por ciento de las empresas exportadoras del país vecino perdió mercado o dejó de exportar en 2010. La producción industrial en junio cayó 1,6 por ciento frente a mayo, y en el primer semestre el crecimiento fue de sólo el 1,7 por ciento interanual, indican datos oficiales. “Este paquete no resolverá el problema, pero es un buen inicio”, consideró el presidente de la poderosa Federación de Industrias de San Pablo (Fiesp), Paulo Skaf.
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