ECONOMíA › EL DERRUMBE DE LAS BOLSAS Y LAS MATERIAS PRIMAS EN TODO EL MUNDO GENERO PANICO. TEMOR A UNA CRISIS PROLONGADA. DESCONCIERTO EN LAS POTENCIAS
Fue la jornada con mayores pérdidas en el año en los mercados. Wall Street, Europa y los mercados latinoamericanos recibieron el impacto. Fracasan las políticas de contención de las potencias. Italia y España en la mira.
› Por Raúl Dellatorre
Los máximos responsables de finanzas de las potencias mundiales recibieron ayer, por cuarto día consecutivo, un “No” como respuesta a sus propuestas para calmar el ánimo de los mercados. Las promesas del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, de volver a comprar títulos de deuda de países en la cuerda floja fue aplastada por una nueva oleada de fondos especulativos lanzados a hacer diferencias en el Viejo Continente, ahora apostando a la caída de España o Italia. También prometió una operación excepcional de refinanciación por seis meses en favor de los bancos de la Zona Euro, con carteras muy comprometidas en títulos de deuda de países en zona de riesgo, pero tampoco alcanzó. Tal como opera la Casa Blanca y el Departamento del Tesoro, en Washington, las soluciones que se ofrecen desde Frankfurt y Bruselas sólo apuntan a “mejorar el clima en los mercados”, pero sin modificar las razones de fondo que originaron y ahora realimentan la crisis: el predominio del capital financiero especulativo por sobre la actividad productiva. Los fondos especulativos, puestos en el lugar del personaje a seducir en vez de reo a ser juzgado, siguen sacando ventajas. Ayer asestaron otro duro golpe, que seguramente no será el último.
La intervención del BCE comprando títulos de la deuda de España e Italia en los mercados secundarios no surtió el efecto esperado por sus autoridades. Pese a que esa acción había sido reclamada por los operadores financieros como una demostración de apoyo a los dos países más amenazados, la consideración que se hizo, una vez conocida la intervención, es que el monto de compras resultaba “muy limitado”. En vez de frenar las caídas de las cotizaciones, las aceleró.
España decidió al fin de la semana pasada anticipar el llamado a elecciones. Por ahora, no hará mucho más. Italia busca un acuerdo entre gobierno y sectores sociales para salir del estancamiento. Ayer, el premier Silvio Berlusconi se reunió con representantes patronales y sindicales, tras lo cual anunció que se habían iniciado discusiones “para alcanzar un pacto de estabilidad y cohesión social”. Para ello, se autoasignaron un plazo máximo de un mes. Así lo anunciaron. Algunos anticipos sobre las propuestas de cada sector dan cuenta de que no será fácil alcanzarlo. Sobre todo si se pretende que sea el camino para sacar a la península de diez años de estancamiento.
El menú abarcaría la inclusión de una cláusula constitucional de compromiso de equilibrio presupuestario, la modernización de las relaciones industriales y del mercado de trabajo, privatizaciones y liberalización de los servicios públicos y una reforma fiscal. La dirigente gremial Sandra Camusso, que participó del encuentro, señaló que habían presentado un plan consensuado con las asociaciones patronales, que no incluye las modificaciones a estatutos del trabajo que impulsa Berlusconi. Como en el caso de las medidas del BCE, las propuestas para tranquilizar a los capitales financieros en Italia sólo alimentan más la rueda especulativa.
A este panorama se agrega el fantasma del default en Grecia, ya que pocos creen que el nuevo paquete de rescate haya alejado definitivamente ese riesgo. Por otra parte, se sigue especulando en torno de cuántos países estarán en condiciones de participar de ese rescate. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, envió una carta ayer a los jefes de gobierno europeos reclamando “aprobar rápidamente” en los respectivos Parlamentos las modificaciones al fondo de salvataje que permitan otorgar la refinanciación a Grecia y estar preparados para un eventual socorro en España o Italia. En la misiva, Barroso no ocultó la preocupación de Bruselas frente a la expansión de la crisis, que ya no afecta sólo a la periferia europea sino que ataca su propio centro. Como Italia, la tercera economía de la Eurozona.
Pero hubo un párrafo de la carta que, en particular, aportó una cuota mayor de tensión al complicado momento financiero europeo. La tensión de los mercados, dice allí Barroso, “evidencia sobre todo la complejidad y lo incompleto” de las decisiones adoptadas el 21 de julio, cuando se decidió el segundo plan de salvataje a Grecia y el aumento y flexibilidad del fondo de asistencia. “No se entiende cómo pueda ayudar a calmar a los mercados la reapertura del debate, a dos semanas de la cumbre que tomó las decisiones”, respondieron desde el Ministerio de Finanzas alemán. Fue suficiente para echar más nafta al fuego en los mercados.
Wall Street siguió ayer pagando el precio del shock de desconfianza que provocó el manoseado acuerdo de demócratas y republicanos para elevar el techo de endeudamiento. Los pronósticos señalan una recesión prolongada en la principal economía del mundo. Los “hedge funds” liquidan posiciones en Norteamérica y son señalados, en Europa, como los protagonistas de los ataques contra las deudas de Italia y España.
Economías grandes en crisis y fondos especulativos en ebullición. Un panorama de cuidado contra el cual los países emergentes deberán tomar recaudo.
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