El ministro de Agricultura, Julián Domínguez, adelantó que la próxima semana mantendrá un encuentro con su par brasileño, Wagner Rossi, para analizar las condiciones de ingreso de carne de cerdo al país. El objetivo será acordar –de manera tácita– un cupo para la llegada de estos productos. El año pasado, Argentina tuvo una producción de 281.250 toneladas de carne porcina, y una importación de 48.000 toneladas, es decir un 17 por ciento del total. El 80 por ciento de esas compras fueron a productores de Brasil. Entre diciembre y enero de este año, la industria argentina aceleró sus volúmenes de compra en un 200 por ciento –en el bimestre– para evitar los altos precios internos (se estaba pagando 8 pesos el kilo vivo) y almacenó producción. Esta situación provocó las críticas de los pequeños y medianos productores, que ya realizaron varias medidas de protestas. Domínguez invitó a la Federación Agraria a la reunión en Brasil, convite que fue aceptado por la entidad que conduce Eduardo Buzzi.

“Este año el cerdo aumentó mucho su valor, por eso los importadores recurrieron en mayor medida a las compras brasileñas. La idea de la reunión será dejar en claro que debemos mantener un equilibro en el comercio”, explicó a Página/12 Alejandro Lotti, subsecretario de Ganadería. La idea de los funcionarios es que sin intervenir mucho en el mercado, quede establecido una especie de cupo promedio de exportación por parte de los brasileños.

Según el Ministerio de Agricultura, la situación conflictiva se dio entre diciembre de 2010 y enero de este año, cuando se importaron 5132 toneladas, un 204 por ciento más que en el mismo período de un año antes (1686 toneladas). Después, las importaciones bajaron en la comparación mensual pero siempre superiores en las mediciones interanuales. En junio ingresaron al país 3468 toneladas, un 32 por ciento menos que en enero pero un 25 por ciento más que un año atrás (2376 toneladas).

El aumento del consumo de la carne de cerdo, producto de un encarecimiento de la carne vacuna, empujó los precios internos del ganado en pie. A principio de año se pagaba en promedio de 6,13 pesos el kilo vivo, un 70 por ciento más en la comparación interanual. Pero había picos de 8 pesos el kilo. La industria dejó de pagar esos precios, y optó por importar más desde Brasil, y como se stockearon, empujaron a la baja el precio para los productores. Ahora el promedio está en 5,23 pesos, una baja del 2,6 por ciento en la comparación mensual, pero un 11,10 por ciento por encima de lo que se pagaba un año atrás.

Para Agricultura, el mercado ya se está estabilizando y las importaciones habrían vuelto a sus valores promedio. Sin embargo, la Federación Agraria no opina lo mismo. “No bajó. En los primeros seis meses del año ya alcanzamos el promedio de la década de 1990. No puede ser que haya licencias no automáticas para cualquier cosa y no para los cerdos. Es un disparate. Por eso aceptamos la invitación de Domínguez para viajar a Brasil”, señaló a este diario Pedro Peretti, director de la FAA.

Para el Gobierno, también hay un componente político en el reclamo de la FAA, sobre todo por el clima cercano a las elecciones. Según argumentan, los precios internos siguen siendo rentables. El otro componente que analizan desde el Ejecutivo tiene que ver con la “eficiencia productiva” de los pequeños ganaderos, es decir aquellos que son representados por FAA. En el país existen aproximadamente 8500 productores porcinos registrados. En la base experimental del INTA en Marcos Juárez se estableció que estos ganaderos podrían tener una producción anual promedio de 17 cerdos listos para ingresar a la industria. Sin embargo, el promedio nacional es de 10 porcinos. “Hay que profesionalizar un poco el sector, que se lleven registros, que las preñaciones sean planificadas”, explicaron desde Agricultura.