ECONOMíA
› GABRIEL RUBINSTEIN PIENSA QUE LA FLOTACION TERMINARA MAL
“Estos bancos están condenados”
› Por Julio Nudler
Los argentinos no quieren pesos, pero tampoco la dolarización. Y el clima social es de tolerancia cero frente a los atropellos del Gobierno y los abusos de bancos y empresas. Este es, en parte, el marco en el que hoy debuta la flotación cambiaria, por lo que abundan los diagnósticos sombríos. Como el del economista Gabriel Rubinstein, director del sitio econline.com.ar, a quien Página/12 comenzó preguntándole qué puede pasar hoy con el dólar. “Cómo arranca no es lo crucial –explica–. Un día no es decisivo. Hoy todos estarán expectantes, viendo qué hace el Banco Central. Este puede vender dólares y mantenerlo por debajo de dos pesos por algún tiempo, pero a la larga no podrá lidiar con los muchos factores de expansión monetaria y la bajísima demanda de pesos.
–Pero el Central amenaza con intervenir para castigar a los especuladores...
–Una cosa es amenazar y otra vender fuerte, porque eso provocaría discusiones en el Gobierno, por el rechazo a estar rifando las reservas.
–¿El acuerdo celebrado con los exportadores no es una vacuna?
–Contra la compra de esos dólares, el BCRA entregará pesos, y lo más probable es que esos pesos vuelvan a convertirse en dólares. Ahora está habiendo cierta recomposición de liquidez por la gran sequía de estas semanas, pero la demanda monetaria seguirá ausente. Por tanto, gran parte del desagote del corralito se irá a dólares.
–¿Esto presagia un estallido en pocos días?
–No creo. Sería tonto que el Central lo permitiese.
–¿No puede mientras tanto crear instrumentos financieros que compitan con el dólar y le permitan regular la liquidez?
–Sólo pagando intereses muy altos por colocaciones muy especulativas a dos o tres días. Lo cierto es que el Estado perdió toda credibilidad. Una devaluación es exitosa si después bajan las tasas, pero esto no ocurrirá.
–¿No podrían encargarse los bancos de ofrecer opciones de inversión?
–Estos bancos están condenados a muerte. De esta crisis no se recuperarán porque tuvieron una actitud deplorable. No defendieron a sus clientes. Se hicieron cómplices de la estafa que perpetró el Gobierno. Lo único que les importó fue achicar sus pérdidas. La peor actitud fue de los bancos extranjeros, que vendieron prestigio y al final resultaron iguales que el último banquito local.
–¿Qué tamaño de enemigo tendrá enfrente el Central en el mercado libre?
–Ese enemigo medirá más de 20 mil millones de pesos, que irán drenando del corralito y se convertirán en dólares durante los próximos meses. Se instalará una dinámica de devaluación permanente, indexación y peligro de híper, con deudores que no podrán pagar y mucho caos.
–¿Se cumplirán las nuevas reglas?
–Creo que éste no será el último cambio. Si hay desborde, el Gobierno endurecerá el cronograma de liberación de depósitos, rigidizará el corralito y modificará la indexación. No hay garantía alguna de que nada se respete. Aunque la pesificación a 1,40 más indexación puede resultar un buen negocio para los depositantes, el riesgo de un nuevo incumplimiento es altísimo. Si esto desemboca en una dolarización, ésta se hará en un momento de fuerte licuación, justo antes de que el depositante reciba el beneficio de la indexación.
–Si después de tolerar una estampida el BCRA derriba el dólar, ¿no infundirá temor en los especuladores?
–Acá no hay simplemente algunos Soros pulseando contra el Central, sino muchísima gente común que quiere protegerse. Si el dólar llega a 3 pesos y le dan una paliza, bajándolo a 2, la gente igual va a comprar, pensando que volverá a valer 3. Nadie cree en el Estado ni en los bancos. No hay instituciones en las cuales confiar. Ese es el problema, y no sólo el de algunos especuladores profesionales jugando fríamente.
–En el mercado libre también operará el comercio exterior. ¿Qué impacto tendrá sobre la economía real un dólar muy volátil?
–Seguirá siendo muy difícil fijar precios. ¿Cómo venderle a un supermercado, que paga a 90 o 120 días? Si el proveedor pretende cubrirse con una remarcación preventiva, el supermercado no le compra porque teme aumentar los precios. Es un temor físico, a la violencia, a los saqueos.
–Fue insólito celebrar un pacto de estabilidad por un fin de semana...
–De todas formas, el aumento de precios se blanqueará ahora. Si no, crecerá el desabastecimiento. Finalmente, devaluaron para cambiar precios relativos. Hoy hay productos que sólo se consiguen contra un cheque al día, o a plazo, pero comprometiéndose el comprador a cubrir la diferencia con la cotización del dólar a la fecha en que el cheque se acredite.
–¿Cuándo comenzarán las demandas salariales?
–Primero habrá algunas semanas de aumentos de precios, pero luego presenciaremos una puja dólar-precios-salarios, en medio de un escenario muy recesivo y socialmente convulso. Ya hoy esta economía no es viable, y seguirá así o peor. Ahora quieren impedir que las empresas echen trabajadores, pero seguirán los despidos porque no se puede producir. La ventaja de la licuación de deudas y de la devaluación no llega a las empresas porque está cortado el crédito comercial y financiero.
–Según su visión, habrá subas de precios a pesar de la recesión y reclamos salariales pese al altísimo desempleo...
–Son demasiados problemas para la escasa capacidad política y técnica de este Gobierno, que no conseguirá inspirar confianza en la población. Aunque controle el dólar por un rato, esto no termina bien. Además, la filosofía es la de no vender todos los dólares que la plaza pida, y Blejer no es Greenspan para torear al mercado.