ECONOMíA › EL RéGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO, SEGúN LA VISIóN DE UN EXPERTO ESPAñOL
El secretario general de la Organización Iberoamericana de la Seguridad Social, Adolfo Jiménez Fernández, analizó lo que está pasando en Argentina con el régimen de jubilaciones. En diálogo con Página/12 destacó el grado de aumento de la cobertura.
› Por David Cufré
Adolfo Jiménez Fernández es el secretario general de la Organización Iberoamericana de la Seguridad Social (OISS) y fue el responsable del área en España bajo el gobierno de Felipe González. De visita en la Argentina, para las recientes jornadas previsionales, dio una entrevista a Página/12 en la que destacó los avances de los últimos años en materia de jubilaciones. “El aumento de la cobertura fue el más importante de América latina”, apuntó. Defendió el régimen de reparto y aportó datos valiosos para comparar la experiencia argentina con lo que ocurre en su país y en Europa. Por ejemplo, España destina el 70 por ciento de su fondo de reserva a financiar al Estado, contra el 56 argentino.
–Tengo una evaluación muy positiva, especialmente por un dato muy importante en seguridad social, que es el grado de cobertura. En los últimos años ha superado el 90 por ciento. Es decir, más de nueve de cada diez personas en edad de jubilarse cobran un beneficio. Es lo propio de un sistema moderno, con vocación de universalidad. La seguridad social no surgió para proteger a un grupo privilegiado, sino al conjunto de la población, y en ese sentido la expansión en Argentina en los últimos tiempos me parece extraordinaria. Es la más importante de América latina.
–La de Uruguay es muy parecida a la argentina, en Chile ronda el 60 por ciento y en países de la zona andina se ubica entre 30 y 40 por ciento. Brasil tiene zonas muy diferentes: en San Pablo es como el promedio argentino, pero en el Amazonas es muy baja.
–El ciento por ciento, bajo sistemas de reparto. Esa es otra cuestión importante que ha cambiado en la Argentina. Los sistemas de capitalización individual no se distinguen por incrementar la cobertura. En Chile, por ejemplo, tenían un grado de cobertura escasísimo y eso obligó a la reforma de 2008, por la cual el Estado tuvo que asumir el costo de cubrir a sectores que no se podían jubilar.
–Los que han prosperado, por ejemplo en Europa, tienen un carácter voluntario, complementario del régimen de reparto. Suelen tener algún incentivo fiscal, como la posibilidad de deducir los aportes a esa caja de la declaración del impuesto a la renta. Están dirigidos a crear fondos de reserva más que a atender la situación de previsión del individuo. Se suman generalmente quienes tienen rentas salariales altas, alrededor de un 20 por ciento de la población en España.
–En España el sistema previsional está regido desde 1995 por un acuerdo muy importante que es el Pacto de Toledo. Todos los grupos políticos, desde Izquierda Unida al Partido Popular, llegamos al consenso de que el modelo de pensiones debe ser público, de reparto y solidario, gobierne quien gobierne. El pacto se renueva cada cinco años y es la institución que introduce los cambios cuando son necesarios, en función de cómo evoluciona la sociedad. Pero una cosa es adaptarse a los tiempos y otra es cambiar el modelo.
–Hay una ley específica para regular su administración. El fondo en este momento cuenta con 65 mil millones de euros. La ley establece que es un fondo de estabilización, no se dedica a la revalorización de las pensiones. No están contemplados aumentos de haberes con esos recursos.
–Porque están dedicados a dar estabilidad al sistema los próximos cinco, diez, quince, treinta años. Es más importante la permanencia del sistema solidario y universal que dar aumentos en un momento determinado.
–Hasta un 75 por ciento en deuda pública y el 25 por ciento restante en renta variable. Pero por acuerdo de la comisión del Pacto de Toledo, en este momento se ha invertido todo en deuda pública. El principio es más de seguridad que de rentabilidad. En este momento tenemos invertido un 70 por ciento en deuda española y el resto en deuda francesa y alemana.
–Para mí, depende de las condiciones. Si uno invierte todas las reservas de la seguridad social a una deuda de treinta años, pues puede ser criticable. Pero si las estoy invirtiendo a cinco o diez años no es nada criticable. En cinco o diez años voy a sacar una rentabilidad.
–Nosotros no tenemos esa idea de la plata de los jubilados. Los aportes que yo hago a la seguridad social no pertenecen a una prestación concreta. Pueden ir a protección familiar, a incapacidad temporal o permanente o a la jubilación. Es un ingreso a una caja común y se distribuye a las distintas prestaciones. Por lo tanto, nuestras cotizaciones no pertenecen a la pensión que vas a generar el día de mañana. Los jubilados no tienen el concepto de mi plata. No hay una concepción patrimonial del pensionista.
–La pensión mínima, con 65 años y cónyuge a cargo, está cerca del salario mínimo, de 700 euros mensuales por paga, que son catorce. Y la pensión media para los que están entrando ahora al sistema se ubica en 2300 euros.
–Depende de donde viva. Si vive en un pueblo, por ejemplo de Castilla, y tiene su casita probablemente le alcance con lo justo pero no pasa ninguna necesidad. Si vive en Madrid y tiene el alquiler, el tema es complicadísimo.
–Por el envejecimiento de la población. A Argentina le queda mucho tiempo para continuar con 65 años como edad de retiro. Es una edad adecuada para la esperanza de vida actual. Pero en España la esperanza de vida creció mucho en los últimos años, hasta 81 años el hombre y 83 la mujer, que es la segunda más larga del mundo después de Japón. La reforma, igualmente, se aplicará de manera progresiva desde 2013 hasta 2027, a razón de un mes por año hasta 2018 y dos meses por año hasta el final.
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