A pesar de la falta de definiciones en la cumbre de líderes europeos del fin de semana, los inversores apostaron ayer a que en el encuentro de mañana puedan conciliarse medidas concretas para paliar la crisis en el Viejo Continente. Los mercados finalizaron allí con alzas de entre 1 y 1,5 por ciento. No obstante, son varios los puntos sobre los que todavía existen diferencias entre los que lideran el bloque, Alemania y Francia. Ayer, la canciller alemana, Angela Merkel, insistió en que el Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF) debe superar el billón (millón de millones) de euros. Por su parte, el presidente saliente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, se manifestó a favor de endurecer el control sobre los países “más indisciplinados a la hora de manejar sus deudas”.

Merkel reiteró durante una reunión con los grupos parlamentarios de la oposición la necesidad de incrementar la capacidad crediticia del FEEF, aunque todavía no está definido el mecanismo para la capitalización. “Se están estudiando dos métodos que no necesariamente son excluyentes”, reconoció el portavoz de gobierno, Steffan Seibert. “Ninguno de los dos tiene nada que ver con el Banco Central Europeo (BCE)”, agregó. Francia es quien sostiene dotar al FEEF de una licencia bancaria, para que tenga la posibilidad, en determinadas ocasiones, de solicitar una inyección de liquidez al BCE. El encuentro de mañana podría concluir con una definición en ese sentido.

El otro punto sobre el que deberán dar respuesta es la salida de Grecia de la actual zona de derrumbe. Merkel consideró al respecto que el país heleno deberá plantear una quita de su deuda del orden del 50 o 60 por ciento, por encima del 40 por ciento que es el máximo que aceptan los bancos alemanes. Esto anticipa una dura lucha mañana en el seno de la Eurozona. Por su parte, los bancos acreedores ya pusieron el grito en el cielo. Una importante asociación de bancos de Estados Unidos advirtió a la Unión Europea que hay “límites” a lo que puede ser considerado una quita voluntaria a la deuda griega, por sobre lo que puede “equivaler a un default”.