ECONOMíA › NEGOCIACIóN CON LA INDUSTRIA EDITORIAL PARA EQUILIBRAR LA BALANZA
› Por Javier Lewkowicz
Las editoriales de libros presentaron una propuesta al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, para equilibrar la balanza comercial sectorial y con ello poder destrabar las importaciones que el funcionario mantiene frenadas en la Aduana. Moreno pretende que se sustituyan importaciones a partir del aumento en el volumen de impresión de material a nivel local. Desde el sector gráfico celebran la medida, y las cooperativas le informarán al funcionario en las próximas dos semanas sobre su capacidad de producción, ya que quieren aprovechar el aumento que la regulación generará en la impresión local. Según indicó a este diario Héctor Di Marco, titular de la Cámara Argentina de Publicaciones (CAP), hay cerca de un millón de libros sin poder ingresar.
En 2010 se comercializaron en el país 75,5 millones de libros. La industria gráfica imprimió en talleres nacionales sólo 16,7 millones, de manera que fueron importados 59,8 millones, casi el 80 por ciento del total. La baja participación de la industria nacional y el desajuste comercial que esa situación provoca hizo que el Gobierno, de forma similar al mecanismo utilizado en otros sectores, frenara las importaciones y forzara de ese modo a negociar a los empresarios. Moreno se reunió hace tres semanas con las dos entidades que nuclean a las editoriales: la CAP, donde están las empresas multinacionales, y la Cámara Argentina del Libro, compuesta por pymes de capital nacional. Cabe señalar que el principal comprador de libros en el país es el Estado, con el 53 por ciento del total, que le otorga capacidad de influir sobre las condiciones de la oferta, dada por las editoriales.
“Es algo que reclama el sector gráfico desde hace más de 20 años. La industria nacional es cuidada en Estados Unidos, Europa y Brasil. Las empresas gráficas locales no sólo están en condiciones de abastecer a todo el mercado interno, sino que podrían exportar 40 millones de libros por año”, señaló a este diario el titular de la Federación Argentina de la Industria Gráfica y Afines (Faiga), Juan Carlos Sacco. Para un editor extranjero, es más rentable realizar la impresión en el exterior que encargarla a empresas nacionales, ya que los libros importados están exentos de IVA, mientras que los insumos que utiliza la producción nacional están gravados, esquema que impacta de forma negativa sobre la competitividad local. Las multinacionales que operan en el país imprimen en China, Uruguay y Chile. “Las empresas ya le presentaron a Moreno el plan para equiparar importaciones con exportaciones y están aguardando una respuesta. Plantean la posibilidad de reducir importaciones e imprimir acá material que actualmente se adquiere en el exterior, en el caso de las importaciones que se pueden sustituir. Hay otras publicaciones que por escala no se pueden reemplazar”, indicó Di Marco.
Isaac Rubinzal, presidente de la Cámara Argentina del Libro, indicó que esa entidad está preparando “un plan compensatorio, para que las empresas que exportan puedan compensar a las firmas importadoras, a las que se le aplicaría un cupo”. Los editores nucleados en esa entidad le propusieron a Moreno juntar “a toda la cadena de valor: editores, imprenteros y los papeleros”. “Pretendemos que se imprima más en el país, pero para eso hay que discutir los precios de impresión y del papel”, agregó Rubinzal.
“La industria gráfica es un sector que fue muy castigado en los ’90, y es muy perjudicial que los libros importados estén exentos de impuestos”, señaló a este diario Eduardo Montes, vicepresidente de la Unión Productiva de Empresas Autogestionadas. Las empresas de la economía social le presentarán a Moreno un relevamiento sobre la capacidad de producción propia.
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