El Gobierno presentó ayer su última oferta para los ahorristas que todavía están dentro del corralón. Es el plan de despedida, con el que Eduardo Duhalde pretende revertir una imagen que lo persigue desde el principio de su gobierno. Cuando haga el balance de su gestión deberá admitir que no cumplió la promesa de entregar dólares al que depositó dólares, pero podrá decir que desmontó el engendro de Domingo Cavallo y que, a la larga, los ahorristas recuperarán su dinero. El anuncio de Roberto Lavagna abarca tres etapas. Quienes tengan Cedros hasta 42.000 pesos (30.000 dólares en el depósito de origen) podrán retirarlos en efectivo, mientras que por la diferencia con la cotización actual del dólar tendrán a su disposición un bono en dólares con vencimiento en 2013. Para los depósitos de más de 42.000 pesos se acorta el plazo de la reprogramación. Es la solución más atractiva de las que se diseñaron hasta el momento para competir con los amparos.
En tren de anotarse logros, Lavagna enfatizó que “el sistema financiero queda completamente normalizado y los ahorristas pueden disponer de su dinero como en cualquier país del mundo”. Las tres escalas en que se divide el reintegro de los fondos son las siguientes:
- Depósitos de hasta 42.000 pesos. La devolución es inmediata e incluye 1,40 peso por cada dólar depositado, más la indexación por el CER y los intereses acumulados desde la implantación del corralito, con una tasa del 2 por ciento anual. Ese paquete equivale a 2,05 pesos por cada dólar. Entre ese nivel y la cotización actual del dólar, el Estado ofrece un Boden 2013. El bono es en dólares. Se toma la cotización del día en que el ahorrista haga el trámite, aunque debe tener en cuenta que la opción estará abierta sólo por diez días.
- Depósitos de entre 42.000 y 100.000 pesos. Los bancos constituirán plazos fijos a 90 días, indexables por el CER y con una tasa del 2 por ciento anual. Vencido ese plazo, el ahorrista podrá llevarse el dinero y por la diferencia con la cotización del dólar tomar el Boden 2013.
- Depósitos de más de 100.000 pesos. El esquema es igual al anterior, sólo que los plazos fijos serán a 120 días.
Lavagna aclaró que los bancos están habilitados para acortar la duración de los plazos fijos y ofrecer mejores tasas de interés. Como piso deben cumplir con aquellos esquemas, pero no tienen restricciones para mejorarlos. Otra precisión del ministro fue que los ahorristas que optaron por Boden en el pasado no tienen posibilidad de canjearlos por los nuevos títulos. “La opción es sólo para quienes tienen Cedros”, insistió Lavagna, quien también indicó que “el Canje II (de Cedros por Boden 2012) sigue vigente, y quienes no quieran sumarse a ninguna de las opciones conservarán los Cedros y se ajustarán a la reprogramación ya planteada”.
De acuerdo a su evaluación, para los ahorristas ya no sería conveniente promover amparos, dado que los honorarios de los abogados le quitan el 20 por ciento del depósito original y, encima, tienen que esperar la resolución del trámite. La apertura final del corralón se dispone por un decreto de necesidad y urgencia, que Duhalde tiene para la firma. En este momento quedan en el corralón 17.650 millones de pesos, el 20 por ciento de los fondos atrapados en diciembre de 2001. Los bancos serán los que reintegren ese dinero, mientras que el Estado emitirá bonos por unos 2660 millones de dólares (tomando la cotización de ayer) para compensar a los ahorristas, monto de títulos en caso que esa opción sea elegida por el ciento por ciento de los actuales cedristas.
En el mismo decreto que firmará Duhalde se resuelve el mecanismo de cancelación de los redescuentos. Hay un stock de deuda de las entidades con el BCRA de 20.000 millones de pesos. Para devolverlos, tendrán un máximo de 70 cuotas, que se irán ajustando por el CER más una tasa del 3,5 por ciento anual. Por otra parte, podrán compensar esos pagos con títulosde la deuda pública en su poder (préstamos garantizados). Deberán integrar 125 pesos en títulos por cada 100 pesos que recibieron de redescuentos.
Finalmente, Lavagna admitió el rechazo de Duhalde a incluir en el mismo decreto ómnibus las compensaciones a los bancos por los amparos y por la eliminación del CER a créditos hipotecarios, prendarios y personales. Para resolver si corresponden o no las compensaciones, el Poder Ejecutivo enviará un proyecto de ley al Congreso, que a partir de entonces tendrá que lidiar con el lobby de los banqueros.