Dom 27.11.2011

ECONOMíA  › LA INESTABILIDAD FINANCIERA INTERNACIONAL PROVOCO UNA CAIDA GENERALIZADA DE RESERVAS EN ASIA Y LATINOAMERICA. ARGENTINA, ADEMAS, PAGA DEUDA

Dique de defensa que resiste la crisis

La debacle económica de Estados Unidos y Europa precipitó una pérdida de reservas en países emergentes que han estado acumulando en cantidad durante años, precisamente para amortiguar shocks financieros externos. Sin pagos de deuda, Argentina tiene saldo positivo.

› Por Tomás Lukin

En Argentina entre 2003 y 2010 las reservas pasaron de 14.000 a 52.000 millones de dólares y hoy se encuentran en 46.000 millones. Pese a lo que difunden analistas y economistas de la city respecto de que el país es uno de los pocos que está perdiendo reservas, ese retroceso se registra en muchos otros, incluso en potencias como China, Rusia y Brasil, debido a la crisis internacional. Desde hace varios años, la acumulación de reservas internacionales se ha transformado en una estrategia defensiva para ampliar los márgenes de respuesta de la política económica. Por eso, a lo largo de la última década se registró un sostenido incremento en las tenencias de reservas que superó el 150 por ciento en términos globales. Ese comportamiento estuvo motorizado por países asiáticos y latinoamericanos, que experimentaron crisis financieras desde fines de los ’90. En esos países el ritmo de crecimiento de esos stocks duplicó la media total. El atesoramiento de reservas en las bancas centrales facilita la administración del tipo de cambio, ofrece un autoaseguro frente a las corridas cambiarias y modificaciones súbitas en los flujos de capitales, reduce la vulnerabilidad externa, permite a los países contar con un prestamista de última instancia en moneda extranjera propio y disuade presiones devaluatorias y ataques especulativos.

Ese proceso de acumulación precipitó el debate sobre qué hacer con los fondos que superaban cualquier criterio técnico utilizado para definir la cantidad suficiente de reservas. Algunos países crearon fondos soberanos, como China, Arabia Saudita y Corea del Sur. Argentina destinó una porción al pago de deuda externa. Brasil decidió financiar exportaciones, mientras que India y Ecuador realizan obras de infraestructura. En los últimos meses de 2011, la mayor incertidumbre global se tradujo en una salida neta de capitales desde los países emergentes, como China, Rusia, India, Indonesia, Singapur y Brasil, que se tradujo en una reducción de sus reservas. Argentina no fue la excepción: la profundización de la crisis internacional, las presiones cambiarias internas junto con el pago de deuda con reservas redundaron en una caída de esos activos del Banco Central.

A comienzos de mes, el sitio web de The Economist publicó un ilustrativo gráfico titulado “¿Pasajero o tendencia?”, que refleja la caída de reservas en la mayoría de las economías emergentes para el bimestre agosto-septiembre, cuando los inversores internacionales volvieron a emprender una retirada masiva de esos mercados (www.econo mist.com/blogs/dailychart). En ese período, las abultadas reservas de la autoridad monetaria china cedieron 62 mil millones de dólares, más que la totalidad de las reservas argentinas. Esa caída representó un 1,9 por ciento del total de su stock ya que el Banco Central de China acumula 3,2 billones de dólares en activos. No obstante, las reservas de la economía oriental experimentaron solamente dos caídas porcentuales más grandes, en mayo de 2010 y diciembre de 2003.

Las reservas rusas ocuparon el segundo lugar en magnitud, al ceder más de 22 mil millones, el 4,7 por ciento del total. Rusia acumuló a lo largo de los últimos años 525 mil millones de dólares pero la crisis estructural de la Zona Euro, los movimientos especulativos sobre las economías periféricas de la región y los cambios en la cotización de las divisas que componen su cartera de activos resintieron ese stock. En mayo las reservas rusas habían llegado a caer 10.300 millones en una semana. El contagio de la incertidumbre financiera se extendió a la economía de Ucrania, uno de los primeros países en aplicar medidas de ajuste a cambio de un paquete de ayuda del FMI en 2008. Ese país perdió el 8,5 por ciento de sus reservas entre agosto y septiembre.

El país que perdió más reservas en términos porcentuales en ese bimestre fue Estonia. Pese a que la crisis ya estaba declarada, el deteriorado país báltico se unió al euro a principios de año. En ese momento el Eesti Pank, su banca central, entregó sus 146 millones de euros de reservas al Banco Central Europeo para su administración. Los activos denominados en otras monedas que quedaron en manos de los estonios cayeron 18 por ciento.

Indonesia, Singapur, Polonia, Ecuador, República Checa, Egipto y Letonia perdieron entre 10 y 5 por ciento de todas sus reservas entre agosto y septiembre. Para ese período Argentina se ubica en la mitad de la tabla. Cedió el 3,1 por ciento de sus reservas internacionales y en el Banco Central enfatizan que en ese momento se pagó a acreedores privados la anteúltima cuota de capital e intereses del Boden 2012 por una cifra cercana a los 2200 millones de dólares. Entre los países que menos reservas cedieron en términos porcentuales, por debajo del 3 por ciento, figuran Brasil, Su-dáfrica, Turquía, Corea del Sur, Taiwan e Israel. A su vez, otras economías registraron un incremento en sus activos. El aumento en el precio del petróleo se tradujo en un incremento cercano a los 18 mil millones de dólares de las reservas de Arabia Saudita (3,2 por ciento del total). En Chile el stock creció 4 por ciento, mientras que México, Colombia y Perú mantuvieron casi sin variación sus reservas. En esos países, a diferencia de Argentina, el Banco Central no interviene activamente en el mercado para reducir la volatilidad del tipo de cambio nominal y preservar un tipo de cambio real competitivo.

La situación relativa del stock de reservas argentino desmejora cuando se extiende el análisis hasta comienzos de año. Las presiones cambiarias, la fuga de capitales y la reducción del superávit en cuenta corriente –principal fuente de acumulación de reservas– producto del incremento en las importaciones y la remisión de utilidades y dividendos de las multinacionales limitaron el proceso de acumulación de reservas.

Entre enero y noviembre, la caída de las reservas internacionales del BCRA superó los 6100 millones de dólares. El stock comenzó el año arriba de los 52 mil millones de dólares y hoy se ubica levemente encima de 46 mil millones. Durante su intervención en la Conferencia Industrial de la UIA, la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, señaló que en ese período se utilizaron 7656 millones de dólares para el pago de vencimientos de deuda externa con acreedores privados y organismos multilaterales. Así, la variación de reservas neta de la política de desendeudamiento es positiva: 1500 millones de dólares.

Junto con la decisión de cancelar deuda externa, este año esos activos fueron utilizados para hacer frente a las presiones cambiarias y a la fuga de capitales. En octubre, el Banco Central intervino activamente en la plaza cambiaria vendiendo más de 1300 millones de dólares para evitar que el tipo de cambio nominal exhiba movimientos bruscos al alza reclamados por grandes jugadores del mercado cambiario.

El stock de reservas deberá hacer frente en diciembre al pago del Cupón PIB por un monto cercano a los 2000 millones de dólares, por lo que posiblemente terminen el año por debajo de los 46 mil millones de dólares. En el directorio del Banco Central reconocen la caída exhibida por las reservas internacionales pero enfatizan que, más allá de ese retroceso, persisten en niveles elevados y estiman que el año próximo volverán a repuntar. “Argentina tiene reservas suficientes, en su totalidad absolutamente líquidas y realizables. Tenemos reservas internacionales de sobra”, concluyó Marcó del Pont ante los empresarios de la UIA el lunes pasado.

En proyecto de Presupuesto Nacional 2012 contempla la posibilidad de utilizar hasta 5674 millones de dólares de las reservas para pagar vencimiento de deuda con acreedores privados. El total de esos pasivos ronda los 6800 millones de dólares. El Gobierno no necesariamente recurrirá al Banco Central ya que dependerá del nivel de reservas disponibles al momento de realizar los desembolsos. Las “reservas de libre disponibilidad”, la parte del stock de divisas que el Central destina al pago de la deuda, dependen de la base monetaria –la cantidad de dinero circulante– y el tipo de cambio. Con esos parámetros, rémora de la convertibilidad, a comienzos de año el Central contará con una limitada “libre disponibilidad” de divisas. Por eso en el Ejecutivo no descartan impulsar una modificación de esos criterios para adecuarlos al actual modelo macroeconómico.

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