ECONOMíA
Los bancos locales sacan cédula de identidad antes de las elecciones
Un grupo de bancos privados nacionales reconstituyó Adeba, para diferenciarse de los bancos extranjeros que controlan ABA. La intención es ir por separado a la negociación con el futuro gobierno de las nuevas condiciones que imperarán en el sistema financiero.
Los preparativos en el sistema financiero para disputar espacios con un nuevo gobierno genera realineamientos. Un grupo de bancos de capital privado local, encabezados por el Macro-Bansud, decidió romper con las entidades de origen extranjero y reconstituir Adeba, el sello tradicional que identificara a los bancos nacionales hasta su fusión con ABRA. De aquella fusión había nacido ABA, asociación que ahora queda directamente cuestionada por la salida de los bancos locales (Galicia, entre ellos). La figura de su titular, Mario Vicens, es uno de los ejes del cuestionamiento de las entidades que ahora conforman Adeba. Pero, fundamentalmente, es la forma en que encararán ante las futuras autoridades la compensación que recibirán los bancos y cómo será la estructura del futuro sistema financiero lo que llevó a un núcleo de bancos a diferenciarse de la banca extranjera.
La Comisión Directiva de la resurgida Adeba quedó conformada por Jorge Brito en la presidencia (Macro-Bansud), llevando a Guillermo Cerviño (Comafi) como vicepresidente primero, Alejandro Estrada (Privado de Inversiones) como vice segundo, y Antonio Garcés (Galicia) como vice tercero. La comisión se completa con representantes de la Bolsa de Valores, Mariva, Piano, Roela, Nuevo Banco Industrial y Finansur.
La mayoría de las entidades ahora agrupadas en Adeba era parte de ABA. Otras, por haber participado en las privatizaciones de los bancos provinciales, habían quedado también integradas en Abappra. Ahora, esta última entidad quedará casi exclusivamente compuesta por la banca pública y cooperativa.
El movimiento en el tablero tiene un carácter eminentemente político. En voz baja, varios miembros de la renacida Adeba critican a Vicens señalando que “confrontó sin sentido con el Gobierno y buscó tener un peso frente al Congreso y la Justicia que nunca se vio reflejado en hechos”. Otros señalan que “ABA se había convertido, en los últimos tiempos, en una entidad con futuro incierto y a merced de una serie de bancos que no definían si se quedaban o se iban del país”. Sin embargo, las diferencias vienen de algún tiempo atrás, cuando inmediatamente después de la devaluación y la pesificación de los créditos, la posición de las diferentes entidades distó de ser equiparable frente a la compensación ofrecida por el Gobierno.
El cambio de aire político que promete la elección presidencial –porque aunque gane el “oficialismo”, habrá aires renovados– impulsa el realineamiento de tropas. Los más activos grupos locales han decidido reagruparse y diferenciarse de la banca extranjera, confiando en obtener mejores réditos al negociar por separado. Otros bancos han decidido darse una pausa antes de definir su pase, como el caso del Hipotecario. Otros, en cambio, se ven entre la espada y la pared, como en el caso del Banco de San Juan. Su titular, Enrique Eskenazi, es un financista fuertemente vinculado con Néstor Kirchner (preside además el Banco de Santa Cruz) y esperaría a ver si la nueva Adeba es una movida a favor o en contra de un eventual futuro gobierno del candidato patagónico. Tampoco faltaron sospechas acerca de que la mano de Roberto Lavagna, ministro de Economía, podría estar detrás del resurgimiento de Adeba, mientras otros veían el fantasma del menemismo en la misma jugada. Sobran especulaciones que, todavía, deberán demostrar en los hechos si alguna tiene algún rasgo de veracidad.