ECONOMíA › PROPUESTA DE LA FAO SOBRE ALIMENTOS Y POBREZA
En la 32ª Conferencia Regional de la FAO, que cerró ayer en Buenos Aires, se enfatizó la necesidad de la soberanía alimentaria y el fomento a pequeños productores.
“Se necesita un mayor compromiso no sólo a nivel gubernamental, sino de toda la sociedad, sobre todo del sector privado, para terminar con el hambre en el mundo... Donde no hay pan (para comer) no hay seguridad alimentaria, ni tampoco otro tipo de seguridad.” Esta fue una de las principales conclusiones a las que arribó el presidente de la FAO, José Graziano da Silva, al cierre de la 32ª Conferencia Regional de la Organización de la Naciones Unidas encargada de la seguridad alimentaria. Durante una conferencia de prensa, en la que estuvo acompañado por Lorenzo Basso, viceministro de Agricultura, Da Silva afirmó que los países de la región están elaborando una propuesta de “matriz alimenticia y una plataforma de producción agrícola común” para presentar en la próxima cumbre del Grupo de los 20 (G-20), integrado por los países desarrollados y en desarrollo.
El rol de las conferencias regionales es elaborar propuestas y diagramar objetivos que luego son trasladados al seno del consejo central de la organización. Es decir que lo que se defina en estos encuentros tiene el carácter de vinculante para las máximas autoridades de la FAO. Las prioridades que se fijaron los 18 ministros de Agricultura y casi 40 viceministros de la región que participaron del encuentro tienen que ver con la búsqueda de la soberanía alimentaria, un mayor apoyo a los agricultores familiares, mejoras en las condiciones de sanidad y una mitigación de los efectos del cambio climático.
“No estamos rezagados en nuestra meta de erradicación del hambre en la región. Al contrario, vamos por el buen camino. Latinoamérica y el Caribe ya se han apropiado de la iniciativa para erradicar este flagelo. Antes era sólo un proyecto financiado por España”, sostuvo el titular de la FAO. Según esta organización, la producción de alimentos mundial debería aumentar un 70 por ciento de aquí al 2050. “Actualmente producimos alimentos para abastecer a todo el mundo, y sin embargo en la región tenemos 900 millones de personas subnutridas. La distribución de los alimentos es desigual”, agregó Graziano.
El promedio de los precios de los alimentos en el período 2006-2011 tuvo un incremento de 73 por ciento en comparación con el lustro anterior. Esto, que puede ser una buena noticia para los productores que se ven beneficiados por el alto precio de los commodities, es también una mala noticia para los consumidores. Para salir de la encrucijada de ponerle un techo a la cotización de las materias primas –como solicitan varios países de Europa–, desde la FAO sugieren hablar del acceso a los alimentos y no focalizar tanto en las variaciones de los precios. Para la FAO, pensar en el acceso implicaría un incremento de la producción y así expandir la oferta para abaratar los cotos de la comida. “La agricultura familiar no es ningún problema, sino parte de la solución. Cultivos familiares como los frijoles son productos no tran-sables y de gran consumo en la región”, señaló Graziano.
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