Sin alcanzar a la máxima aspiración de Christine Lagarde, que era llegar a los 600 mil millones de dólares, el cierre de la asamblea semestral del Fondo Monetario Internacional le dejó a su directora gerente la satisfacción de un aporte de los países miembro de 430.000 millones de dólares para ampliar el fondo de asistencia ante eventuales colapsos de países socios. El objetivo de estas sumas astronómicas vuelve a ser una vez más el mismo de siempre: tranquilizar a los mercados.

El “cortafuegos” de la entidad pone la mira en Europa fundamentalmente, ante la posibilidad de que economías como la española o la italiana se atasquen y requieran auxilio, como ya ocurrió con Irlanda, Portugal y Grecia.

El FMI logró aumentar ayer su “capacidad de intervención” para combatir la crisis internacional “al incrementar en 430.000 millones de dólares sus reservas para fortalecerse ante posibles nuevos rescates”, se anunció este sábado en Washington tras la reunión de ministros de Economía del G-20.

Estados Unidos y Canadá se negaron a ampliar sus aportes, mientras que China, Rusia y Brasil parecen aceptar la ampliación, pero no definieron cuál será su respectiva entrega. El G-20 acordó “aumentar los recursos del FMI para prevención y resolución de crisis”, indicó el comunicado, en el que se habló de “firmes compromisos” de numerosos países para poner recursos adicionales a disposición del FMI.

La medida implicará que la entidad financiera casi duplique los fondos disponibles para países en situaciones de emergencia financiera, por lo que podrá dar créditos por hasta casi 780.000 millones de dólares, y 380.000 millones como hasta ahora. “Poner a disposición más de 430.000 millones de dólares adicionales en la lucha contra la crisis de deuda es un aporte grupal extremadamente importante”, destacó la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, que habló de que ahora existen “las herramientas correctas”.