ECONOMíA › FRASES, HOMENAJES, DISPUTAS INTERNAS, DUDAS ENTRE “LA RAZON Y EL CORAZON”, E INDEPENDIENTES DE TODO MENOS DEL STATU QUO
Discursos cargados de simbolismos, como los de Marcelo Fuentes y Gerardo Morales, se cruzaron con la confesión de Estenssoro sobre sus dudas, entre lo que le dictaba la razón y el corazón. Cruces en el recinto, pero también en las bandejas.
› Por Sebastián Premici
Después de veinte años, YPF volvió al Congreso. Fue una sesión histórica. “Memoria colectiva”, “cambio de paradigma”, “soberanía energética” resultaron puntos claves del debate. Un gran ausente: Carlos Menem, el artífice de la privatización de la petrolera.
El senador neuquino Marcelo Fuentes, titular de la Comisión de Asuntos Constitucionales, marcó el inicio del debate. Hizo un recorrido del articulado, pero también le imprimió un matiz cultural.
“No sólo se recupera una herramienta central y estratégica que atraviesa la totalidad del proceso productivo, sino también la empresa testigo que garantiza el conocimiento mínimo que el Estado debe tener sobre el costo interno de ese petróleo. Esto es lo que garantiza la medida. Y fundamentalmente, garantiza el recupero del espíritu, el cual nos emociona todavía, sobre todo a los patagónicos, cuando la única presencia del Estado era YPF. Muchos políticos quedaron descolocados. Hay una memoria colectiva que sabe que hubo mejores épocas, que sabe que los argentinos somos capaces de construir la Patria en serio. Y es la que hoy lleva adelante esta medida, independiente de las discusiones legítimas que compañeros de otras bancadas tengan que hacer”, sostuvo Fuentes.
La idea de un cambio de época no fue solamente un argumento utilizado por el oficialismo. El senador de la UCR Gerardo Morales, no bien arrancó su discurso, dijo que éste era “un día histórico”. Aunque aclaró que le habría gustado que el senador Carlos Menem (el artífice de la privatización en los ’90 y el gran ausente durante todo el debate) estuviera presente. “Discutir la cuestión de YPF es empezar a cerrar el capítulo de los ’90”, indicó el radical, con tono condescendiente. Sin embargo, no se privó de criticar al actual secretario de Energía, Daniel Cameron (en tres oportunidades lo llamó ex secretario). “Tiene que dar cuenta de por qué el Gobierno subastó el autoabastecimiento. No hubo política de mediano y largo plazo. Recién ahora aparece el Gobierno diciendo que hay que mejorar la ecuación en la compra de gas”, indicó Morales.
Hacia el final, su discurso se puso metafísico. “A veces pedir perdón hace bien al alma. Tal vez algunas enfermedades que tenga el Gobierno se relacionen con el alma”, lanzó el jujeño. Desde su metafísica, quería relacionar la baja de la producción de YPF a la gestión del actual gobierno. “Pero como Yrigoyen, que nacionalizó el petróleo, o Mosconi, que fue presidente de YPF, o Illia, quien anuló los contratos petroleros, votaremos a favor en general”, cerró Morales.
La metafísica dio paso a los conflictos internos. “El Gobierno trae un proyecto que para nosotros no es la mejor herramienta, pero votaremos en general a pesar de que algunas minorías de mi partido están operando para que sea otra cosa”, sostuvo el radical, en un mensaje para el diputado Oscar Aguad, quien anteayer admitió que votaría en contra de la iniciativa. La interna radical también se trasladó al primer piso del Senado. El diputado bonaerense Juan Pedro Tunessi (UCR) subió a la primera bandeja para escuchar la sesión. Allí se encontró con otro radical, el jujeño Miguel Angel Giubergia, con quien conversó de manera efusiva. “No podemos quedar entrampados en esto. Les importa (al Gobierno) un carajo el autoabastecimiento”, le dijo el bonaerense al tucumano. Giubergia asentía.
Mucho se mencionó al primer presidente electo por el pueblo, Hipólito Yrigoyen, tanto por los propios radicales como por los legisladores del oficialismo y sus aliados. En la reunión número 61 de la Cámara de Diputados, del 27 de septiembre de 1919, se trató un proyecto de ley que llevaba la firma de Yrigoyen. Decía la iniciativa: “La importancia de los yacimientos petrolíferos de Comodoro Rivadavia y de Plaza Huincul, como asimismo la presunción de que existen en el país otros depósitos de este valioso combustible, reclaman y hacen necesaria la adopción de una ley orgánica que prescriba la forma en que el Estado realizará dichas explotaciones minerales”. Era el surgimiento de Yacimientos Petrolíferos Fiscales.
“Declárense de utilidad pública todos los terrenos, edificios y construcciones que a juicio del Poder Ejecutivo se necesiten para las instalaciones de la explotación de petróleo y de sus derivados, pudiendo expropiarlas de acuerdo con las disposiciones de la ley general de expropiación”, concluye el proyecto que dio origen a la empresa que ayer volvió a ser el centro del parlamento.
Estuvo sola en el comedor del Senado preparando su discurso un largo rato. Sus asesores le recomendaban votar en contra, para mostrarse consecuente con su postura política actual. La opción de acompañar no estaba dentro de sus planes. Pero la duda rondaba el espíritu de María Eugenia Estenssoro. “Esta es una causa por la que vengo abogando desde hace trece años, donde los argentinos le entregamos a Repsol la empresa. Pero los hechos me impiden acompañar el proyecto. Así no (...). No podemos subsanar ese grave error con otro acto de corrupción. No podemos aprobar un proyecto de expropiación sin antes revisar lo actuado por este gobierno”, sostuvo Estenssoro. Sus dichos parecían indicar que las dubitaciones habían cesado. Aunque no del todo. “La razón me dice que tengo que votar en contra de esta estafa emocional e ideológica (...). Pero el corazón pide otra cosa. Como yo creo que los hidrocarburos son esenciales para el país, y creo en el rol del Estado, voy a ser prudente y pediré permiso para abstenerme”, concluyó la senadora.
Norma Morandini suele plantear sus argumentos desde la “independencia” que le otorgan sus votos. Independencia de criterios y afiliación político/partidaria, si es que tal cosa existe. “No estoy de acuerdo con las maneras, en sentido democrático. Ahora la verdad se presenta como una gesta patriótica y es en realidad el fracaso de las políticas energéticas. Lo que ayer fue pragmatismo (lo que se hizo en la década del ’90) hoy es ideología. Siempre hemos pedido que sea el Estado quien defienda los recursos argentinos. No necesito envolverme en la bandera patriótica. Hay un chantaje emocional”, dijo la periodista. En definitiva, Morandini dijo que votaría en contra. Al igual que votó en contra de la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central o de la resolución 125, cuando era diputada. Y en el caso de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, cuando en vez de votar, se ausentó del recinto.
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