ECONOMíA › OPINIóN
› Por Emilio Katz *
La profunda crisis económica que envuelve de manera no igual a los principales países desarrollados es el corolario del poder que fue logrando el capitalismo financiero en el manejo de la economía mundial.
El concepto de revalorizar el capital sin pasar por la producción de bienes materiales condujo inevitablemente a desatar esta crisis, donde los primeros en salvarse son los bancos y los primeros perjudicados son los millones de desocupados que quedan marginados de su función específica de agregar valor, produciendo bienes materiales destinados a la satisfacción de las necesidades de los seres humanos y generando, además, un plus valor que impulse la reproducción ampliada como impulsor de un círculo virtuoso que requiere para perdurar de una apropiada política distributiva regulada por el Estado.
Frente a esta realidad, el gobierno argentino, liderado por su presidenta Cristina Fernández de Kirchner, elige la opción de fijar a los primeros veinte bancos del sistema, que suman el 92,4 por ciento del total de los depósitos, la obligatoriedad de disponer del 5 por ciento del total de los mismos para nuevas líneas de crédito destinados a ampliar la capacidad instalada para la producción de bienes y servicios. Así, antes de fin de año se destinarán alrededor de 15.500 millones de pesos, de los cuales no menos de la mitad deberán prestarse a las Mipymes.
Quienes venimos sosteniendo la necesidad de reconocer, en los hechos, el rol protagónico de los empresarios de las micro, pequeñas y medianas empresas al servicio de un desarrollo económico con inclusión social, no podemos menos que aplaudir estas medidas y alegrarnos porque sentimos que fuimos escuchados.
Alfredo Zitarroza nos decía en versos sencillos que “el árbol crece desde el pie”. Cabría agregar que, cuando nace, hay que cuidarlo para que crezca sano, derecho, fuerte. Y no podarlo antes de tiempo. Saliendo de la metáfora para volver a la realidad, a las Mipymes nos trabaron en nuestro crecimiento con una política financiera discriminatoria. Y hoy sentimos que nos van a sacar un cepo. En tanto seguimos esperando que se profundice en nuestra realidad, que se tome conciencia de que no podemos pagar un 3 por ciento mensual cuando pedimos facilidades de pago en la AFIP por las deudas que no pudimos hacer efectivas a su vencimiento. Facilidades de pago debiera significar la posibilidad de poder cumplir y no endeudarnos cada vez más.
Observemos cómo crecen los pequeños emprendimientos productivos que comercializan en las ferias conocidas como Las Saladas, y cuáles son las dificultades que debemos enfrentar el resto de las pymes. Si no se avanza en segmentar el análisis desagregado de las políticas fiscales, laborales y aduaneras respecto de las grandes empresas, la cuesta se vuelve cada vez más empinada.
Hay que podar más a los árboles más altos para sacarles los cepos que aún traban el crecimiento de las Mipymes. De esa manera, “desde el pie” podremos contribuir a fortalecer este proceso inédito, soberano, emancipatorio y solidario.
* Directivo de Caibyn y dirigente de Apyme.
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