Sáb 21.07.2012

ECONOMíA  › ANALISIS DE LA ECONOMIA DE BRASIL EN CEFID-AR

Asoma la crisis

› Por Raúl Dellatorre

Una caída del 1,8 por ciento en el producto industrial y estancamiento (crecimiento cero) del PBI en el segundo trimestre, retracción de los consumidores excesivamente endeudados, decisión oficial de congelar el gasto público y un conflicto con los trabajadores estatales que ya se prolonga por más de tres meses. No es España ni Grecia, sino el cuadro de situación que presenta la economía brasileña, con las estimaciones estadísticas más recientes. Las presentó Ricardo Summa, investigador de la Universidad Federal de Río de Janeiro, durante su disertación en el panel de cierre del seminario sobre Crisis Internacional (despliegue en Europa y potenciales impactos en América latina), organizado por el Cefid-Ar. No fue todo: agregó que el avance de la proyección del Presupuesto federal 2013 mantiene los mismos lineamientos, en cuanto a contención del gasto. “La actividad económica se deteriora, la recaudación fiscal empezó a caer, las perspectivas son que las cosas van a ser cada vez peores”, completó su descripción Summa.

Dos centenares de asistentes, en el Salón de Actos del Banco de la Nación Argentina, en su sede central, frente a Plaza de Mayo, lo escuchaban asombrados. Entre los panelistas que acompañaban a Ricardo Summa se miraban y entrecruzaban consultas. “¿Manejabas estos datos?”, le preguntó uno de ellos a quien estaba a su lado. Un tercero, que alterna su actividad profesional entre Buenos Aires y Río, asentía con un movimiento de cabeza.

El último, Eduardo Crespo, economista recibido en la UBA y profesor universitario en Río, advirtió al hablar después de Ricardo Summa, en el mismo panel, que “Brasil se desaceleró antes que los países europeos, porque no empezó ahora, sucede desde hace más de un año. ¿Cómo se explica eso? ¿Cuáles son los canales de transmisión de la crisis? ¿Son tan fuertes las expectativas y tan sagaces los empresarios brasileños que se anticipan a lo que va a pasar? Suena raro...”.

Crespo no dejó abierto el interrogante, sino que le dio su propia respuesta. “Los que recomendaron el cambio de política en Brasil, cuando el país crecía al 7,5 por ciento anual, hasta 2010, no fueron ortodoxos, no fueron neoliberales. Hay que reconocerlo, fueron economistas heterodoxos, estructuralistas. Brasil venía con tasas de interés muy altas, entonces recomendaron bajarla y devaluar un poco (el real en términos de dólar). Pero hicieron la advertencia de que esa modificación de variables podía provocar un impacto tremendo en los precios, un golpe inflacionario. ¿Qué propusieron? Cambiar el ancla cambiaria por el ancla fiscal; frenar el gasto. Este fue el consejo que dieron”, subrayó. Y las consecuencias empezaron a verse reflejadas antes de que aparecieran las primeras sombras de la crisis mundial en la región. Pero Crespo resalta que “la causa del retroceso de los indicadores no fue la crisis, sino que la crisis fue la excusa de estos economistas para justificar el ahorro fiscal que impusieron. Son los responsables por sus propuestas de enfriamiento de la economía y tienen nombre y apellido: los neodesarrollistas como Antonio Bresser Pereira allá (en Brasil), que tienen su correlato acá en (Roberto) Frenkel y (Eduardo) Curia”.

A su turno, Diego Borja, ex ministro de Economía y ex presidente del Banco Central de Ecuador, coordinador regional del proyecto de Nueva Arquitectura Financiera y de políticas económicas del ALBA, señaló que si no se observa la actual situación mundial como una crisis generalizada de todo el sistema capitalista, si no se percibe la necesidad de reformular los organismos y los instrumentos para “convertir a la región en un espacio de salida, todas las medidas que se tomen pueden no ser suficientes”. Y vinculó ese riesgo de error de diagnóstico con lo que había expuesto Ricardo Summa sobre la economía de Brasil, que “a pesar de su imagen de fortaleza, vemos que tiene una situación tremendamente frágil”.

Borja apuntó que la propia crisis se había encargado de “desmontar el discurso de la ortodoxia”. Repasó algunas informaciones recientes, como “la denuncia por manipulación de la tasa Libo, lo que abre la puerta a un nuevo debate sobre la necesidad de una auditoría general sobre la deuda externa de nuestros países”; la acusación al “HSBC por lavado de narcodólares, uno de los bancos emblemáticos del sistema mundial y además uno de los que financió la campaña del presidente de la principal potencia mundial”; la elección de un gobierno conservador en España que, “a pocos meses de asumir, tiene una multitud en las calles repudiando su política de recortes”. El economista y dirigente de confianza de Rafael Correa concluyó que “ningún economista, por ortodoxo que sea, diría otra cosa que el modelo neoliberal fracasó, pero todavía hay intereses dominantes dispuestos a sostener estas políticas de ajuste”. El boicot generalizado a los proyectos Banco del Sur y Fondo Regional del Sur, el golpe a Fernando Lugo en Paraguay, la conformación del Acuerdo del Pacífico como respuesta a la consolidación de la Unasur, “la guerra mediática coordinada contra todos nuestros gobiernos”, los intentos de golpe contra Correa, Evo y el perpetrado en Honduras, más la reactivación de la IV Flota en el Atlántico, dijo, “no son ajenos a esos intereses”. En ese contexto, remarcó Borja, la respuesta deberá ser “mucho más global que la formulación de políticas contracíclicas”.

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