ECONOMíA
› PETROLERAS, SINDICATOS Y PROVEEDORES EN GUERRA CON EL GOBIERNO
Lobbies unidos contra la retención
Mientras las empresas presionan, los sindicatos y proveedores empezarán esta semana cortes de ruta contra las retenciones.
El tira y afloje entre el Gobierno y las petroleras comienza a definirse en favor de las empresas. El propio viceministro de Economía, Jorge Todesca, reconoció ayer que las naftas podrían aumentar. Con la excusa de cerrar los pozos menos rentables, las petroleras lograron sumar a su causa a trabajadores y proveedores, quienes hoy cortarán la Ruta Nacional 3 a la altura del extremo sur de Chubut. La protesta podría extenderse a las restantes provincias productoras, amenazando con el desabastecimiento. Esto otorgaría una nueva carta de negociación a las petroleras frente al Gobierno en la puja por el reparto del excedente de ingresos generado por la devaluación. El Gobierno no descartó el establecimiento de precios máximos.
“La magnitud de la modificación (en el tipo de cambio) no es una cuestión indiferente.” Por eso, “puede que haya alguna corrección” en los precios de las naftas, reconoció Todesca. Estos aumentos dependerán “de cómo se acomode la formación de precios en la cadena para que se pueda obtener un abastecimiento fluido”, justificó.
El reconocimiento del viceministro representa un punto de inflexión tras la puja desatada por la solitaria decisión presidencial de la semana pasada. A pesar de que desde la Secretaría de Energía se había consensuado con las petroleras un impuesto a la producción en boca de pozo del 8 por ciento –que a las petroleras les costaría menos de la mitad que las retenciones–, Duhalde decidió gravar las exportaciones de crudo con el 20 por ciento y con el 5 por ciento a los derivados. La noticia cayó como un balde de agua fría sobre las empresas y desató un inmediato juego de presiones que incluyó a todos los integrantes de la cadena de valor de la industria. Las petroleras amenazaron con que, como resultado del nuevo gravamen, se verían obligadas a subir el precio de los combustibles hasta un 40 por ciento en 3 etapas, y a cerrar los pozos menos rentables, con el consecuente efecto en las economías de las provincias productoras. Esta afirmación resulta por lo menos curiosa, puesto que, descontada la retención, con la devaluación las petroleras mejorarán sus ingresos en pesos en un 60 por ciento, mientras que sus costos de producción quedaron planchados. O lo que es lo mismo, si de precios internacionales se trata, se redujeron a la mitad en dólares.
Sin embargo, las empresas que oligopolizan el mercado local –la española Repsol YPF, Shell y Esso– no parecen dispuestas a resignar un porcentaje “tan grande” de sus ganancias extraordinarias post-devaluación. La sola amenaza de cerrar pozos logró movilizar en contra de las retenciones a los trabajadores del sector, o al menos a sus dirigencias gremiales, y a los proveedores.
Los trabajadores petroleros privados nucleados en la Faspygp confirmaron ayer un “paro y movilización” por tiempo indeterminado contra las retenciones. La protesta abarcará las provincias de Chubut, Santa Cruz, Neuquén, Mendoza, Salta y Buenos Aires, donde se ubican los principales yacimientos y refinerías. En el rol de alter ego de las empresas, el secretario gremial de Faspygp, Alberto Roberti, advirtió que “las petroleras son empresas internacionales muy fuertes que se van a ir de la República”. Además denunció que la decisión oficial “ya produjo 10 mil despidos y suponemos que para mayo cerrarán todos los yacimientos, dejando a 32 mil trabajadores en la calle”, exageró.
Por su parte, el empresario pyme Carlos Díaz informó que hoy se movilizarán “equipos petroleros pesados por la Ruta Nacional 3, entre Comodoro Rivadavia y Caleta Olivia”. Las pymes dependientes de la actividad petrolera brindan servicios de perforación, soldadura y mantenimiento general de oleoductos y gasoductos.
Del lado de los estacioneros, el presidente de la Federación de Expendedores de Combustibles (Fecra), Carlos Calabró, defendió una extraña alquimia para que los precios no aumenten y se reste por un lado lo que se suma por el otro. “Si no se modifica la estructura tributaria que pesa sobre el precio final del combustible, es inevitable que se produzca unaumento gradual de hasta el 25 por ciento. Esto fue reconocido por las mismas autoridades del Gobierno”, explicó. Para el expendedor, el Estado debe bajar los impuestos que se cobran a los combustibles: “El componente impositivo que se paga por litro de nafta es excesivo”. De esta manera, lo que el fisco percibiría por las retenciones, se neutralizaría con las reducciones de otros impuestos. Las petroleras podrían subir sus precios para no pasar a pérdida las retenciones, pero el valor de las naftas quedaría igual. El temor de los expendedores es que un aumento de los combustibles potencie más la fuerte caída de ventas que se produjo en enero y que alcanzó, en la comparación con igual mes del 2001, al 25 por ciento.
Al juego contra las retenciones se sumaron también las provincias productoras, pues este tipo de gravamen afecta sus regalías en la misma proporción. Aunque a las provincias les cabe el mismo argumento que a las petroleras –verán incrementadas sus regalías en pesos en un 60 por ciento–, debe reconocérseles el reclamo por discriminación. Un alto funcionario de la provincia de Neuquén dijo a Página/12 que si se establecen retenciones para el petróleo, también deberían extenderse al resto de las exportaciones. Reeditando el atávico enfrentamiento Nación-provincias, reconoció que su Estado tenía mucho menos poder de lobby que “los piratas de Buenos Aires” y la Pampa Húmeda.
Mientras tanto, el precio de los combustibles es libre. Pero esta libertad no se produce en un marco de competencia sino en un mercado oligopólico, donde sólo 3 empresas controlan el 85 por ciento de la producción y las ventas y de las cuales una de ellas, la española Repsol YPF, llega prácticamente al 50 por ciento del mercado total. No hace falta recurrir a la teoría económica para prever qué sucede con los precios en mercados oligopólicos. La historia argentina es una muestra práctica. Con precios del crudo relativamente estables, los combustibles aumentaron en torno al 80 por ciento. Algo de esto reconoció el viceministro Todesca al revelar las cartas propias. “El Gobierno busca acuerdos con los sectores y mejorar las condiciones de competencia donde pudiera ser un factor importante ante los precios. En algún caso, se aplicará controles de precios”, advirtió.