ECONOMíA › LA FIESTA DEL CENTENARIO DE LA FEDERACIóN AGRARIA, UNA CUMBRE OPOSITORA
“Marcharemos juntos para construir una referencia”, planteó Eduardo Buzzi, aunque negó que busque formar “un polo opositor”, sumó a Biolcati, Moyano, Micheli, Lavagna, De Narváez, Binner y Cobos, los “referentes”. Faltó Duhalde, pero se anota.
› Por Raúl Dellatorre
Todos repartían sonrisas, se entrecruzaban abrazos. Se saludaban como si se tratara de viejos compañeros de colegio que se reencuentran después de años. Como si no hubiera contradicciones entre ellos. Julio Cobos revivió su momento de gloria de la Resolución 125, Hugo Biolcati compartió espacio y objetivos con Hugo Moyano, Francisco de Narváez se expuso como el referente del peronismo presente. Por supuesto estuvo Gerónimo Venegas, el Momo, asiduo participante de los convites de la Mesa de Enlace. Hermes Binner circulaba entre todos ellos. Y Pablo Micheli, de la CTA, a varios cientos de kilómetros del espacio de gremios combativos que lidera. La mesa para 1700 invitados a la celebración del Centenario del nacimiento de la Federación Agraria estaba servida para todos ellos. “No queremos hacer de esto un polo de oposición”, se esmeró en repetir Eduardo Buzzi frente a cada micrófono que tuvo delante. Pero no pudo evitar que se adivinara el gustito dulce en la boca por la amplia convocatoria que logró en todo el arco opositor al Gobierno. “Unidad de acción”, “puntos de coincidencia”, “no es que nos una el espanto, pero hay acuerdos”, fueron algunas de las frases con las que coronó su formulación central en el mediodía de Rosario: “Hay acuerdos y, cuando podamos, marcharemos juntos para construir una referencia, que implique que el Gobierno tenga que escuchar a los que no quiere escuchar”.
La cumbre opositora que tuvo lugar en el Patio de la Madera de Rosario fue más una evocación de los intentos por constituir una fuerza de presión y acorralamiento al gobierno nacional en 2008 que una conmemoración del Grito de Alcorta. Así se conoce la revuelta de los chacareros del 25 de junio de 1912, cuando los colonos, inmigrantes o descendientes de éstos arribados en los 25 años previos al país, reunidos en asamblea en la Sociedad Italiana de Alcorta (Santa Fe), reclamaron que se pusiera freno a los abusos con el arrendamiento de las tierras. Los campesinos se negaron a hacer sus tareas, abandonaron los campos y extendieron la huelga por toda la zona agraria de Santa Fe y el norte y oeste bonaerense, que duró más de cuatro meses. En ese proceso nació la Federación Agraria. Francisco Netri, que presidió aquella asamblea, fue asesinado cuatro años después en una emboscada ordenada por dirigentes de la Sociedad Rural.
La presencia de ayer de Biolcati no fue para pedir perdón, sino para destacar sus coincidencias actuales con Buzzi y Moyano. “Con Federación Agraria hemos aprendido a privilegiar lo que nos une por encima de lo que nos separa”, dijo, pese a reconocer que “han nacido ideológicamente desde un punto muy distante a la Sociedad Rural”. Respecto de Moyano, señaló que “en aquellos puntos en los que coincidimos podemos trabajar juntos”.
La convocatoria dio para eso y mucho más, Cobos sintió por un momento que su carrera política no había quedado enterrada en el pasado, después de todo, cuando recibió la principal ovación del día al ingresar al salón donde se sirvió el almuerzo, rememorando su tan célebre como reprobable “mi voto no es positivo”, que fue acompañado por el otro Grito de Alcorta, el de Figueroa Alcorta, avenida Sarmiento y avenida Libertador, la zona más paqueta de la Ciudad en la que la Mesa de Enlace convocó esa noche a esperar la votación en el Senado contra las retenciones móviles.
En ausencia de Eduardo Duhalde, ausente con aviso, De Narváez se paseó como principal referente del “peronismo”, aunque no todos lo vieran así. Pablo Micheli compartió la mesa con Hugo Moyano y el Momo Venegas, pero este último no les dio chances a sus acompañantes y se apropió, sin disimulo, del atractivo centro de mesa: un molino de campo para extraer agua, hecho a escala en madera y aluminio, que dejó el evento bajo el brazo del dirigente rural.
No convocó a un polo opositor, pero en su discurso Eduardo Buzzi utilizó repetidas chicanas contra el gobierno nacional con éxito garantizado en la concurrencia que lo rodeaba: el “exilio interno de los que se fueron al sur después de hacer plata con la (Circular) 1050”, “el dolor de ver a la Argentina sin vivienda, sin agua, sin trabajo y sin alimentos”, “el deterioro de la calidad institucional” y la convocatoria a “resistir el autoritarismo y el pensamiento único” que supuestamente impone el Gobierno, como si los ’90 no hubieran existido.
No fue una convocatoria a formar un polo opositor, aseguró Buzzi, pero sus invitados Moyano y De Narváez se entusiasmaron tanto como el dirigente federado, pero con menos disimulo. “Más que un frente opositor, es un frente de unidad”, lo consagró el liquidador de Casa Tía. “No nos comamos la cena a la hora del almuerzo, todo en su medida y armoniosamente”, respondió Moyano a la pregunta de si estaba surgiendo de allí “una opción electoral”. Concediendo que la respuesta era positiva, pero no el momento.
Para algunos, el próximo encuentro será “en la calle, movilizados”. Para Moyano y Buzzi, seguro. ¿También Micheli? Más allá de diferencias de perspectivas, todos se retiraron conformes, intercambiando compromisos de llamarse para “seguir charlando”. Pasó el almuerzo, pero lo que sobra son apetencias.
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