Mar 03.06.2003

ECONOMíA

Ya no dice “disparates”, sino que escucha el deseo de los argentinos

Alfonso Prat Gay abandonó muy pronto el discurso de confrontación con el Gobierno. Ayer, en vez de descalificar al Presidente de la Nación, lo elogió cálidamente por “escuchar el deseo de los argentinos”.

› Por Claudio Zlotnik

No parece el mismo Alfonso Prat Gay de una semana atrás. Aquel que había toreado al presidente Kirchner a escasas horas de llegar a la Casa Rosada, calificando de “enorme disparate” la pretensión del jefe de Estado de un dólar a 3 pesos. Ayer, totalmente ajeno a esa ofensiva, el titular del Banco Central se mostró sumamente elogioso del Presidente. Tanto que fue capaz de vincular el esquema técnico sobre metas de inflación que implementará la autoridad monetaria con una alabanza al discurso de Kirchner ante la Asamblea Legislativa. Según Prat Gay, el nuevo modelo tiene como objetivo “escuchar el deseo de los argentinos, muy bien reflejado por el discurso del Presidente de la Nación en su ceremonia de asunción en el Congreso, de volver a ser un país normal”.
Aunque Prat Gay ya había ofrecido sus disculpas públicas por su crítica a Kirchner, ayer decidió inaugurar las Jornadas Monetarias y Bancarias del Banco Central con un guiño directo a la Rosada. El jefe del Central sabe que sus últimos dichos cayeron muy mal en la primera plana del Gobierno, aunque se haya decidido evitar la polémica para no abrir otro frente de conflicto, tras la purga en las Fuerzas Armadas.
Además de la definición política, Prat Gay explicitó que, según su expectativa, la inflación este año rondará entre 10 y 15 por ciento. Una cifra que parece lejana si se toma en cuenta que los precios en los últimos seis meses acumularon un aumento “algo inferior al 2,5 por ciento”. “Esto quiere decir que estamos en niveles de inflación anual, por lo menos hoy, de algo menos del 5 por ciento”, sostuvo el titular del Central. Es probable que al calcular un 10 o 15 por ciento de inflación anual, Prat Gay esté pensando en que habrá un ajuste de las tarifas de los servicios públicos y un aumento de los salarios. No obstante, la divulgación de esos datos dio pie para que el economista informara que a partir del próximo año se instrumentará el modelo de “metas de inflación”. “No nos engañemos (no obstante el bajo nivel inflacionario), nos falta el encuadre institucional para lograr que esto sea duradero”, advirtió Prat Gay.
El plan que implementará la cúpula del Central a partir de 2004 toma como ancla a la inflación en vez del tipo de cambio. Es decir, una vez determinada la meta de inflación anual, hace jugar al resto de las variables monetarias para que se cumpla el objetivo. Este modelo se está instrumentando en la mayoría de los países. Entre los latinoamericanos figuran Chile, México y Brasil, mientras que Canadá, Reino Unido, España y Suecia figuran entre los mercados desarrollados con similares políticas monetarias.
Prat Gay es un fervoroso defensor de este esquema. Ayer dijo que con el modelo de inflación pautada “vamos a poder aprovechar la oportunidad única de darles a los argentinos algo que todos los países normales tienen: una moneda única, propia y sana. Sólo así tendremos una estabilidad duradera”.
La posición del banquero fue respaldada por el economista jefe del Fondo Monetario, Kenneth Rogoff, que llegó a la Argentina especialmente para participar de las Jornadas y aprovechará para encontrarse hoy con el ministro Roberto Lavagna. Rogoff se limitó ayer a realizar dos ponencias: una en el salón Bosch del Banco Central y otra en la Universidad Di Tella. Página/12 quiso entrevistarlo, pero colaboradores del experto justificaron su negativa en que “tiene la orden de limitarse a sus discursos específicos”. De hecho, durante la ronda de preguntas que se pudieron realizar en el Central tras su exposición, este diario preguntó sobre los errores del FMI en sus pronósticos y la responsabilidad de Rogoff, pero Prat Gay prefirió guardarse el papel, justificando que el estadounidense no iba a responder sobre cuestiones de los años ‘90, cuando Rogoff no era funcionario del FMI. No tomó en cuenta que el Fondo siguió errando también en lo que va de esta década.
Durante su discurso, Rogoff analizó los riesgos de la deflación, un proceso que lastimó a la Argentina en la última parte de laconvertibilidad. Tras comentar las causas y perjuicios de los procesos deflacionarios, proyectó una diapositiva donde se leía que una de las formas de dejar atrás la etapa era con “medidas heterodoxas”. ¡De haberlo sabido! La Argentina fue conminada por el propio FMI (con Rogoff en la plana mayor) a aplicar planes ultraortodoxos durante los años de depresión económica y deflación.

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