ECONOMíA › EL FMI REITERA LAS CRíTICAS A LA ARGENTINA SOBRE EL INDEC, EL DóLAR Y EL FRENTE FISCAL
El FMI revisó a la baja las proyecciones de crecimiento del PIB de Argentina en 2013 desde el 3,1 por ciento al 2,8 por ciento. Criticó el nuevo régimen de control de divisas y de administración del comercio exterior.
› Por Tomás Lukin
El euro no desapareció y Estados Unidos no cayó en un abismo fiscal, por lo tanto, para el Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía global está en mejores condiciones que antes. Sin novedades ni urgencias, el organismo que preside Christine Lagarde presentó sus perspectivas económicas globales donde afirma que son necesarias más medidas de ajuste fiscal. En ese informe semestral denominado Workd Economic Outlook, el FMI revisó a la baja las proyecciones de crecimiento del PIB para Argentina en 2013 desde el 3,1 por ciento calculado en octubre pasado hasta 2,8 por ciento. Los datos del organismo multilateral de crédito son inferiores a las estimaciones oficiales de crecimiento económico que proyectan niveles de 4 por ciento este año. Asimismo, el Fondo prevé que Argentina perderá el superávit en el sector externo.
El FMI considera que el “empeoramiento” en el desempeño macroeconómico esperado para 2013 está explicado, en el frente externo, por la desaceleración de Brasil, un argumento que coincide con el análisis del Gobierno, y que también afectará al resto de las economías sudamericanas. Mientras tanto, en el ámbito interno, los problemas del país están vinculados con la inflación y con las extendidas medidas de administración comercial y controles de cambio –las restricciones a la compra de moneda extranjera– que, según afirma el organismo, habrían afectado la “confianza empresaria y las inversiones”.
Junto con la menor proyección de crecimiento económico para los próximos años, el FMI estimó que el país experimentará un déficit en la cuenta corriente. Históricamente, el organismo prescribe dos tipos de recetas para esas situaciones o bien una devaluación o bien el endeudamiento externo. La menor holgura en las cuentas externas llevó al Gobierno a desplegar, muchas veces en forma poco prolija, diferentes medidas de administración comercial, restricciones a la compra de dólares y la limitación a la remisión de dividendos al exterior para garantizar la presencia de un superávit en la cuenta corriente, uno de los pilares del proyecto macroeconómico de la última década, y evitar recurrir al recetario de los organismos internacionales.
Como ya es una costumbre en los documentos del FMI, en cada oportunidad que se mencionan datos estadísticos, fundamentalmente de precios y PIB, se incluye una advertencia al lector avisándole que se trata de información oficial, señala que “desde 2007 otras fuentes de información han mostrado tasas de inflación considerablemente más altas que la oficial” y “tasas de crecimiento más bajas que la oficial”. En ambos casos el organismo informa que utiliza estimaciones alternativas, las que elaboran las consultoras privadas, para realizar sus evaluaciones macroeconómicas del país. Esta vez, los asteriscos incluyen una frase nueva recordando que “el FMI emitió una declaración de censura y llamó al país a tomar medidas para mejorar la calidad del IPC-GBA”.
A comienzos de febrero, el directorio del FMI emitió una declaración de censura contra Argentina en rechazo a las estadísticas oficiales y otorgó un plazo de ocho meses para que el Gobierno aplique medidas para alinear la metodología del Indec, fundamentalmente los datos de precios y crecimiento, a los requerimientos del organismo internacional. Ayer, el director técnico del Indec afirmó que el nuevo IPC de alcance nacional que reemplazará al cuestionado IPC-GBA será publicado a principios de octubre (ver aparte).
En términos globales las recomendaciones y diagnósticos del FMI en la antesala a su asamblea de la primavera boreal no presentan novedades, aunque ya no incluyen la urgencia que caracterizó al estallido de la crisis de las hipotecas subprime. Para hacer frente a los riesgos que siguen vigentes es necesario más ajuste fiscal, liberalización, contraccción monetaria y regulación financiera son algunas de las medidas que continúa recomendando el Fondo. Según los especialistas del organismo, España necesita más medidas de reforma estructural y ajuste fiscal para recomponer su competitividad así como sanear su sistema bancario. “Se necesitan nuevas medidas porque no ajustar no es una opción para España”, advirtió ayer durante una conferencia de prensa Jorg Decressin, director del departamento de investigaciones del FMI.
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