El sistema de comercio de automóviles compensado entre Argentina y Brasil, denominado sistema “flex”, que vencía este domingo, se prorrogó por lo menos hasta la próxima reunión de presidentes del Mercosur. Así se resolvió de común acuerdo entre los gobiernos, tal como anticipó este diario a fines de abril. “El mercado es para el que produzca aquí, porque no es sustentable fabricar productos en otro lado y venderlos donde hay mercado”, afirmó ayer la ministra de Industria, Débora Giorgi, al inaugurar el seminario sobre infraestructura y logística organizado por Adefa en el marco del VI Salón Internacional del Automóvil.

En los primeros cinco meses de 2013 en comparación con el mismo período del año pasado, la producción de autos aumentó el 18 por ciento, un 8 por ciento los patentamientos y el 26 por ciento las exportaciones del sector. En mayo, el alza de las ventas externas, que mayormente se destinan a Brasil, fue del 73 por ciento. El “flex” ahora prorrogado pone un techo al desbalance comercial. Cuando el comercio es desfavorable a la Argentina, las importaciones no pueden ser más del doble que las exportaciones, mientras que si Brasil sufre el déficit, ese rojo puede ampliarse algo más. Fuera de esos márgenes comienzan a operar los aranceles.

A pesar de que el comercio actual se encuentra dentro del margen previsto por el “flex”, el gobierno argentino no estaba dispuesto a aceptar la liberación, prevista en los papeles para este domingo. En cambio, pretendía aplicar un “flex” por empresa, más exigente para impulsar una mayor integración de partes y piezas locales. Pero ni Brasil ni las terminales radicadas en el país estuvieron de acuerdo. La idea es ahora extender el actual esquema hasta mediados del año que viene, cuando los gobiernos tengan que discutir toda la política automotriz del Mercosur, que incluye factores de más relevancia como la exigencia de contenido local y regional de los autos y los aranceles de autos y autopartes.