El Gobierno buscará mañana darle media sanción al proyecto de ley para reabrir el canje de deuda. La iniciativa cuenta ya con apoyo explícito del bloque radical y de los partidos aliados al Frente para la Victoria. El proyecto contempla suspender por tiempo indeterminado la denominada ley cerrojo, lo que permitirá mantener abierta la posibilidad para que el 7 por ciento que no ingresó al canje pueda hacerlo. De aprobarse –tal como está previsto–, el martes próximo se tratará en comisión en la Cámara baja y al día siguiente en sesión extraordinaria de Diputados para ser convertida en ley.

La semana pasada el Gobierno anunció y envió al Congreso el proyecto para iniciar una tercera etapa de reestructuración de deuda. La iniciativa oficial se conoció a pocos días de un fallo que convalidó la demanda de los fondos buitre, aunque su aplicación se mantiene en suspenso hasta tanto la Corte Suprema estadounidense decida si analiza el caso. La reapertura del canje busca dar una fuerte señal de la voluntad del país por normalizar la deuda defolteada en 2001 durante el breve gobierno de Adolfo Rodríguez Saá y poner en evidencia una vez más la postura intransigente de los fondos buitre.

El proyecto suspende la vigencia de la denominada ley cerrojo y establece que la nueva convocatoria se realizará en términos y condiciones financieras similares a la operación concretada en 2010. Esta cláusula se establece para evitar que quienes ya ingresaron busquen en la Justicia cualquier mejora que consigan los nuevos adherentes. Este condición de equidad queda explícita en el artículo segundo de la ley.

En cuanto al tratamiento de la ley cerrojo, el radicalismo adelantó durante el tratamiento en comisión que apoyará la medida en general, pero en particular impulsará un dictamen propio que elimina la ley cerrojo en lugar de suspenderla. De todos modos, la suspensión que busca el Gobierno es sin fecha de cierre. El Peronismo Federal y el Frente Amplio Progresista (FAP) confirmaron su rechazo, en línea con criticar al Gobierno al tiempo de acompañar, directa o indirectamente, la posición de los sectores financieros más conservadores del mercado local y los intereses de los fondos buitre.