El ministro del Interior, Aníbal Fernández, se convirtió en un crítico inesperado de Roberto Lavagna, quien se esfuerza en mantener altas las expectativas en un sólido crecimiento económico. “No se han generado nuevas inversiones; la gente no utiliza el crédito y, lo que es peor, quienes eran consumidores en la década del ‘90 aún no consumen”, describió ayer Fernández, con una dureza que supera a la de los economistas ortodoxos que suelen cuestionar al jefe de Economía.
En el Palacio de Hacienda confiesan que hay mar de fondo con el ministro del Interior. “No entendí que me contestara a mí, para nada”, sostuvo Fernández, en referencia a la conferencia de prensa que Lavagna ofreció anteayer para anunciar que la estimación de crecimiento económico para el año había sido corregida en medio punto, hasta el 5 o 5,5 por ciento. Esa información contradijo declaraciones previas del ex intendente de Quilmes, quien había admitido que el Gobierno está abocado a evitar una desaceleración o una caída de la economía.
A pesar de que Lavagna lo desmintió, Fernández insistió ayer en que “estamos en una situación particular”, tanto por las razones mencionadas más arriba, como porque se frenó “el proceso de sustitución de importaciones y por la recesión de Brasil”.