ECONOMíA
› EL INDEC DIFUNDIRA EL JUEVES EL ULTIMO DATO OFICIAL DE DESEMPLEO
Habrá que conformarse con poco
La desocupación habría caído del 17,8 por ciento en octubre al 16,4 o 16,2 por ciento en mayo. La cifra corresponde a informes preliminares que recibieron Lavagna y Tomada. Dudas para el futuro.
› Por Maximiliano Montenegro
Según los números preliminares en poder de un selecto núcleo de funcionarios, la desocupación habría caído del 17,8 por ciento en octubre pasado al 16,4/16,2 en mayo último. Aunque todavía el Indec no concluyó el procesamiento de los datos, a esa conclusión llegan los informes técnicos que recibieron dos ministros del Gabinete nacional. El jueves próximo, el Indec difundirá las nuevas cifras de desocupación que, obviamente, serán presentadas por el Gobierno como “una muy buena noticia”. Sin embargo, en mayo había todavía 2,3 millones de desocupados. Además, la desaceleración de la recuperación abre un signo de interrogación hacia adelante. Para alcanzar el objetivo de bajar la desocupación a un dígito antes del final del mandato de Kirchner, la economía debería crecer bien arriba del 5 por ciento durante los próximos cuatro años.
En el Indec están procesando los resultados de la última encuesta permanente de hogares en el máximo secreto. La obsesión de los técnicos por evitar cualquier filtración es tal que ni siquiera Kirchner fue informado hasta ahora de los datos preliminares de desocupación. Como es costumbre, el titular del organismo, Lelio Mármora, recién adelantará mañana al Presidente y al ministro de Economía la nueva tasa de desocupación.
Sin embargo, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y Lavagna ya cuentan con informes elaborados por sus propios técnicos que anticipan el dato que será anunciado el viernes. Todos los análisis indican una reducción de la desocupación en mayo de entre 1,4 y 1,6 por ciento en relación con la medición de octubre. Por lo tanto, el desempleo caería de 17,8 a 16,4 o 16,2 por ciento. En número de personas, en un semestre habría unos 200 mil desocupados menos. Aun así todavía habría 2,3 millones sin trabajo.
Frente a mayo del año pasado, la caída luce más espectacular. Pero el pico del 21,5 por ciento al que se llegó entonces fue una situación absolutamente excepcional, como consecuencia de la devaluación, el default y el corralito. En mayo del 2002, además, se habían otorgado muy pocos planes Jefas y Jefes de Hogar.
Hay varios elementos que toman en cuenta los expertos para pronosticar el descenso de la desocupación. Entre los principales se destacan los siguientes:
- El EMEA (Estimador Mensual de la Actividad Económica) arroja cifras positivas desde septiembre.
- El indicador mensual de actividad laboral del Ministerio de Trabajo muestra desde diciembre un techo en las horas extra, e incorporación de mano de obra, en blanco, en empresas medianas y grandes.
- La encuesta industrial también detecta contratación de trabajadores formales en empresas industriales durante el primer trimestre y, en menor medida, también durante el segundo trimestre.
- La gran capacidad ociosa que había en algunas empresas y la falta de inversiones fue, en la coyuntura, un elemento dinamizador del empleo, porque el aumento de la demanda se cubrió, primero, con más horas extra y, después, con incrementos en la dotación de personal. En cambio, en una segunda etapa, sin nuevas inversiones, aparecería un cuello de botella que atentaría contra la expansión del empleo.
Un párrafo aparte merecen los planes Jefas y Jefes de Hogar, que siguen conservando un lugar importante en el mercado laboral actual. El Indec considera ocupados sólo a aquellos beneficiarios de planes Jefas y Jefes de Hogar que realizan alguna contraprestación laboral. Como esta modalidad creció desde fines del año pasado, los planes contribuyen hoy más que en octubre a la caída de la desocupación. Los titulares de planes –sin contraprestación alguna– que buscan empleo son catalogados como “desocupados”. Mientras que aquellos que no realizan contraprestación, pero tampoco buscan trabajo, son etiquetados como “inactivos” y no influyen en la medición. Mirando hacia adelante, la velocidad con que disminuya el desempleo no será indiferente del patrón de crecimiento (si está basado en las exportaciones o en el mercado interno), de la obra pública y de la calificación de la mano de obra, entre otros factores. Pero, según los expertos, aun en la hipótesis más optimista se necesitarían varios años para perforar el piso de los dos dígitos. Por ejemplo, a un ritmo de crecimiento del 4 por ciento anual, la tasa de desocupación caería sólo 1,2 por ciento anual, con lo cual se necesitarían 5 años para bajar la desocupación al 10 por ciento. A Kirch-ner, el mandato le quedaría corto.