ECONOMíA
› SI EL PRESIDENTE NO VA A LA RURAL, LA RURAL VA A LA ROSADA
La Rural entró a la Rosada
Para bajar los decibeles de la polémica, Néstor Kirchner invitó a las autoridades de la Sociedad Rural a la Casa de Gobierno.
Prometió que irá a la exposición otro día, después de la inauguración.
El presidente Néstor Kirchner recibió en la Casa Rosada al presidente de la Sociedad Rural Argentina, Luciano Miguens. Allí le comunicó que no concurrirá a la tradicional ceremonia de inauguración de la Exposición Rural de Palermo 2003. Pero el representante del campo no se fue con las manos vacías. Se llevó la promesa de que el primer mandatario intentará “hacerse un lugar antes del cierre de la muestra”. Este encuentro se produjo luego de dos días de polémica por la ausencia de Kirchner en la inauguración oficial de la Exposición Rural.
Así lo informó Miguens luego del encuentro con el jefe del Estado. No obstante, el ruralista siguió quejándose amargamente de la ausencia de Kirchner, pues consideró “que hubiera sido bien recibido en el predio de Palermo”. Pero esta vez, el espacio que la vieja oligarquía terrateniente –la misma que Juan Domingo Perón llamaba “vacuna”– reserva para vetar o vivar a los gobiernos de turno, dependiendo los humores siempre de las previas ofrendas que el gobernante haya realizado, no podrá ser utilizado contra Néstor Kirchner.
El sector agropecuario, que nada en la abundancia gracias a los efectos de la devaluación y a un contexto extraordinario de precios internacionales, siempre va por más. Y a pesar de contarse entre los beneficiarios directos de lo que hasta ahora se perfila como “nuevo modelo” se siente objeto de la “voracidad fiscal”. En el centro de la tormenta están las odiadas retenciones a las exportaciones, cuya carga fue equilibrada solamente por los mejores precios internacionales. El vicepresidente Daniel Scioli prometió en su visita a la Rural que el Gobierno evalúa reducir gradualmente las retenciones a medida que la situación fiscal lo permita, algo bastante similar a decir nunca, dado que en el actual contexto resulta difícil imaginar cuáles podrían ser los tributos que las suplanten. Pero los reclamos impositivos no tienen límite y alcanzan a todos los sectores, desde la producción primaria a las MOA, desde las retenciones hasta el IVA. La presencia de Kirchner en el picadero del céntrico predio cedido a precio módico por Carlos Menem, habría sido una posibilidad perfecta para sacar a relucir el banquillo preparado desde que escucharon el primer “no” a los reclamos del sector.
Miguens también comentó que el Presidente, “nos abrió las puertas de la Casa de Gobierno para que tuviéramos un contacto permanente”. Hasta último momento, el titular de la Sociedad Rural insistió en que “el Presidente hubiera sido tan bien recibido en la Exposición que creo es una lástima que no esté. Nos dejaría más conforme que estuviera, pero también pienso que tendrá otros medios como para expresarse o juntarse con el campo”, concluyó.
Roberto Lavagna, por su parte, informó que en el encuentro “se hablaron varios temas”, por ejemplo, “el programa de expansión de la producción ovina”, del problema de la aftosa en la frontera con Paraguay y del sector algodonero. Todas “cuestiones sustantivas del sector, más allá de que se haya tocado alguna cuestión de agenda”, agregó. En un día en que optó por la suficiencia como estilo, el ministro de Economía, señaló que “el tema de las retenciones no apareció en la charla, lo cual no es ni bueno ni malo”. Pero no está bien que el ministro no deje una señal de esperanza. El tributo “será reducido”, dijo, pero “luego de la reforma impositiva que se proyecta”.
La reunión de última hora, en la que nadie concedió nada, más que las típicas fórmulas de compromiso, fue un intento de ambas partes para poner paños fríos al clima de desaire generado en la víspera, cuando el Presidente tuvo su pequeño disfrute al preferir su agenda jujeña a la fiesta oligárquica. Y cuando algunos “productores” rurales vivieron con viva indignación el plantón presidencial.