ECONOMíA
En la city miran con un ojo al verde billete y con otro al Fondo Monetario
Se largó la negociación por un nuevo acuerdo con el Fondo. Lavagna aspira a un programa de tres años que permita refinanciar deuda por 12.500 millones de dólares con el organismo. El dólar cerró a 2,94.
Quedan cinco semanas y media. Ese es el plazo que se impusieron los negociadores de la Argentina y el Fondo para llegar a un acuerdo. La fecha clave es el 9 de septiembre, cuando vencen 3200 millones de dólares impostergables de la deuda con los organismos. Para lograr la meta, ambas partes iniciaron ayer una nueva ronda de negociaciones. El objetivo es que el pacto tenga una duración de tres años. Tanto el FMI como Economía dieron señales de que habrá final feliz antes de que expire la cuenta regresiva. “El proceso está encaminado”, afirmó el vocero del organismo, Thomas Dawson, mientras un comunicado del Palacio de Hacienda mencionaba que el acuerdo se establecería “durante las próximas semanas”. Al mismo tiempo que comenzaban las conversaciones, el dólar llegaba al valor máximo desde la asunción de Néstor Kirchner: 2,94 pesos para la venta.
La moneda estadounidense tocó un máximo de 2,96 pesos apenas pasado el mediodía. Pero cayó unos centavos al acelerarse la liquidación de divisas por parte de los exportadores y a la actitud vendedora de algunos grandes operadores. En total, las multinacionales cerealeras liquidaron 44,8 millones de dólares, nivel similar al del día anterior. El resultado financiero para el Banco Central resultó positivo en apenas 1,1 millón de dólares. En el mes, la autoridad monetaria embolsó 576 millones, muy lejos de los 1002 millones absorbidos en junio.
Al revés de lo realizado en jornadas anteriores, ayer el Central tuvo una intervención muy marginal en el mercado. Compró un millón de dólares al inicio de las operaciones, impulsando la paridad, y luego se retiró, dejando que los operadores pactaran los precios libremente.
Distintos analistas consultados por Página/12 coincidieron en que la moneda estadounidense tiene un techo en los 3 pesos porque, llegado el caso, el Central intervendría para impedir una disparada. El escenario más probable, admiten, daría un tipo de cambio oscilando entre 2,90 y 2,95 pesos durante las próximas semanas. “El dólar se reacomoda a una banda más acorde con la caída de las tasas de interés”, dijo a Página/12 Jorge Miteff, director de SBS Sociedad de Bolsa. Ayer hubo una nueva baja de las tasas que paga el Central por las Lebac. A 30 días, por ejemplo, pactó el 1,7 por ciento anual contra 1,84 por ciento anterior. Carlos Lizer, de Puente Hermanos, añadió que el tipo de cambio se sincerará cuando lo haga la demanda, una vez que la Argentina acuerde con el Fondo y se renegocie la deuda pública y la privada.
El plan del Gobierno radica en rubricar el nuevo pacto a principios del mes que viene y presentarles una oferta a los acreedores internacionales en la Asamblea Anual del Fondo, el próximo 23 de septiembre en Dubai.
“Es un proceso que está encaminado y estamos trabajando rápidamente. Hay mucho trabajo por hacer”, sostuvo Thomas Dawson en su contacto con la prensa de Washington. El banderazo de largada a las negociaciones fue una reunión que ayer mantuvieron el vicedirector para el Hemisferio Occidental, John Dodsworth, y el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, en el décimo piso del Palacio de Hacienda.
Por la tarde, Roberto Lavagna confirmó que el acuerdo le permitiría a la Argentina diferir pagos con los organismos por 12.500 millones de dólares. Esos son los vencimientos de la deuda que caerán en los próximos tres años. “No pedimos plata fresca porque Argentina está sobreendeudada. Se sobreendeudó en la década del 90 y no tenemos más capacidad de endeudamiento”, comentó a los periodistas.
Las conversaciones con el Fondo prometen ser largas y tediosas. Dodsworth llegó a Ezeiza acompañado por una docena de técnicos del organismo. La agenda de la discusión no deparará sorpresas. El menú, típico de la receta ortodoxa del organismo, ya fue anticipado por Horst Köhler a comienzos de la semana. Contempla las compensaciones pendientes a los bancos por los amparos, la chance de que las entidades financieras puedan volver a rematar las propiedades de los morosos, un reajuste en las tarifas de los servicios públicos y una reformulación impositiva, que contemple una nueva relación entre la Nación y las provincias. Además de estas “reformas estructurales”, el FMI presionará para que el superávit fiscal sea lo mayor posible para que la Argentina asegure la salida del default y retome los pagos de la deuda.
No queda mucho tiempo para conocer cuáles compromisos asumirá el Gobierno. Una versión que circuló en la city indicaba que el Fondo flexibilizaría su postura para las pautas económicas del 2004. Objetivos que se endurecerían hacia el 2005 y el 2006. Las incógnitas se develarán dentro de cinco semanas y media.