La suba de impuestos a los autos de alta gama afecta al 8 por ciento de las unidades cero kilómetro y al 15 por ciento de la facturación de los concesionarios. Si esos vehículos suben de precio por el impuesto, la actividad del sector volvería al nivel del año pasado, igualmente alto en términos históricos. Esa merma, sin embargo, sería despareja: las fábricas con modelos económicos no tendrían demasiados problemas a corto plazo, pero los importadores netos enfrentarían una situación muy compleja. Algo similar sucede con los concesionarios, entre los que trabajan para las marcas del primer grupo y los que lo hacen para las del segundo. Una clave todavía no definida es si el precio inicial a partir del cual se aplica el impuesto va a actualizarse de manera automática. La suba impositiva afecta a autos que suponen importaciones en el orden de los 800 millones de dólares. La semana que viene, el Senado trata el proyecto de ley.

Los patentamientos hasta noviembre superan las 900 mil unidades, lo que ya constituye un record histórico. En función de ese dinamismo, los concesionarios realizaron inversiones y compensaron la caída del margen de rentabilidad por cada auto con un mayor volumen de ventas y con servicios post-venta. El mercado frente al año pasado creció un 13 por ciento. Por encima de ese promedio avanzaron un 20 por ciento los de alta gama.

El Gobierno, en busca de desestimular la importación de autos de lujo, envió al Congreso el proyecto de ley para subir en forma sensible el precio de esos productos, junto a las motocicletas de alta gama, embarcaciones y aeronaves para uso personal. Diputados aprobó la suba del 10 al 30 por ciento la alícuota de impuestos internos para los autos cuyo valor a la salida de fábrica está entre 170 y 210 mil pesos, y hasta el 50 por ciento para aquellos que superan los 210 mil pesos.

Entre los modelos que se producen en el país, el impuesto afecta a la SW4 de Toyota y a los autos más equipados de la línea C4 (Citroën), Fluence (Renault), Focus (Ford) y 408 (Peugeot). Los importadores se ven más afectados. “El segmento de alta gama va a caer entre un 25 y un 30 por ciento, vuelve al nivel de 2011, que fue en su momento un record. Las terminales radicadas tienen más espalda para absorber el incremento de precios”, indicó Dante Sica, titular de Abeceb.com.

Los concesionarios dicen que los precios de los autos usados de alta gama van a subir de forma inmediata, al tiempo que también lo harán los autos más económicos que no están afectados ahora por el impuesto. Advierten que la alícuota nominal de impuestos internos es más alta a la hora de la aplicación, porque la tasa que rige es la tasa efectiva. El 10 por ciento que se aplicaba era en realidad del 11,5 por ciento; el 30 por ciento, del 42,8 por ciento; y el 50 por ciento, del 100 por ciento.

“El efecto inmediato de la sanción de la ley es que va a crecer mucho la demanda de los autos que están apenas por debajo de los 170 mil pesos de salida de fábrica, porque con el primer aumento de precios esas unidades se van a encarecer mucho”, indicó el titular de Acara, Abel Bomrad. Desde la entidad proponen que en la ley se ate el piso a partir del cual se aplica el impuesto a la evolución del valor de un auto representativo en el mercado. “De otro modo, en un año muchos modelos fabricados en el país, que demandaron fuertes inversiones por parte de las terminales, van a quedar afectados por el impuesto”, agrega Bomrad.

El problema de fondo es que el sector automotor demanda una enorme cantidad de divisas por año, superior a los 8 mil millones de dólares. El grueso de ese rojo se explica por la baja integración de partes y piezas de los autos que las terminales locales producen para vender en el mercado local y para exportar en primer lugar a Brasil.