ECONOMíA › AUNQUE HAY UNA MERMA EN LAS INCORPORACIONES
El indicador laboral del Ministerio de Trabajo detectó menos incorporaciones, aunque todavía sin efecto sobre el empleo total.
El empleo asalariado registrado en lo que va del año presenta una situación de relativa estabilidad, aunque se detectó una merma en la incorporación de trabajadores. Esa conclusión se desprende de la última Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) que elabora en forma mensual el Ministerio de Trabajo. Es el primer dato oficial que refleja el impacto inmediato que tuvo en el universo laboral la devaluación de enero y el paralelo aumento (con una escalada previa y saltos posteriores) en la inflación. Las paritarias, en proceso de negociación, son el próximo paso: mejorarán la demanda para ciertos sectores, pero presionarán más sobre los costos en otros. El estudio no contempla a los trabajadores no registrados, cuya situación es mucho más frágil porque carecen del reconocimiento de derechos laborales básicos.
En febrero, el número de puestos de trabajo en las empresas del sector privado fue 0,4 por ciento más elevado que en el mismo período del año anterior, aunque en la medición desestacionalizada se registró una leve disminución de 0,2 por ciento con respecto a enero. El gráfico elaborado por la cartera laboral muestra desde abril de 2013 una evolución levemente ascendente en términos de puestos de trabajo. El pico de empleo tuvo lugar a fines de 2011, que coincidió con las elecciones presidenciales en un año de fuerte crecimiento de la demanda interna por la suba de salarios medidos en dólares y políticas fiscales y monetarias ampliamente expansivas. Luego, la tendencia fue negativa hasta fines de 2012.
El desempeño del empleo en febrero fue el resultado en primer lugar de una reducción en la cantidad de incorporaciones de personal, explica el informe. Advierte que la “tasa de entrada”, que mide la relación entre las incorporaciones y el empleo total, es la más baja desde hace un año, mientras que la “tasa de salida”, que es el comparativo de desvinculaciones y el total de empleo, si bien tuvo un leve aumento, no mostró un comportamiento distinto de períodos más favorables para el mercado laboral. Una buena porción de las desvinculaciones tienen que ver con los despidos, variable que refleja en qué medida las empresas están en dificultades. El porcentaje de trabajadores despedidos en febrero con respecto al empleo total fue de 0,7 por ciento. A pesar de tratarse de un momento de turbulencia, ese número es apenas superior al del mismo mes de 2013 y 2011 (0,6 por ciento), pero inferior al de 2012 (0,8), 2008 (1,0) y 2006 (0,9) y similar a la observada en los años 2007, 2009 y 2010.
Otro recurso utilizado por las empresas para reducir costo laboral es la suspensión. En febrero, la cartera laboral registró tres suspensiones cada 1000 trabajadores. Es un valor superior frente a 2013, a 2011 y a 2008 (cuando las suspensiones eran 2 cada 1000), aunque inferior a 2012 (que registró 3,9), 2009 (4,6) y 2007 (3,4 suspensiones cada 1000).
La encuesta releva 2300 empresas de 10 o más trabajadores en ocho aglomerados urbanos del país. Cubre el 67 por ciento del total del empleo asalariado registrado en empresas de ese tamaño, excepto las que se encuentran en el sector primario. Sin embargo, la EIL no refleja la situación de los trabajadores no registrados, cuya situación laboral es mucho más frágil. Según el último dato del Indec, el 33,5 por ciento de los asalariados son empleados informales que carecen del reconocimiento del derecho a recibir una indemnización en caso de despido. Por lo tanto, usualmente son los primeros asalariados en sufrir las consecuencias de una crisis de empleo.
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