El valor de los vehículos del mercado local registró un fuerte incremento tras la devaluación de enero.
Imagen: Daniel Dabove.

El ministro de Economía, Axel Kicillof, y la ministra de Industria, Débora Giorgi, se reunieron ayer con terminales automotrices. Los funcionarios pidieron la rebaja del 10 por ciento del precio de los autos, al tiempo que precisaron que se analizarán nuevos mecanismos de financiamiento para estimular las ventas internas. A su vez, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, afirmó ayer que el retroceso del sector no se explica por el impuesto a los autos de alta gama, el cual recae sobre una porción de “apenas el 4 por ciento” de las ventas de los concesionarios. “Es una falacia argumental”, aseguró. Las dificultades para incrementar las exportaciones a Brasil y el incremento desmedido de precios de lista para el mercado interno fueron elementos centrales que desaceleraron los negocios del bloque automotor.

Kicillof y Giorgi mantuvieron reuniones con el presidente de PSA Peugeot-Citroën, Rodrigo Pérez Graciano; de General Motors, Isela Costantini; de Toyota, Diego Prado; de Renault, Thierry Koscak, y de Volkswagen, Jorge Portugal. El objetivo de los funcionarios fue ofrecer la promoción de mecanismos de financiamiento para potenciar la demanda de vehículos en el mercado interno, con la condición de que las automotrices retrotraigan el precio de los autos. La disminución de los precios debería ubicarse en torno del 10 por ciento. El valor de los vehículos del mercado local registró un fuerte incremento tras la devaluación de enero, lo cual no estuvo justificado por un alza proporcional de costos, según lo aseguran desde el Ministerio de Economía.

Otro elemento que analizaron los funcionarios con las terminales fue el potencial del acuerdo automotor con Brasil, el cual se firmaría el miércoles de la próxima semana. Este convenio permitiría dar respuesta a la disminución de las exportaciones al mercado brasileño, garantizando un horizonte de producción para las terminales hasta 2020. El dato adquiere relevancia si se tiene en cuenta que los despachos de autos retrocedieron en mayo 39,2 por ciento interanual, mientras que en lo que va del año computaron una contracción del 24,2 por ciento.

El jefe de Gabinete, por su parte, remarcó que el impuesto a los bienes de lujo no fue un elemento relevante para explicar la disminución de la producción de autos. “Muchas veces se dice que fue el aumento del impuesto (a las unidades) de alta gama lo que perjudicó sustancialmente a la industria automotriz, y a su vez incrementó los precios, lo cual a su vez produjo una reducción del nivel de venta.” Agregó que “es una falacia argumental que el impuesto a los vehículos de alta gama haya perjudicado a la industria automotriz. Solamente un poco más del 4 por ciento de los coches fueron afectados por el gravamen”.

En los últimos días, distintos referentes apuntaron contra el recargo impositivo en los autos de alta gama. “Tal cual lo anticipamos, (el impuesto) impactó en toda la cadena y los precios de los vehículos se fueron a las nubes. El Gobierno mira para otro lado, pero es el responsable por muchos motivos”, dijo Néstor Pitrola, del Partido Obrero. También Ricardo Pignanelli, de Smata, apuntó la necesidad de bajar impuestos para activar la producción del sector. Pero el dirigente gremial, adjunto de la CGT que encabeza Antonio Caló, precisó que la prioridad eran los autos de media gama, debido a que la mayoría se fabrican en las terminales nacionales, a diferencia de los de alta gama. Pitrola y Pignanelli volvieron a cruzarse fuerte en los últimos días por el conflicto en la autopartista Gestamp.

Además de asegurar que las dificultades del sector automotor no se relacionan con el impuesto a los autos de lujo, Capitanich precisó ayer que el acuerdo que negocia el Gobierno con el mercado brasileño, la capacidad para ampliar el financiamiento local y la colaboración del sector para moderar las distorsiones de precios serán elementos relevantes para recomponer la actividad de terminales y concesionarias.