“Los bonistas del canje reclaman su dinero, los bancos están preguntando qué hacer, la caja compensadora Euroclear también está en una situación de desconcierto. Y Argentina reitera que quiere negociar como lo ha hecho siempre, que está dispuesta a pagar a todo el mundo, pero en condiciones equitativas, justas y legales. Sin violar la ley argentina ni la ley extranjera y por sobre todo quiere hacerlo en base a una negociación plausible.“Estas palabras forman parte de una larga exposición sobre el litigio entre los fondos buitre y el Estado nacional que el ministro de Economía, Axel Kicillof, realizó ayer ante al Consejo Suramericano de Economía y Finanzas de Unasur, agrupamiento que se sumó a la lista de apoyos a la posición del Gobierno. “Estamos siguiendo con preocupación decisiones judiciales que tienen relevancia sistémica e implicancias profundas para todos los países”, señaló la Unasur. En medio de las amenazas desatadas por los fondos buitre y sus voceros locales, el ministro destacó que “quieren sembrar miedo sobre el día 30”.

La reunión congregó en el Palacio San Martín a las delegaciones del área económica y financiera de los países de la región. También dio el presente Antonio Prado, secretario ejecutivo adjunto de la Cepal, con una presentación sobre la situación de las economías del Cono Sur. El canciller, Héctor Timerman, acompañó a Kicillof.

El ministro de Economía relató cómo a través de una forzada interpretación de la cláusula pari passu, de tratamiento igualitario de acreedores, los fondos buitre llegaron a la posición privilegiada que ostentan en la actualidad. “No es que esto ha sido un error de la reestructuración. No hay reestructuración posible si uno no les asegura a quienes aceptan entrar a la reestructuración que después no van a ofrecerle más a otros, porque si no el incentivo es esperar, esperar y esperar”, argumentó Kicillof.

“El juzgado de Nueva York dijo que no se le puede pagar al 92 por ciento si al mismo tiempo no se le paga el total de esos bonos que cayeron en default a menos del uno por ciento de los bonistas que representa el fondo NML Capital, principal litigante. Eso es lo que ocurre hoy, un rompecabezas por este fallo insólito e incumplible. Entiendan la posición argentina, si noso-tros pagáramos lo que piden los fondos buitre, el 92 por ciento de los tenedores del canje podrían reclamar el mismo trato. En ese caso se caería la reestructuración y habría reclamos por entre 120 y 400 mil millones de dólares en contra de la Argentina. Díganme si eso no es una extorsión judicial”, se preguntó. “Ningún negocio financiero tendría lógica si este tipo de ataque especulativo triunfa”, agregó.

Kicillof aclaró que “la única realidad es que la Argentina ha pagado de la forma que lo hace habitualmente. Pero hubo un bloqueo del cobro que está funcionando como un instrumento extorsivo. El juez ordenó que nos devuelvan los fondos, pero el banco dice que el dinero es de los bonistas. Nosotros hemos dicho que ese dinero ya no es nuestro. Esa es la situación que está ocurriendo en el juzgado de Griesa. Argentina sigue cumpliendo con todas sus obligaciones y lo va a seguir haciendo”, consideró Kicillof.

“El día 30 –cuando vence el plazo para que los bonistas del canje cobren el vencimiento de capital e intereses del Discount– no tenemos ningún problema. Estamos abiertos a seguir negociando sin extorsiones, en condiciones justas, legales y equitativas y sin violar el derecho internacional ni el argentino. La relación entre deuda y Producto hoy está en menos del 40 por ciento. Por eso es sostenible, por eso pudimos crecer y eso es lo que está en riesgo hoy”, remarcó el ministro.

El funcionario aseguró además que apeló a la historia reciente de sobreendeudamiento durante el período neoliberal para explicar la situación financiera actual. “Argentina en los años previos a su default tenía que dedicar el 20 por ciento de su presupuesto al pago de los servicios de la deuda. ¿Qué capacidad de atender las necesidades de nuestro pueblo puede tener un país en esa situación? Acá se de-sarrolló una bicicleta financiera de toma de deuda permanente y en condiciones cada vez más honerosas”, recordó el ministro.

En su caracterización de los hechos que motivaron el descalabro económico de 2001, aportó una crítica sensible aunque implícita hacia aquellos sectores que en la actualidad ven con buenos ojos que se inicie un nuevo ciclo de endeudamiento. “El negocio de la deuda era buscado por un conjunto de intereses externos e internos que cobraban comisiones bancarias y que al mismo tiempo obtenían grandes negocios. Además, la política económica del país era no sólo la condicionada a través de la tenaza de los servicios de la deuda, sino que en cada refinanciación venían nuevas imposiciones vinculadas con el ajuste, la privatización, la reducción del Estado y la reducción de las prestaciones sociales”, dijo.

“Llegamos a tener una relación entre deuda externa y Producto del 166 por ciento. Entonces vino el default más grande de la historia. Pero desde 2003, todos los problemas que había generado el sobreendeudamiento y el default se fueron arreglando. Este gobierno solucionó su deuda con privados a través de dos reestructuraciones de deuda, pagó su compromiso con el FMI, pagó juicios pendientes en el Ciadi y reestructuró su deuda con el Club de París. La deuda con privados por 81 mil millones de dólares fue sometida a dos canjes y logramos una adhesión voluntaria del 92,4 por ciento de los acreedores”, relató Kicillof. “Buena parte de los que quedaron afuera se engloban en lo que se conoce como fondos buitre, cuyo objetivo es litigar en tribunales para obtener el ciento por ciento de sus reclamos. Es lo que han hecho durante estos trece años. Novecientos juicios ha sufrido la Argentina desde 2001, que fueron cayendo a medida que todos los tenedores iban ingresando voluntariamente a los canjes”, concluyó.