ECONOMíA › OPINIóN
› Por Sergio Mastrapasqua *
Enfático, entusiasta y necesario es nuestro apoyo, desde la Delegación Mendoza de la Confederación General Económica de la República Argentina (CGE), al paquete de leyes enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso Nacional destinado a proteger a pymes y consumidores frente a ciertos abusos de los sectores concentrados de la economía. Nos impulsa el ser herederos de una tradición cuyo destino estuvo ligado a la etapa de sustitución de importaciones y al Estado de Bienestar de una Argentina industrial y de masas, donde el desempleo no superaba el seis por ciento y donde los trabajadores participaban de la renta nacional en un porcentaje muy cercano al cincuenta por ciento.
Lo que hoy se debate en el Congreso era una deuda que hoy salda este gobierno nacional para con los consumidores y las pymes. Lo hace en congruencia absoluta con su pensar, cual es el de atender a los sectores más vulnerables del quehacer nacional, dotándolos de derechos y de inclusión. Democratizando –en serio– la vida de los argentinos. En este caso, del empresariado pyme nacional y de los consumidores. Celebramos el debate abierto y mucho más celebraremos la sanción de las leyes en tratamiento. Lo haremos porque las pymes estamos cansadas de los abusos de posición dominante de la que somos objeto una y otra vez por parte de proveedores cartelizados o monopólicos a quien debemos transferir nuestra utilidad por el solo hecho de ser más débiles. Y con ello y por ello convertirnos sin quererlo en cómplices del círculo inescrupuloso de la suba de precios a nuestros propios clientes, práctica que perturba el encadenamiento económico con las pymes y los usuarios.
Debe terminarse –pues de ello depende nuestro desarrollo como Nación– la apropiación de la renta extraordinaria que constituye para los monopolios y oligopolios la actuación en mercados donde abusan de su posición dominante sin que el Estado haya podido sancionarlos efectiva y rigurosamente por no contar con leyes como las que hoy se pretende debatir y sancionar. Es un límite a las políticas distributivas, la concentración de activos en pocas manos. He ahí, para nosotros, el origen de la inflación. Es mentira, burda e interesada mentira que ésta se genere por emisión, “gasto público” (nunca inversión social) y otras muletillas liberales que no hacen más que esconder al monstruo en el placard. La causa se llama, lisa y llanamente, inflación por abuso de posición dominante.
A los que creen –hoy como ayer– que tendrán una nueva “125”, a los que creen que sin Mesa de Enlace es buen sustituto el Grupo de los Seis, a esos señores afectos a autodenominarse cuarteleramente con siglas “operativas”, les decimos que aquí estamos parte de las 250 mil pymes emergentes creadas desde 2003 a la fecha y las de siempre. No nos asusta ninguna legislación como la que se trata en estos días en el Parlamento. Nada tenemos que temer, pues somos responsables de nuestros productos, de nuestras empresas, pero mucho más responsables de nuestras provincias y nuestro país. Deberán temer sólo aquellos cuyo negocio es a costa de consumidores y de pymes.
Desde la CGE estamos abocados a profundizar el cambio de estos últimos años, logrado por permitirnos transgredir el límite de lo posible. Seguiremos apoyando las políticas inclusivas, expansivas del mercado interno, de sustitución de importaciones, de incremento de las exportaciones, de administración del comercio, de financiamiento blando, de desendeudamiento colosal. Y cuando no sucedan como hasta hoy ocurren por políticas activas estatales, seremos resistencia. Firme y persistente resistencia en defensa propia y del país.
No vamos a permitir, no sin luchar y debatir, que Argentina vuelva a perder –y no por casualidad– su proyecto de desarrollo independiente y a la vez interconectado con otras naciones del orbe. Quienes hablan de “intervención estatista” o “estatizante” –Martínez de Hoz dixit– de atropello al libre mercado, de políticas chavistas (cuando una de las leyes que se quiere modificar para mejor tiene más de cuarenta años); de que el paquete de leyes “atenta la división de poderes”, de que es inconstitucional (cuando se han eliminado en tal sentido los puntos quizá controvertidos antiguos –mejorándolos– de la Ley de Abastecimiento por ejemplo) son los mismos que no tuvieron reparos en nacionalizar sus deudas en detrimento de todo el pueblo argentino. “Son los que muertos de miedo” olvidaron la división de poderes reemplazándola por un desaparecedor triunvirato de lustrosas botas.
“Demócratas” que no se sonrojan cuando someten a esclavitud a sus propios obreros rurales, que impávidos denuncian procesamientos cuando son ellos los procesados por créditos y negocios “flojitos de papeles”.
Para ellos, que miran al país del norte como paradigma de perfección y de “libertad de mercado” sugerimos la lectura de la Sherman Antitrust Act, de 1890, o la Clayton Antitrust Law, de 1914, para comprender algo de lo que hoy sucede en Argentina y en el Congreso Nacional. Los empresarios pymes de Mendoza nucleados en la CGE sabemos a dónde queremos ir, pero mucho más sabemos a dónde no queremos volver. Por eso festejaremos la sanción de estas leyes con un genuino Malbec mendocino, fruto de alguna laboriosa pyme provincial.
* Delegado en Mendoza. Confederación General Económica de la Rep. Argentina.
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