ECONOMíA › MENOR DEMANDA DE LOS PAíSES CENTRALES
La Organización Mundial del Comercio (OMC) corrigió hacia abajo la tasa de crecimiento del comercio prevista para 2014: de 4,7 a 3,1 por ciento. Las estimaciones difundidas ayer son todavía más pesimistas para Latinoamérica, donde se espera un magro aumento de 0,4 por ciento del intercambio. Los menores precios internacionales de los commodities agrícolas y mineros también golpean sobre las exportaciones de la región, al tiempo que sus importaciones se desaceleran como reflejo del menor crecimiento. El impacto del estancamiento económico a nivel global constituye uno de los principales factores para explicar el pobre desempeño de los flujos de mercancías. Al arrastre contractivo provocado por los países centrales a partir del estallido de la crisis internacional en 2008, se sumó una importante desaceleración de los países emergentes, fundamentalmente China.
La relevancia de la crisis internacional sobre las exportaciones de países como Argentina es un factor que suele ser relegado. Sin embargo, como advierte la tradición estructuralista, mientras que las importaciones de un país como Argentina son inducidas por el nivel de demanda agregada (a mayor crecimiento más compras externas), las exportaciones evolucionan en función del nivel de actividad mundial.
La magnitud de la desaceleración en el flujo de mercancías no es irrelevante. La tasa de crecimiento del comercio prevista por OMC para 2014 se sitúa por debajo del promedio del 5,3 por ciento registrado en los últimos veinte años (1993-2013) así como del 6 por ciento alcanzado en los años anteriores a la crisis (1990-2008). La contracción del comercio mundial registrada en 2009 fue aún más severa que la registrada en 1930, superando ampliamente a las otras convulsiones observadas en el comercio mundial desde la Gran Depresión. Aunque hoy no se registra una contracción del intercambio a escala global, la ralentización del comercio constituye una señal de alarma para las economías en desarrollo con canastas de exportación poco diversificadas y escaso valor agregado.
En el caso argentino, el sostenido estancamiento de la economía brasileña juega un rol determinante para explicar la contracción de las exportaciones en lo que va del año. El país vecino es principal destino de las exportaciones argentinas, con una participación del 21,4 por ciento sobre el total exportado el año pasado. Aunque el peso es significativamente superior –aproximadamente la mitad– entre las manufacturas de origen industrial.
Esas tensiones se reflejan en las caídas de las exportaciones de autos y autopartes, sectores sensibles en materia de empleo. Con niveles de consumo estancados e inversión en retroceso, el PIB de Brasil creció 2,3 por ciento en 2013. Las perspectivas para lo que resta de 2014 tampoco son favorables.
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