ECONOMíA › ENTREVISTA AL MINISTRO AXEL KICILLOF, AL TERMINO DE LA ASAMBLEA ANUAL DEL FMI Y EL BANCO MUNDIAL
Los riesgos del ataque especulativo en Argentina y cómo confrontarlo. La disputa con los fondos buitre y la reacción mundial. “Hay 600 mil millones de deuda emitida en el mundo en iguales condiciones que la que está en litigio. La solidaridad que recibimos fue absoluta. Hoy el sistema financiero mundial está bajo reforma por el caso argentino”, advirtió.
› Por Tomás Lukin
Desde Washington
“Hoy el sistema financiero internacional está bajo reforma por el caso argentino. Hasta el FMI cuestionó la interpretación que hizo el sistema judicial de Estados Unidos”, expresó el ministro de Economía, Axel Kicillof, durante una entrevista con Página/12 en Washington. El funcionario, que viajó a la capital estadounidense para participar de diferentes foros en el marco de las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial, enfatizó que “cualquier solución a la disputa debe contemplar al 7,6 por ciento de los holdouts, sean o no buitres, por eso le pedimos al juez que abra esa instancia, no es posible encontrar una salida con los beneficiarios de la sentencia del juez, que tampoco parecen dispuestos a dialogar”.
La conversación de este diario con Kicillof se desarrolló en etapas. Comenzó el viernes por la noche antes de una cena que ofreció la embajada argentina en Washington, donde también participaron la anfitriona, Cecilia Nahón, el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, y el representante argentino en el FMI, Sergio Chodos. El evento contó con una reducida convocatoria a representantes de think tanks (foros o usinas de ideas), del Banco Mundial y economistas destacados, como el turco Nouriel Roubini, que se sentó al lado del ministro. Y culminó ayer, momentos antes de que el titular del Palacio de Hacienda abordara el avión que lo regresaría al país. “La sentencia a favor de los buitres es imposible de cumplir, tiene graves errores técnicos y además es ilegal, porque embargó fondos de terceros, los bonistas. Nosotros queremos pagar, pero pareciera que quieren que eso no suceda”, advirtió el funcionario que descartó que en el encuentro de mañana, convocado por el mediador Daniel Pollack en Nueva York, se pueda registrar algún avance. “De la mesa de Pollack no se puede esperar nada”, sentenció el ministro de Economía. En otro orden, explicó que, “en el marco de maniobras especulativas, el Gobierno decidió reforzar los controles sobre entidades financieras y bancarias”, al referirse a los cambios recientes en el Banco Central.
–¿La disputa con los buitres es un elemento que suma presiones sobre el mercado cambiario?
–Algunos justificaban los movimientos del tipo de cambio, luego del fallo a favor de los buitres, porque supuestamente cortaba el acceso al crédito internacional y así generaban falsas expectativas. Los buitres recurrieron a un mecanismo mafioso de extorsión y tratan de instalar el pánico. Pero esta semana nos cruzamos con muchos representantes de fondos y bancos de inversión que nos ofrecieron financiamiento. Argentina no tiene vedado el acceso al crédito externo, pero ha decidido no tomarlo. Históricamente los procesos de desarrollo de Argentina estuvieron sometidos a estrangulamientos recurrentes de la balanza comercial. Los procesos de desarrollo son intensivos en el uso de divisas. El país sostiene un fuerte superávit comercial y tiene los dólares necesarios para afrontar los vencimientos de deuda. En este momento no estamos ante una situación como la que mencioné, pero evidentemente se debe administrar bien los procesos de crecimiento para que no aparezcan restricciones externas que lo impidan.
–¿Argentina tiene interés o necesidad de financiamiento externo? A lo largo de los últimos trece años Argentina se desendeudó y descartó recurrir a esos créditos que, además, se ofrecían a tasas relativamente elevadas.
–Una cosa es recurrir y otra es no tener la posibilidad. Tuvimos algunos encuentros donde nos transmitieron su rechazo al accionar buitre y nos ofrecen financiamiento. Con las autoridades chinas tenemos diálogo y nos reunimos para seguir con los pasos necesarios para implementar el swap con el Banco Central de ese país. No hay especial apuro. El acuerdo está firmado. No es que el gobierno argentino esté en contra del financiamiento externo, sino que el problema son las fuentes, los usos y los condicionamientos asociados a esos créditos.
–Los cambios en las autoridades del Banco Central buscaron potenciar el rol de control del sistema a cargo de la Superintendencia de Entidades Financieras. ¿Qué otras medidas está evaluando el Gobierno para evitar presiones cambiarias?
–Nosotros trabajamos intensamente para impedir que las actividades especulativas afecten la economía real. Los cambios que menciona ocurrieron en el Banco Central y es una cuestión de la autoridad monetaria. Pero, lo que puedo decir es que, en el marco de algunas maniobras especulativas, se decidió reforzar aspectos en un proceso de mejoramiento permanente de los controles sobre entidades financieras y bancarias. Son procesos que exceden a la Argentina. En el G-20 y el FMI se discutió cómo las autoridades regulatorias deben controlar al sistema bancario y las zonas no reguladas, que fueron trágicas para la historia reciente con el estallido de la crisis subprime. Hay que controlar más el funcionamiento de los instrumentos especulativos en el mundo y en Argentina.
–¿A qué se refiere?
–Cada vez que el tipo de cambio implícito sube, se dice que aumentó el “contado con liqui”, y cuando baja dicen que cayó la Bolsa. Hay instrumentos vinculados con el crédito utilizados para la especulación cambiaria y no hay suficiente capacidad de control y regulación. Todo el esquema internacional marcha hacia mayor regulación del sector financiero en sus múltiples modalidades bancarias y no bancarias. Tenemos muchísima capacidad de regular, como ya hicimos con la regulación de tasas para pequeños ahorristas o la obligación de destinar una parte de las carteras de los bancos a préstamos para la inversión. Del otro lado hay un sector que tiene importante capacidad para fluir por fuera de las regulaciones.
–En medio de la disputa en el terreno financiero, el Gobierno denunció la existencia de una serie de operaciones especulativas de importadores y exportadores, ¿cómo se avanzará en ese proceso?
–En momentos en que algunos sectores intentan instalar expectativas de movimientos cambiarios, hay una tendencia especulativa a anticipar importaciones y demorar exportaciones. Estamos desarrollando un sistema de control más integrado luego de detectar que esos importadores consiguieron la autorización para realizar la compra, se hicieron de las divisas y no ingresaron la mercadería. Estamos identificando los casos para fortalecer los controles y tener una administración del comercio más activa para impedir operaciones netamente especulativas.
Las reuniones anuales del FMI en Washington ofrecieron una novedosa sintonía entre el país y el organismo internacional en la disputa con los fondos buitre. La directora del FMI advirtió públicamente sobre el accionar de los buitres y destacó la necesidad de avanzar en mecanismos para evitar que se pongan en riesgo los procesos de reestructuración de deuda. Kicillof lo celebró en reiteradas oportunidades, pero eso no evitó que cuestionara el escenario recesivo pronosticado por el FMI para la economía argentina. El segundo tramo del diálogo con Página/12 se realizó caminando los 90 metros que separan el edificio del FMI de las oficinas del Banco Mundial, donde se encontró con el nuevo representante argentino ante ese organismo, el economista Daniel Kostzer, que reemplaza a Guido Forcieri. En ese trayecto Kicillof se cruzó con su par de España, Luis de Guindos, a quien saludó amistosamente. “Hola Axel, ponte corbata, macho, que vas a pasar menos frío”, le lanzó al pasar el funcionario español entre risas. La concentración de comitivas de alto nivel facilitaron al funcionario tener conversaciones con distintos funcionarios extranjeros, como la titular de la Reserva Federal de Estados Unidos, Janet Yellen, el ministro de Finanzas de Francia, Michel Sapin, y el subdirector gerente del FMI, David Lipton. Con este último pudo conversar sobre las proyecciones del FMI para Argentina, que arrojan una caída del producto para este año y el próximo que las autoridades del país cuestionaron. “Con respecto a nuestra crítica, Lipton nos dio la razón y reconoció que va a revisar las estadísticas, que ya eran más optimistas con Argentina que lo que fueron antes”, comentó.
–¿Qué elementos explican la desaceleración experimentada por la economía argentina?
–El mediocre crecimiento de la economía mundial, del comercio y de los países emergentes necesariamente iba a tocar a la Argentina. Lo que ocurrió a comienzos de año en Argentina tiene especificidades domésticas, pero es parte de un proceso global. Por supuesto que no pretendo ignorar la corrida de principios de año. Esa corrida especulativa se detuvo por las acciones que tomamos, que tuvieron impactos sobre el crecimiento y los precios. Vamos a seguir desplegando medidas anticíclicas como las que ya pusimos en marcha a lo largo del año, porque avizorábamos este pobre escenario global, pero no se puede atribuir la situación exclusivamente a factores argentinos. El país no está exento de lo que pasa con la tasa de crecimiento de Brasil, Europa y China, importantísimos socios comerciales.
–El FMI revisó a la baja las estimaciones de crecimiento sobre la economía argentina y el director del Departamento para el Hemisferio, Alejandro Werner, indicó que el país está en “recesión”.
–El FMI se basó para sus pronósticos sobre Argentina en los datos del primer trimestre. Los modelos de estimación de ese organismo fallan siempre. Lo reconoció la propia Christine Lagarde. No hay ningún cortocircuito con el Fondo, y los directivos nos dijeron que iban a revisar los datos. Ellos pueden decir lo que quieran. Sobre los países que son amigos de las recetas del Fondo siempre son optimistas y sobre los que no, son pesimistas. Por eso deben retractarse. Todas las ideas del FMI para mejorar la economía son muy malas y fracasaron.
–A pesar de esas diferencias históricas, el organismo respaldó la posición del país en la disputa con los fondos buitre.
–Nosotros valoramos y destacamos el apoyo unánime de los organismos financieros, como el FMI, a la posición argentina con respecto al litigio en Nueva York. Y también con respecto a la necesidad de encontrar una solución rápida, equitativa y legal. La solidaridad y apoyo fue completo, de los diferentes foros, organismos internacionales y países. No es anecdótico. La demostración argentina de que el juez Griesa desvirtuó las cláusulas de los bonos llevó a que el propio Fondo plantee la necesidad de modificar esos términos hacia adelante. Hoy el sistema financiero internacional está bajo una reforma por el caso argentino. Nosotros planteamos que el accionar de los buitres no sólo afecta el futuro, sino que afecta el presente y el pasado. Hay 600 mil millones de dólares de deuda emitida en las mismas condiciones que la que está en litigio. Se necesita una solución rápida y urgente que debe incluir a Estados Unidos. No nos embanderamos detrás de la disputa “para hacer bombo”. El propio gobierno de Estados Unidos reconoció que el fallo de Griesa viola la ley de inmunidad soberana y es contrario a sus intereses diplomáticos. Por qué vamos a dejar que, según dice el propio gobierno estadounidense, se viole nuestra soberanía.
–¿Las propuestas realizadas por el FMI y la Asociación Internacional de Mercado de Capitales son insuficientes?
–Todas las iniciativas en discusión para prevenir el accionar buitre son bienvenidas. El enfoque del sector privado y el FMI promueven cambios en las cláusulas de los bonos. Yo creo que esas modificaciones no van a alcanzar porque, como vimos, con Griesa está el peligro de las interpretaciones forzadas. Debería existir un mecanismo de negociación a escala global. Pero yo no me contento con situaciones para el futuro, necesitamos una respuesta a nuestro problema hoy.
Los últimos diez minutos de la entrevista con el titular del Palacio de Hacienda se realizaron en el auto que lo trasladó en tiempo record del centro de la ciudad al aeropuerto Ronald Reagan. “No es normal que se junten 200 personas de alto nivel, diplomáticos, inversores y empresarios. No eran los estudiantes de la Universidad de Georgetown. Es algo atípico que refleja el apoyo contundente”, enfatizó durante el breve trayecto la embajadora Cecilia Nahón, al referirse a la exposición realizada por Kicillof en la embajada el jueves por la tarde, antes de que éste retomara el diálogo con Página/12.
–¿El 1o de enero de 2015, ya caducada la cláusula de Derechos Sobre Futuras Ofertas (RUFO), qué impide hacer una mejor oferta a quienes no ingresaron al canje? ¿El país iniciará un diálogo con los fondos buitre para alcanzar un acuerdo diferente del canje?
–Los privados que fueron a hablar con los buitres rebotaron como una pelota, porque ellos tienen la sentencia de Griesa que les da muchísima fuerza. Es demasiado poder para el peor de todos. Y lo están ejerciendo. Argentina no puede involucrarse, pero si cualquier privado hace sus cálculos y quiere negociar, bienvenido sea. Hoy la oferta disponible es un canje de bonos en las mismas condiciones de quita, plazos y tasas que las que recibieron quienes ingresaron al canje. Los que evidenciaron una conducta intransigente y no negociadora son los buitres. Nosotros siempre fuimos con buena voluntad, teniendo en cuenta nuestras restricciones legales, para alcanzar un arreglo para todos los holdouts: el 7,6 por ciento de los que no ingresaron al canje. Los buitres y Griesa no quieren eso. No sé si el 1 de enero cambia su posición y negocian de buena fe o si siguen con una posición intransigente, porque si lo que quieren es utilizar el poder que les dio la sentencia del juez, no hay posibilidad de solución. Depende más de ellos que de nosotros.
–¿Es posible alcanzar un acuerdo que contemple sólo a los fondos beneficiados por la sentencia y las órdenes de Griesa, como proponen algunos políticos en Argentina?
–No. No podemos solucionar sólo un pedacito. Pagarle a Paul Singer de NML y dejar el resto es no solucionar nada. Cualquier bonista con los mismos papeles le puede pedir lo mismo u otra cosa dentro de tres meses y estaríamos en la misma situación. Pero además, no es “cualquier bonista”, el mismo Singer tiene bonos que le garantizarían con la sentencia de Griesa 6200 millones de dólares. Cualquier acuerdo debe ser justo, equitativo e igualitario y contemplar a la mayor cantidad de holdouts posible.
–Usted reiteró que el tribunal debería realizar una convocatoria a todos los holdouts para establecer una negociación integral, ¿considera que el negociador Daniel Pollack puede facilitar esa vía mañana?
–De la mesa de Pollack no se puede esperar nada. Le pedimos al juzgado que colabore para buscar una solución. Que convoque una reunión con todos los acreedores que no entraron al canje: buitres y holdouts. No puedo negociar sólo con el más malo de todos. No hay un impedimento legal para que Griesa convoque al 7,6 por ciento de acreedores que no participaron. Esto no se arregla sólo con Paul Singer. Insisto, en la mesa de negociación tienen que estar todos.
–¿La posibilidad de pagar con los mecanismos contemplados a través de la Ley de Pago Soberano puede prosperar?
–Nuestra vocación es seguir pagando lo más normalmente posible la deuda reestructurada y, para eso, les ofrecimos un menú de opciones a los acreedores. Depositamos en las cuentas de Nación Fideicomisos y ahora depende de cómo actúen el juez, los intermediarios y los bonistas. Si ellos nos muestran un papelito que acredita que son tenedores de bonos, les depositamos la plata donde quieran. Los acreedores afectados por el bloqueo son el pato de la boda y queremos sacarlos del lugar en el que los puso Griesa. Mantenemos un diálogo constante y no estamos preocupados con que vayan a iniciar acciones legales contra la Argentina.
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