“El gran debate de cara al 2015 es si queremos seguir siendo un país industrial o no”, señaló ayer el ministro de Economía, Axel Kicillof, durante su exposición en el Congreso Adimra Joven, que convocó a pequeñas y medianas empresas vinculadas con la actividad metalúrgica. El funcionario consideró que entender el proceso histórico argentino es clave para la toma de decisiones en las próximas elecciones presidenciales, luego de lo cual recordó la etapa de desindustrialización que se extendió desde 1976 hasta la crisis de 2001. Sin mencionarlos de manera concreta, hizo referencia a algunos de los slogans que utiliza el arco opositor en foros económicos como el Coloquio de IDEA. En ese evento se insistió sobre la premisa de alcanzar consensos entre las dispares formas en que se concibe la política. “El único consenso que tenemos que tener todos los argentinos es no entregar de nuevo nuestra industria.”

Kicillof llegó cerca de las 18 y pocos minutos después ya se encontraba en el estrado acompañado por Alberto Balangione, miembro de Adimra Joven, quien ofició de presentador. Antes de empezar, el secretario de la Presidencia, Oscar Parrilli, se acercó a ambos para comunicarles que la Presidenta estaba arribando al Centro de Convenciones donde se llevaba a cabo el Congreso. “Le recuerdo, ministro, que el tiempo es tirano y está llegando la jefa”, le dijo Balangione al ministro. En el salón había unas 1200 personas, lo que obligó a habilitar otra ala del lugar. El discurso de Kicillof fue breve.

El titular del Palacio de Hacienda expresó su rechazo a la corriente neoliberal que pretende poner la política al servicio de los intereses económicos. “Lo que se necesita es tener por delante un programa político, como el actual, de incluir a todos los argentinos. Cuando se pone ese objetivo, las herramientas son múltiples. Lo que tiene que estar claro es el objetivo. Porque si no hay una primacía del proyecto político, la economía termina descarriada, como terminó en la crisis del 2001”, afirmó Kicillof al comienzo de su intervención. En ese sentido, sostuvo que el debate preelectoral actualmente se enfoca en las herramientas, pero ninguno de los modelos propuestos por otros candidatos explicita el objetivo. “Quieren desviar la discusión porque tienen intereses con el sistema financiero internacional y nos quieren hacer regresar a la política de adorar a los mercados en beneficio de unos pocos que ganan mucho a costa de la gran mayoría”, agregó el ministro.

“En estos más de diez años hemos tenido el proceso de crecimiento industrial más importante que se recuerde. Hemos fortalecido además el mercado interno y lo hicimos con una mejora en la distribución del ingreso y una recuperación de derechos”, afirmó el funcionario. Aseguró que “industrializar el país es un gran desafío”. “La cuestión en el siglo XXI es más compleja porque aún hay sectores neoliberales con mucho poder de fuego para destruir economías más pequeñas. Pero ahora hay industriales jóvenes, con capacidad de acción, de invertir y creer en un modelo que apueste al trabajo y la producción”, fue el párrafo que dedicó a los presentes y que recibió más aplausos.

En cuanto a la perspectiva internacional, remarcó el hecho de que todavía no se alcance una solución para la crisis global, mientras que en la región “hay una campaña para volver a políticas de endeudamiento y valorización financiera”. “Ellos tienen que saber que hay muchos que queremos que la Argentina siga siendo industrial y que no vamos a permitir que eso cambie. Y el único camino posible para una nueva Argentina es la reindustrialización”, afirmó. “No vamos a entregar de nuevo los derechos y la inclusión social; no importa si es con estas medidas o con otras. Lo importante es el proyecto”, agregó el ministro, para quien “la inclusión social es una de las herramientas más fuertes que tiene un país como el nuestro para generar el crecimiento”.