La recesión de Brasil es un elemento central para analizar las presiones externas de la Argentina. Estimaciones del mercado apuntaron que este año se exportarán 11.600 millones de dólares al mercado brasileño, un 18 por ciento menos respecto de 2014. El dato no es menor, porque implica que ingresarán 2500 millones de dólares menos a la economía local en relación con las divisas que entraron el año pasado a partir de los despachos a Brasil. La estrategia del Gobierno para proteger el nivel de reservas internacionales frente a este panorama avanza en la activación de nuevos tramos del swap con el Banco Central de China, al tiempo que se firman acuerdos con el gigante asiático y Rusia para el financiamiento de grandes obras de infraestructura. También se apunta a acelerar la liquidación del complejo agropecuario.

Brasil registró un pobrísimo crecimiento en los últimos años, afectando el nivel de exportaciones de la Argentina. El dato requiere observar que se espera una caída del PBI brasileño del 0,8 por ciento para 2015, mientras que ya se anotaron contracciones del 0,1 por ciento en el cuarto trimestre de 2014, del 0,2 en el tercer trimestre y del 0,9 en el segundo. La capacidad del mercado interno de Brasil para recomponer el dinamismo se encuentra frenada por el anuncio de un programa ortodoxo de administración de la política económica. La devaluación del real, el recorte del gasto público, el ajuste en líneas de financiamiento estratégicas del Banco de Desarrollo (Bndes) y el incremento de tarifas de los servicios públicos, entre otras, fueron algunas de las últimas iniciativas de ese país que potenciaron las tensiones de la demanda agregada, con incremento de precios y reducción de la capacidad de compra de la población.

Entre los bloques de exportación que más distorsiones sufrieron por la flojísima performance del mercado brasileño se destacó la pérdida de negocios de la rama automotriz. Las terminales locales y los productores de autopartes despacharon a ese país 6883 millones de dólares en 2014, con una contracción del 17 por ciento en relación con el año anterior, lo que equivale a una merma en la entrada de divisas al país de 1400 millones de dólares. Otros sectores fuertemente afectados fueron el bloque de insumos industriales (plásticos y químicos), cereales y productos de su molienda (principalmente trigo), maquinaria de uso general y combustibles, que registraron el año pasado exportaciones por 3600 millones de dólares, con una baja del 15 por ciento, equivalente a una disminución del ingreso de divisas al país de 640 millones de dólares.

La recesión brasileña, además del impacto para las exportaciones locales, genera fuertes tensiones para productores nacionales que compiten en el mercado interno contra fabricantes brasileños. Los empresarios del principal socio comercial apuntan a colocar en la Argentina a precios de remate la mercadería que no pueden vender en Brasil debido a la falta de movimiento económico y caída del consumo. Desde el equipo económico explicaron que “es complejo hacer keynesianismo en un solo país. Cuando aplicás políticas expansivas, te entran más importaciones del país que está ajustando, como Brasil. Necesitamos que Brasil no sea ultraortodoxo, pero están muy jugados con el ajuste, la devaluación para recuperar competitividad y el recorte del gasto”. El mayor volumen de importaciones desde Brasil se registró en 2014 en el complejo de automotores y de autopartes, con una entrada de 5284 millones de dólares. En la lista siguieron los bloques de maquinarias, con 1379 millones de dólares, de minerales, con 1011 millones, de plásticos y subproductos, con 776, de equipos electrónicos, con 718, de hierro y acero, con 498 y de caucho, con 432.