› Por Alfredo Zaiat
Una de las primeras medidas del Banco Central conducido por Alejandro Vanoli fue fijar un piso para la tasa de interés de los plazos fijos hasta 350 mil pesos. En octubre pasado, la tasa que los bancos estuvieron obligados a remunerar a los pequeños y medianos ahorristas subió 5 puntos porcentuales en promedio para ubicarse en el 23 por ciento anual. Fue una de las iniciativas más efectiva para reducir las expectativas de devaluación, además de sumar reservas de libre disponibilidad a partir del acuerdo de intercambio de monedas con el Banco Popular de China. También fue muy importante la desaceleración de la tasa anual de inflación para alcanzar la paz financiera del verano, estabilidad que ha fastidiado al equipo de pronosticadores Broda & cía. Desde entonces, el stock de plazos fijos del sector público y privado ha tenido un sostenido recorrido ascendente, hasta totalizar 431.578 millones de pesos a fin del mes pasado, 26,5 por ciento más respecto a marzo de 2014. La renta semestral acumulada para los ahorristas fue de 12,9 por ciento. Ganancia que medida en dólares blue sólo para el primer trimestre del año se eleva a 13 por ciento debido al retroceso de la cotización del billete en el mercado marginal. Uno de los aspectos más notable de esa medida es que, pese a las quejas de banqueros trasmitidas por el canal habitual de economistas de la city, los bancos no contabilizaron pérdidas por pagar más por el dinero de los ahorristas.
El artículo 7 de la Carta Orgánica del Banco Central dispone, entre otras atribuciones del directorio, “fijar las tasas de interés y demás condiciones generales de las operaciones crediticias del banco”, se recordaba aquí el 28 de septiembre pasado. La autoridad monetaria tiene la facultad de determinar el nivel de la tasa de interés de los bancos, ya sea la que retribuyen a los ahorristas o la que cobran por los créditos. Pero lo hacía sólo para los préstamos. A principios de octubre, la primera medida del nuevo directorio del Banco Central fue la de fijar tasas mínimas a remunerar a los ahorristas, abandonando de ese modo el papel de actor pasivo ante las tensiones del mercado cambiario que amenazaban con una nueva corrida para fin de año. Esa decisión fue un aporte importante para obturar una de las vías que utilizan las entidades financieras para alimentar la corrida cambiaria. La menor retribución a los depósitos que los bancos decidieron aplicar en junio pasado estaba sumando leña al fuego del mercado del dólar. Según datos del Banco Central, el promedio de tasas de interés que ofrecían los bancos para depósitos a 30 días se ubicaban en 18 por ciento, y algunas entidades de primera línea estaban pagando apenas 15 por ciento. Era lo mismo que invitar a los ahorristas a que corran a cambiar los pesos por dólares.
El oportuno cambio de timón en el Banco Central, que vino acompañado inmediatamente por la medida de forzar un alza de la tasa de interés para los plazos fijos, alteró la estrategia de la nutrida secta de devaluacionistas. Analistas y economistas estrechamente vinculados a la banca decían que era un disparate determinar la tasa pasiva. Mostraron una vez más que saben defender muy bien las ganancias de los bancos sumergiendo el debate en un mar de confusiones. Como muchos financistas estaban jugando a otra devaluación, la reacción inmediata a la obligación de subir la tasa de interés para los depósitos fue alertar que ese tipo de medidas afectaría la rentabilidad, lo que terminaría afectando la confianza y, por lo tanto, alentaría la compra de dólares. Nada de eso sucedió. La prueba más contundente está en los propios balances de las entidades financieras.
El último Informe de Bancos distribuido por el BCRA, a enero de este año, reveló que, según los ejercicios consolidados de las entidades, no hubo un descenso de las ganancias por el piso a la tasa de interés para colocaciones plazo. El resultado fue otro. Contabilizaron un alza en el rubro “resultado por intereses”, que es el saldo entre lo cobrado por créditos y lo pagado por depósitos. El recorrido mensual de la utilidad en ese segmento del negocio bancario fue, en millones de pesos,
- Octubre 6310
- Noviembre 5988
- Diciembre 6472
- Enero 6556
El mes previo a la implementación de la medida, el saldo había sido de 5627 millones de pesos, el monto más elevado del período enero-septiembre de ese año, cuando el Central estaba ausente en la regulación de esa tasa de interés. En los cuatro meses siguientes no hubo ninguno que haya contabilizado un monto por debajo de ese pico de septiembre. Esto refleja que los bancos siguieron con resultados positivos por la intermediación del dinero entre depositantes y tomadores de préstamos. Ganando más, no menos como advertían analistas que dicen interpretar el pulso del mercado financiero. En porcentaje del activo neteado, el resultado por intereses fue de 5,8 por ciento en septiembre, subiendo a 6,1 por ciento en enero pasado.
El saldo positivo fue de toda la banca sin distinción entre pública y privada, y en está última, entre capital nacional y extranjero. En este bloque de entidades, las utilidades subieron de 4058 a 4697 millones de pesos de septiembre 2014 a enero 2015.
Ese aumento de la utilidad por la actividad de cobrar y pagar intereses por dinero no propio pudo estar originado en una disminución aplicada a la tasa para las colocaciones de más de 350 mil pesos, que compensó el costo de elevar la devengada a pequeños y medianos ahorristas. Esta es la explicación más probable porque, de acuerdo a los sucesivos Informes de Bancos publicados desde octubre pasado, las entidades no subieron en promedio la tasa de interés de los créditos. “El spreads (diferencia entre la tasa activa y pasiva) ha permanecido en niveles que están en línea con los de la segunda mitad de 2014”, indica ese documento de la autoridad monetaria. El informe monetario del BCRA de marzo, distribuido el jueves pasado, lo explica con más detalles: “Los promedios mensuales de la mayoría de las tasas de interés activas volvieron a disminuir. Las tasas de interés de los préstamos con garantía real anotaron las mayores reducciones del mes: el promedio mensual de la tasa de interés de los préstamos hipotecarios a las personas físicas se ubicó en 19,1 por ciento, mientras que el de las líneas con garantía prendaria fue 26,5. A su vez, la tasa de interés de los adelantos en cuenta corriente promedió 30,1 por ciento. Y el promedio mensual de la tasa de interés de los préstamos personales fue de 37,6 por ciento, manteniéndose en el mismo nivel que en febrero”.
Antes de fijar la tasa de interés de los plazos fijos, el Banco Central había dispuesto topes a la tasa activa para fomentar el crédito bancario. A mediados de junio de 2014 estableció límites máximos sobre las tasas de interés en los préstamos personales y prendarios para personas físicas. De acuerdo con esa norma, los grandes bancos no pueden cobrar por sus préstamos prendarios una tasa que supere en más de un 25 por ciento a la tasa de referencia de la Lebac, equivalente a cerca del 32,5 por ciento anual, más IVA y otros cargos que conforman el Costo Financiero Total (CFT). Tampoco pueden percibir por sus préstamos personales una tasa mayor a 20 por ciento del retorno de las Lebac, lo cual deja ese límite en el 37,9 más impuestos y otros cargos. Estos topes también abarcan al financiamiento por tarjetas de crédito. Bancos más pequeños tienen límites un poco más dilatados.
El Banco Central replicó la estrategia de subir la tasa en el segmento de los depósitos en dólares. A partir del nuevo sistema de administración y acceso a la moneda extranjera, las colocaciones en dólares comenzaron un sendero descendente desde el máximo de 15.903 millones el 28 de octubre de 2011, hasta detenerse en el mínimo de 7881 millones de dólares el 30 de abril de 2014. A la inestabilidad del mercado cambiario se sumaba que la tasa de interés que ofrecían los bancos para colocaciones en dólares era de 0,3 a 0,5 por ciento anual. Para fortalecer la tendencia de recuperación de esos depósitos que ya había comenzado a mediados del año pasado, el Banco Central ofreció una tasa más altas para las Letras en dólares que suscriben las entidades financieras con la condición que trasladen a sus clientes ese mayor rendimiento. Así la tasa de interés subió de casi cero a 2,5 a 3,5 por ciento anual. “Es un estímulo para que los depositantes mantengan sus ahorros en dólares dentro del sistema financiero”, dice el comunicado del Banco Central que fijó ese piso de remuneración a los ahorristas en dólares. Los depósitos en dólares sumaron 9713 millones en marzo, 15,5 por ciento más que hace doce meses.
No hubo elementos provenientes de la naturaleza para ordenar el mercado financiero. Muchos en la city están sorprendidos y otros frustrados porque estaban lanzados a reeditar jornadas cambiarias turbulentas. En el mercado se había construido una fuerte expectativa devaluacionista para influir en el proceso electoral 2015. Al fracasar con ese objetivo inmediato, ahora quieren condicionar al próximo gobierno adelantado que deberá inevitablemente aplicar una devaluación. Son los mismos que se excitan con la palabra ajuste.
La recuperación del control del mercado cambiario no fue por arte de magia. La tranquilidad financiera de estos meses, lo que no significa que no haya intentos de perturbarla en los meses pre y postelectoral, tiene su origen en la utilización de herramientas monetarias y cambiarias disponibles. Era cuestión de ejercer el poder de intervención del Banco Central en un mercado con protagonistas siempre sensibles y preparados para las corridas.
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