Mar 28.04.2015

ECONOMíA  › ALDO FERRER ELOGIó LA EMISIóN DEL BONAR 24, EL TíTULO POR EL CUAL EL PAíS OBTUVO 1400 MILLONES DE DóLARES

“La tasa es una inversión en soberanía”

Rechazó las críticas al pago de una tasa más elevada que la del mercado. “Conviene pagar un poquito más en el marco de una política sin condicionalidades”, advirtió. Además, es “de libre disponibilidad, mejor que un crédito de proveedores”.

› Por Javier Lewkowicz

“La tasa de interés que consiguió el Gobierno en la emisión del Bonar 24 es una especie de inversión en soberanía. Conviene pagar un poquito más de intereses en el marco de una política económica independiente, que no tiene condicionalidades”, evaluó el economista Aldo Ferrer. Sin embargo, advirtió que “endeudarse implica tomar nuevos compromisos a futuro, de modo que lo más conveniente es que los préstamos se canalicen a la exportación, a la sustitución de importaciones y al desarrollo tecnológico”. Ferrer además sostuvo que “la obtención de financiamiento a través de la colocación del bono implica dinero de libre disponibilidad, que es mejor que los créditos de proveedores como fue el caso de China, en donde los dólares se deben utilizar para financiar las importaciones”.

Ferrer popularizó la frase “vivir con la nuestro”, que remite al rol prioritario del ahorro interno en el proceso de desarrollo. “Eso no excluye la obtención de créditos internacionales para programas concretos de inversión, sobre todo en actividades que permitan generar dólares. La operación del Bonar 24 y la de YPF –por la cual la petrolera cosechó 1500 millones de dólares– se hizo casi en simultáneo y son dos ejemplos de que a pesar del barullo de los fondos buitre el país está en el mundo, está vinculado”, señaló el economista al programa Bestiario, que se emite por Radio Cooperativa. El dinero recolectado se destinará a la construcción de viviendas, una inversión que no requiere de divisas ni permite generarlas. En este punto, Ferrer advirtió que “no es lo más conveniente, me gustaría que fuera para estimular la industria sustitutiva de importaciones en la electrónica, el sector automotor o el agrario. Me inclinaría a programas ligados a la solución de la falta de divisas, que es un problema estructural. Pero, más allá de este uso puntual, la evaluación positiva de la operación tiene que ver con el esquema general de política económica”.

Para Ferrer, el costo del endeudamiento argentino tiene que ver con las políticas económicas llevadas a cabo por el Gobierno. “La forma en la que Argentina reestructuró su deuda externa, sin el consentimiento del FMI ni el apoyo de los mercados financieros, es imperdonable para ellos. En medio de una crisis fenomenal, la Argentina tuvo el gesto de plantarse, ordenar su economía, recuperar el superávit primario y del balance de pagos, a partir de allí hacer una propuesta propia sin pedirle nada a nadie y conseguir el 90 por ciento de aceptación. Esto fue algo de una enorme importancia para no- sotros y para el sistema financiero. Por eso las agencias calificadoras nos dan un riesgo que no tiene nada que ver con un país que paga puntualmente sus vencimientos de deuda”, indicó Ferrer.

“Yo digo que esa tasa de interés es una inversión en soberanía. Cuando el dinero era más barato, se dirigía a pagar deuda, para la especulación financiera. Conviene pagar un poquito más de intereses en el marco de una política soberana, que no tiene condicionalidades. Otra de las ventajas es que los fondos son de libre disponibilidad, esto es mucho mejor que los créditos de proveedores como el que hace poco se obtuvo de parte de China, porque el crédito de proveedores es para pagar el componente importado.” “Hay que tener en cuenta que la inversión pública tiene dos funciones. Por un lado, proveer una obra de infraestructura; por el otro, ese gasto debe movilizar a la industria argentina, la tecnología, el compre nacional. Por eso son mejores los créditos de libre disponibilidad. Los créditos de proveedores pueden ser útiles, pero en general uno apela a ellos cuando tiene problemas en conseguir fondos de otra naturaleza. Entonces, haber accedido a estos fondos de libre disponibilidad como elemento complementario del ahorro interno me parece positivo”, consideró.

Muchos economistas plantean que el empresario en la Argentina adopta conductas cortoplacistas por culpa del Estado. De ese modo, una menor intervención estatal haría más eficiente el sistema económico. Ferrer agrega una salvedad, irritante para esos colegas. “Acá la culpa es del Estado neoliberal, el de la apertura indiscriminada, el que dice que todo lo que viene de afuera es mejor, que le da lo mismo que una actividad importante la haga una empresa extrajera o una argentina y que concibe al mundo como un capitalismo global dentro del cual el país es apenas un apéndice que tiene que seguir la corriente. Ese Estado es responsable de lo que ocurrió en la Argentina, entre otras cosas, de que el empresario piense solamente en el corto plazo”, analiza Ferrer.

“¿Por qué los empresarios coreanos son tipos innovadores, que exportan y acumulan poder teniendo el dominio de los recursos?, ¿por qué ellos tienen empresarios nacionales? Porque esa es la forma en que se puede ganar plata en esos países. Si vos los traes a la Argentina, donde la mayor parte del tiempo la plata se gana especulando, a los tres meses van a hacer lo mismo que los empresarios locales. Acá no hay un ADN del empresario argentino. El régimen neoliberal generó un escenario de incertidumbre en el largo plazo en donde la ganancia de corto es prioritaria. Acá no valen las fórmulas simplistas, no existe posibilidad de desarrollo y de construcción del empresariado nacional sin un fuerte Estado nacional que defina que la plata se gana invirtiendo y de- sarrollando tecnología”, cerró el economista.

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