ECONOMíA › EL FMI RECOMENDO QUE ARGENTINA REDUJERA SU NIVEL DE GASTO PUBLICO
El organismo multilateral también recomendó devaluar y levantar los controles a las importaciones y a la compra de dólares. Pese a los cuestionamientos, reconoció que la inflación bajó y la confianza de los inversores mejoró.
El FMI recomendó que Argentina reduzca el nivel de gasto público, devalúe su moneda y levante los controles a las importaciones y a la compra de moneda extranjera. A pesar de que su programa se opone al del Gobierno, admite que la situación económica no fue tan mala como esperaba, reconoce la baja de la inflación y de la brecha cambiaria y el mayor nivel de confianza de los inversores a pesar del conflicto con los fondos buitre. Así se resume el panorama que el organismo expuso en su último informe de perspectivas económicas para el continente americano.
El Fondo admite que el crecimiento mundial “continuó siendo modesto y desigual el año pasado y se proyecta que aumente de manera gradual en 2015”. Advierte que las perspectivas para los países desarrollados mejoraron un poco, al revés que las condiciones para los emergentes, en particular para los exportadores de petróleo y China. Para América latina y el Caribe espera que el crecimiento baje por quinto año consecutivo, en el orden del 1 por ciento. “El debilitamiento se concentra en los exportadores de materias primas de América del Sur”, destaca, y estima que Argentina, Brasil y Venezuela se contraigan y que Chile y Perú mejoren.
En ese contexto, el organismo recomienda en general “garantizar la solidez fiscal”, que implica recortar el gasto, y sugiere que “la flexibilidad cambiaria puede jugar un rol fundamental para facilitar el ajuste a condiciones externas más difíciles”, o sea, devaluar las monedas.
A la hora del recetario para cada paciente, el Fondo dice que Argentina necesitará de una combinación de políticas similar a la dedicada a Venezuela, aunque la terapia no necesitaría ser tan agresiva. El organismo no ahorra en calificativos. Muestra su usual desencanto por las políticas de expansión fiscal del Gobierno, aunque admite que el estallido cambiario y en los precios no se concretó. Advierte una mejora en las condiciones financieras aunque sentencia que el país está afuera de la colocación de bonos, algo que la semana pasada quedó refutado con el Bonar 24.
“Los desequilibrios macroeconómicos de Argentina también siguen siendo importantes, tras un período prolongado de expansión fiscal basada cada vez más en el financiamiento del Banco Central”, arranca el Fondo. La obsesión del organismo, quedó demostrada en Europa, es la austeridad fiscal en todo tiempo y lugar: es buena para una economía sobreendeudada, con 50 por ciento de desempleo juvenil y en recesión, de la misma manera que para otro país desendeudado, con inflación y sin capacidad ociosa.
Otro fetiche para el Fondo es la desregulación. Por eso hace hincapié en que “las restricciones invasivas sobre el comercio y los mercados cambiarios han creado una brecha importante sobre el tipo de cambio oficial y el informal del peso”. En el tema comercial, es la misma postura de Estados Unidos, Europa y Japón en su demanda en la OMC, en la que acusan a la Argentina de hacer política industrial mediante el control a las importaciones. En el mercado cambiario, el informe admite que “la brecha se ha estabilizado en 40-50 por ciento desde fines de 2014”.
El documento advierte que la Ley de Hidrocarburos, sancionada en octubre, “mejoró el clima de inversión para las empresas petroleras internacionales, aumentando las chances de explotación del gran potencial de Argentina en el sector de energía”. Sin embargo, sostiene que la economía este año se va a contraer 0,3 por ciento a raíz de la caída del precio de la soja, la debilidad de Brasil y la apreciación del peso.
El Fondo admite que “la inflación retornó a niveles de dos dígitos algo menores” y que “la confianza de los inversores financieros en Argentina también se ha recuperado parcialmente, a pesar de que la confrontación en curso con los que se quedaron fuera del canje (holdouts) impide que el país acceda a los mercados mundiales de bonos”. “El optimismo relativo de los inversores estaría relacionado con el nivel moderado de endeudamiento externo de Argentina y con la expectativa de que algunas de las políticas económicas más distorsivas podrían relajarse tras las elecciones de octubre”, sigue el informe. Es decir, para el Fondo los pesares se explican por la actual política económica y las buenas noticias porque esa política estaría terminando, aunque nunca se caracterizó por la rigurosidad técnica.
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