ECONOMíA › EL PRODUCTO BRUTO INTERNO CRECIO EN EL PRIMER TRIMESTRE 1,1 POR CIENTO EN TERMINOS INTERANUALES
Es la tasa de aumento más alta desde el cuarto trimestre de 2013, a pesar de estar lejos de las “tasas chinas”. El sostén de la economía fue el Estado nacional, cuyo consumo creció al 8 por ciento, muy por encima de los otros rubros.
El Producto Bruto Interno argentino creció en el primer trimestre 1,1 por ciento en relación con el mismo período del año anterior, informó ayer el Indec. Esa tasa de aumento es la más alta desde el cuarto trimestre de 2013, a pesar de estar lejos de las “tasas chinas” que desde hace un tiempo dejaron de dominar no sólo el escenario nacional, sino también el crecimiento de las economías de la región. En relación con el último trimestre del año pasado, los datos oficiales registran un incremento de la actividad del 0,2 por ciento. El sostén de la economía fue el Estado nacional, cuyo consumo creció al 8 por ciento, muy por encima de los otros rubros. A nivel sectorial, se destacó el aumento de la construcción, la actividad agropecuaria y el sector financiero. Por otro lado, ayer se conoció que la actividad en abril subió 1,7 por ciento interanual (ver aparte).
A grandes rasgos, el PIB se puede medir desde el lado de la demanda y de la oferta, ya que lo que se consumió e invirtió iguala a lo producido si se descuenta la variación de stocks. La demanda se compone del consumo público y privado, la inversión y las exportaciones de bienes y servicios.
El único rubro que desde el lado de la demanda contribuyó en forma decisiva al crecimiento fue el consumo público, que subió un 8 por ciento. De todas formas, las erogaciones corrientes del Estado representaron algo menos de una octava parte del PIB total. El mayor componente fue el consumo privado, que avanzó 0,8 por ciento. Se espera que esa variable adquiera mayor dinámica en el segundo y tercer trimestre, por el efecto de las paritarias y la suba de las asignaciones familiares.
Otro componente de la demanda es la inversión, que creció 0,5 por ciento. La desagregación de ese rubro muestra que la construcción creció 5,2 por ciento y la compra de maquinaria y equipo importado, 4,9 por ciento. En cambio, la maquinaria y equipo nacional cayó 1,8 por ciento. Además, el equipo de transporte nacional bajó 5,2 por ciento y el importado, 36,2 por ciento. La inversión en investigación y desarrollo, en cambio, mostró una suba de 2,8 por ciento en el primer trimestre. El último componente de la demanda son las exportaciones, que bajaron 1,4 por ciento por la caída de los precios internacionales de los commodities.
Por el lado de la oferta, la industria manufacturera cayó 0,4 por ciento frente al nivel de producción del año pasado. Es el tercer período consecutivo de caída interanual de la manufactura, ya que en el cuarto y tercer trimestre del año pasado lo hizo en un -2,3 y -1,2 por ciento, respectivamente. En este punto, el Gobierno advierte que la situación industrial está muy influenciada por la dinámica del sector automotor, afectado en primer lugar por la caída del mercado brasileño.
El comercio mayorista y minorista avanzó 0,6 por ciento, sostenido en cierto punto por las políticas de estímulo a la compra en doce cuotas. El sector de transporte y almacenamiento bajó 0,2, mientras que la intermediación financiera creció 3 por ciento, resultado que guarda relación con la mejora de la rentabilidad de las colocaciones de los bancos privados, como son las Lebacs. En tanto, los servicios inmobiliarios, empresariales y de alquiler avanzaron 1,9 por ciento, la administración pública, defensa y seguridad social obligatoria lo hizo en un 2,6 por ciento, en línea con el crecimiento del consumo público.
En el sector primario, la agricultura, ganadería, caza y silvicultura aumentó su nivel de producción 4,6 por ciento. Reflejo de ello es que la cosecha del agro será récord histórico, de 119 millones de toneladas, con subas de la producción de soja, trigo y girasol, entre otros cultivos. La actividad pesquera bajó 8,5 por ciento, mientras que la minería subió 1,3.
La evaluación del valor agregado bruto que mide el PBI permite analizar la transformación de la estructura productiva nacional a lo largo del tiempo. No se trata de producción sino de valor agregado, una distinción que se comprende, por ejemplo, en el análisis del sector electrónico de Tierra del Fuego, cuya facturación creció mucho en estos años, pero en gran medida a partir de la integración de piezas importadas. En ese caso, la producción creció mucho más de lo que avanzó el valor agregado.
La comparación del valor agregado entre el primer trimestre de 2004 y el mismo período de este año muestra que la industria manufacturera permaneció estable, del 22,2 al 22 por ciento. La contracara de ese dato es que el fuerte crecimiento de la producción industrial, del empleo y los salarios tuvo su correlato en la suba de las importaciones de insumos, partes y piezas para abastecer a la manufactura local, que constituye el clásico proceso que caracteriza la aparición de la restricción externa. También cabe señalar que en igual período la industria en la mayor parte de los países de la región perdió peso en manos del sector de servicios y de las actividades primarias, impulsadas por los buenos precios internacionales. Además, en estos años, según el Indec, subió el peso del comercio en el valor agregado, de 14,6 a 17,1 por ciento y del sector financiero, de 3 a 6 por ciento.
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