Lun 03.08.2015

ECONOMíA  › EL CRECIMIENTO DE LA PRODUCCIóN DE GRANOS DURANTE LA úLTIMA DéCADA

Un boom rural que no fue sólo soja

La producción de soja, maíz, girasol y cebada tuvo un incremento de 57 por ciento entre 2003 y 2014 al pasar de 65,2 a 102,4 millones de toneladas. Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe concentraron el 86,7 por ciento de la producción.

› Por Sebastián Premici

La producción de los granos tradicionales, soja, maíz, girasol y cebada, tuvo un incremento de 57 por ciento entre las cosechas de 2003 y 2014. El país pasó de generar 65.252.933 a 102.441.789 toneladas para la cosecha 2013/2014. Este crecimiento puede explicarse tanto por un incremento del área sembrada de 22 por ciento como del mayor rendimiento por hectárea que tuvo una suba de 28 por ciento. Si bien la expansión de la frontera agropecuaria es asociada casi exclusivamente con el avance de la soja, el área sembrada para las producciones de las economías regionales fue mayor, con un promedio de 52 por ciento. De hecho, el total de las producciones tradicionales redujo su participación en el total cosechado en un 0,5 por ciento. Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe concentraron el 86,7 por ciento de la producción de granos tradicionales.

La participación de la oleaginosa medida en hectáreas sobre el total del país pasó de 54 por ciento al 59 por ciento. Ganó 5 puntos porcentuales, pero el maíz ganó 6 puntos porcentuales y la cebada, dos puntos. El trigo pasó de presentar el 22 por ciento del área sembrada al 11 por ciento. Este no es un fenómeno reciente. La pérdida de superficie sembrada de este grano puede evidenciarse desde la década del ’80, cuando representaba el 35 por ciento del total del área sembrada. En los ’90 cayó al 29 por ciento, en la década de 2000 llegó al 21 por ciento hasta el actual piso. Sin embargo, esta merma no impidió que el trigo sea rentable, independientemente de los precios internacionales y de las regulaciones sobre el sector (ver aparte).

Desde hace varios años se habla casi exclusivamente de la sojización del país, lo que resulta cierto, en parte. No menos cierto es que la producción de maíz creció a un ritmo mucho más acelerado que la soja durante los tres gobiernos kirchneristas. Cuando la oleaginosa aumentó su producción en un 69 por ciento, con un ritmo de expansión del área sembrada de 35 por ciento y un aumento del rendimiento de 26 por ciento, el maíz tuvo un fenomenal aumento de 121 por ciento. El área cosechada también registró un avance de 107 por ciento. La diferencia entre ambos cultivos estuvo en el rendimiento, ya que el maíz sólo se expandió en un 7 por ciento. La explicación para este diferencial quizás radique en la incidencia de los paquetes tecnológicos aplicados para la soja.

En la cosecha 2003/04, la producción de maíz fue de 14,9 millones de toneladas. Luego de la crisis de 2008/09, bajó a 13,1 millones de toneladas y luego tuvo alzas y bajas hasta llegar a las 21,1 millones de toneladas en la cosecha 2011/12. Pero en los siguientes dos períodos alcanzó las 33,08 millones de toneladas. Los años que van desde 2011 hasta 2014 coinciden con la recuperación del stock ganadero y con un mayor consumo y producción de cerdo y pollos. Esto es relevante ya que el maíz es utilizado como forraje para la alimentación de estos animales.

- Buenos Aires. Tuvo un incremento en su producción de granos de 45 por ciento, con una expansión del área sembrada de 32 por ciento pero con un exiguo avance en su productividad (10 por ciento). La cosecha de soja pasó de 7.852.000 toneladas en 2003/04 a 17.143.373 en 2013/14 (118 por ciento). El área cosechada tuvo una expansión de 105 por ciento. Pero el rendimiento avanzó solo un 6 por ciento. El maíz, en cambio, tuvo una expansión de 44 por ciento que se logró a fuerza de aumentar el área sembrada, con una suba de 57 por ciento, aunque la productividad decreció un 8 por ciento. En los últimos años, los productores también se volcaron hacia la cebada, que de alguna manera reemplazó al trigo. El incremento de la producción de este cultivo fue de 361 por ciento, con una expansión de las hectáreas cosechadas de 252 por ciento. Si la provincia perdió 1,4 millón de hectáreas de trigo en diez años, 788.888 hectáreas de ese total migraron a la cebada.

- Córdoba. La producción de los cultivos analizados tuvo un incremento de 92 por ciento, con una expansión del área cosechada de 27 por ciento. También hubo un fuerte aumento de la productividad, calculada en un avance de 51,0 por ciento en toda la serie analizada (3,80 TN/ha). La oleaginosa saltó de las 8.376.200 toneladas a las 14.917.671 toneladas registradas en el período 2013/14 (78 por ciento). La expansión del área sembrada fue de 20 por ciento y el rendimiento por hectárea tuvo una expansión de 48 por ciento. En cuanto al maíz, el incremento de la producción fue de 200 por ciento, con una expansión del área de 175 por ciento. En términos nominales hay más hectáreas dedicadas a la soja, pero mientras que la oleaginosa incorporó en los diez años analizados 837.328 hectáreas, el maíz lo hizo en 1.068.085 hectáreas.

- Santa Fe. El caso de esta provincia es paradigmático por su bajo nivel de expansión. En 10 años sólo aumentó su producción es un 10 por ciento y redujo su área sembrada en un 4 por ciento. En relación al peso que tiene la provincia sobre el resto del país, retrocedió 6 puntos porcentuales. En cuanto a la producción de soja, la jurisdicción tuvo un incremento de 9 por ciento, con una retracción de 9 por ciento en el área sembrada. Fue la única jurisdicción que mostró una baja en el área cosechada de soja. Y en maíz avanzó en tonelaje en un 45 por ciento y la ampliación del área sembrada, en otro 41 por ciento.

- Entre Ríos. La producción aumentó un 39 por ciento, mientras que el área sembrada tuvo un incremento de 25 por ciento. El avance de la productividad fue de un 12 por ciento. La oleaginosa avanzó un 72 por ciento con una expansión del área sembrada de 26 por ciento. En el caso del maíz, si bien el área sembrada trepó un 32 por ciento, la producción cayó un 3 por ciento. Esto se explica porque el rendimiento por tonelada sufrió una baja de 27 por ciento al pasar de 7,45 TN/ha a 5,47 TN/ha.

Por fuera de las provincias “tradicionales”, hay que destacar el rol de Santiago del Estero en la producción de maíz, que pasó de producir 408.240 toneladas en 2003 a las 4.634.110 toneladas el año pasado, un incremento de 1035 por ciento. El área cosechada subió un 526 por ciento y la productividad, un 81 por ciento.

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